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Tuve Un Hijo Con Un Villano

Tuve Un Hijo Con Un Villano

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Arrogante / Época / Embarazo no planeado / Villana
Popularitas:36.8k
Nilai: 5
nombre de autor: AMZ

Tras una noche en la que Elisabeth se dejó llevar por la pasión de un momento, rindiendose ante la calidez que ahogaba su soledad, nunca imaginó las consecuencia de ello. Tiempo después de que aquel despiadado hombre la hubiera abrazado con tanta pasión para luego irse, Elisabeth se enteró que estaba embarazada.
Pero Elisabeth no se puso mal por ello, al contrario sintió que al fin no estaría completamente sola, y aunque fuera difícil haría lo mejor para criar a su hijo de la mejor manera.
¡No intentes negar que no es mi hijo porque ese niño luce exactamente igual a mi! Ustedes vendrán conmigo, quieras o no Elisabeth.
Elisabeth estaba perpleja, no tenía idea que él hombre con el que se había involucrado era aquel que llamaban "el loco villano de Prusia y Babaria".

NovelToon tiene autorización de AMZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 19

El tren avanzaba con el traqueteo constante de las ruedas sobre los rieles, dejando atrás el grisáceo perfil de Potsdam. Heinrich se mantenía inmóvil en su asiento, los codos apoyados en los apoyabrazos de madera y los dedos entrelazados, mientras su mirada se perdía en el paisaje desenfocado tras la ventanilla. A su alrededor, los demás pasajeros conversaban en voz baja o hojeaban periódicos, pero él apenas notaba su presencia.

No podía dejar de pensar en ella.

Al principio, se dijo que era preocupación profesional. Después de todo, Elisabeth estaba a término, y aunque su salud era buena y el bebé mostraba signos firmes de fortaleza, era una paciente sin apoyo familiar, sin esposo y con un pasado desconocido. Él solo cumplía su deber. Solo eso.

Pero era mentira.

Desde el momento en que la dejó en su puerta, con esa sonrisa tranquila y las palabras de aliento que le ofreció, Heinrich sintió una punzada en el pecho. Una especie de vacío que lo sorprendió por su intensidad.

No era la primera vez que Elisabeth le provocaba algo que no sabía nombrar.

Sus gestos simples, su forma silenciosa de agradecer, su mirada fuerte y serena cuando defendía lo suyo… y esa ternuraque la caracterizaba. Era sincera, como un lago cristalino, con sus sentimientos y deseos, sí le gustaba algo lo diría, sí no le gustaba también, había fortaleza en aquella figura tan delicada, había firmeza en sus desiciones, había bondad en sus formas y acciones, lo que no había era malicia o codicia, Heinrich se dio cuenta, casi con vergüenza, de que llevaba meses observando más de lo que debía. De que había esperado cada visita, cada excusa para pasar por su casa, con una impaciencia que antes atribuía al sentido del deber.

Ahora no podía mentirse.

—¿Desde cuándo?—, se preguntó en silencio. ¿Desde cuándo su voz le parecía necesaria en el día? ¿Desde cuándo buscaba motivos para alargar las consultas, para quedarse a conversar unos minutos más, aunque fuera de cualquier tontería?

¿Desde cuándo sentía esta incomodidad en el pecho con solo imaginar que alguien pudiera hacerle daño?

Se llevó una mano al rostro, cubriéndose los ojos, y dejó escapar una risa baja, apenas un soplo.

—Vaya estupidez… —murmuró, negando con la cabeza.

¿Cómo iba a mirarla entonces, sabiendo lo que sentía? ¿Cómo iba a enfrentar esos ojos cuando entendiera que ya no podía fingir neutralidad? Elisabeth era fuerte, sí. Y también le debía tanto. ¿Pero podría soportar él seguir fingiendo que solo la veía como una amiga?

—No es correