chicas no me maten, pero necesito publicarla o se me va a ir la idea
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capítulo 6
Al llegar al restaurante, ambos fueron guiados hasta una mesa cerca de la entrada. Vivían, al ver tantos rostros conocidos, intentó pasar desapercibida, pero pronto algunas de las mujeres con las que solía compartir cócteles y reuniones de la alta sociedad se acercaron a saludarla.
—¿Señora Lauren, cómo ha estado?
Al oír ese apellido, Vivían miró a la mujer que había hablado y respondió con cortesía:
—¿Cómo está, señorita Black? Muy bien, gracias por su preocupación.
—Oh, no es nada. La vi ingresar y me dije que tenía que venir a saludarla. Hace años que no la vemos por nuestro círculo. Su esposo siempre nos comenta que sus estudios la mantienen ocupada y por eso no ha asistido a los eventos en los últimos años. Pensé que algo le había pasado...
Vladímir miró a la mujer con evidente molestia e interrumpió la conversación:
—Señorita Black, no quiero parecer grosero, pero la señorita está en una reunión conmigo. ¿Sería tan amable de dejar este asunto para otro momento?
Vivían lo miró mal y añadió con una sonrisa forzada:
—Gracias por su preocupación, pero como verá, estoy bien. Lamento no poder seguir conversando, pero...
La joven miró de reojo al CEO, y, al percibir la tensión, asintió con algo de temor a ofender al empresario más poderoso de Los Ángeles.
—Claro. Lamento la interrupción. Con su permiso.
Se alejó prácticamente corriendo. Vivían, al volver a mirar a su hermano, preguntó con sarcasmo:
—¿Era necesario?
—¿Qué? ¿Qué hice?
Ella sonrió y negó con la cabeza. En su familia eran así los cuatro. Su padre era un hombre amable y amoroso con los suyos. Desde que había llegado, se había encargado de cubrirla de cariño. Pero eso solo lo sabían sus hijos. Para el resto del mundo, Sergei Vitale era un hombre despiadado, sin corazón, capaz de aplastar a cualquiera que considerara un obstáculo.
Por otro lado, estaban Nikolai, Alek y Vladímir. Aunque muy distintos entre sí, cuando se trataba de la familia estaban completamente unidos. Nikolai, el mayor, era como un segundo padre para los mellizos, Alek y Vladímir, quienes lo seguían con absoluta lealtad. A pesar de ser dos años menores que Vivían, durante los tres últimos años se habían encargado de cuidarla como si fuera la menor del grupo.
Mientras esperaban el almuerzo, Vivían preguntó:
—¿Cómo van las cosas por aquí? Escuché que te va bien en el negocio de...
—Vivían, no te ofendas, pero quiero que hablemos de ti. Llevo meses sin verte y no tengo ganas de hablar de trabajo, a menos que sea para convencerte de aceptar la propuesta de unirte a la empresa familiar...
—Muy bien, hablemos de mí entonces...
Vladímir sonrió de lado, ya sabiendo que su hermana se negaría a trabajar con ellos, y se dispuso a escucharla hablar de todo lo que había hecho durante su tiempo distanciados.
La comida no tardó en llegar. Una vez terminaron de almorzar, Vivían sacó su chequera, y Vladímir frunció el ceño.
—¿Qué haces? —preguntó, poniendo su mano sobre la de ella.
—¿Qué más? Esta vez me toca pagar la cuenta.
—Ni de chiste. Guarda eso.
—No me gusta discutir. Yo pago la comida y tú invitas el helado. Conozco un lugar donde sirven los mejores.
Vladímir la miró serio, pero al ver su sonrisa, asintió. Sabía que no podría hacerla cambiar de opinión.
Mientras ambos disfrutaban su momento ajenos a todo, las redes sociales se incendiaban. Nadie entendía qué hacía la señora Lauren tomada de la mano del hombre más codiciado de la alta sociedad en los últimos meses. Las conjeturas no se hicieron esperar, y cuando Camila las vio, estalló de ira. No entendía cómo esa mujer, que a su parecer no era nadie, tenía conexiones tan influyentes.
Por otro lado, quien tampoco estaba nada contento con lo que ocurría era Mark. Luego de su encuentro con Vivían, se dirigió a su empresa para hablar con su mejor amigo y vicepresidente financiero, Sergio.
—No lo entiendo, Mark. ¿Cómo conoce Vivían a Vladímir Vitale?
—No lo sé, pero es algo que le preguntaré cuando me dé una cita...
—Ja, ja, ja... Vaya, con que esas tenemos. ¿Tienes que pedir una cita para hablar con tu esposa?
—Sergio, no estoy de humor. No me molestes.
—Solo digo que no entiendo qué pasó para que se fuera así, sin darte explicaciones, y ahora regrese... y no sola. —Al ver la mirada asesina de su amigo, agregó—. Solo digo, mira la forma en que ese tipo la mira. Claramente hay amor ahí, no puedes decirme que no lo ves.
—Cállate...
—Está bien, me callo. Solo una pregunta más. ¿Qué le hiciste para que se fuera? Jamás me dijiste por qué se marchó. Y no digas que nada, porque tú la querías. Solo tú sabes si era amor real o de amigos, pero ella te amaba. Todos lo sabíamos. No entiendo qué pudo haber pasado para que desapareciera justo el día en que ambos iban a casarse. Y por cierto, nunca me invitaste a tu boda.
Mark lo miró, se dejó caer en el asiento y confesó:
—Porque no hubo boda.
Sergio lo observó sorprendido, esperando que continuara.
—Le hice firmar los papeles de matrimonio con un abogado, y luego los presenté ante un juez. Eso fue todo.
—¿Qué? ¿Pero por qué hiciste eso?
—Porque creía que quería mi dinero. Su familia estaba en crisis y ella no dejaba de atacar a Camila, quien recién había llegado a la familia Valencia. Pensé que era igual que todos. Y cuando mi abuelo empezó a presionar para que me casara con ella, creí que había sido ella quien lo convenció. Estaba dolido. Sabes cómo sufrió mi madre por casarse con alguien que solo quería su fortuna. Cuando volví de Londres, la vi igual. Aunque intenté convencerme de lo contrario, sus actitudes, sus críticas a los vulnerables, y cómo dejaba mal a Camila en público... me decepcionaron. Cuando mi abuelo me dio el ultimátum, hice eso. No iba a permitir que mi primo tomara la presidencia, pero tampoco quería que ella sintiera que había ganado algo. Así fue como lo manejé.
Sergio lo observó en silencio, procesando toda esa información.
—Hablas en pasado... ¿Sigues creyendo eso?
—No lo sé. Ella intentó muchas veces decirme que no todo era lo que parecía. Me advirtió que Camila no era tan inocente como yo pensaba. Pero jamás quise escucharla. Hoy me entregó su celular... Los mensajes que vi no eran de la mujer que creí conocer. Camila le ha enviado fotos, videos y mensajes todos los días desde que ella se fue, diciéndole lo felices que estábamos y lo bien que nos iba sin ella. No entiendo por qué hizo eso. Es algo que también tengo que hablar con ella cuando tenga la oportunidad...
Sergio lo miró con una mezcla de compasión y frustración. No entendía cómo un hombre tan inteligente podía ser tan ciego a veces. Sin hablar más del tema, ambos se enfocaron en los asuntos pendientes relacionados con la nueva colaboración de la marca de autos **XRV Motors**.
Es el famoso libre albedrío, del que todos ante una disyuntiva echamos manos ✋ y optamos por algo en entredicho 👍🏻🙌
Y tampoco ha habido acción 🤷 de él hacia Camila, para que descubran la joyita que es 🤨😵🤯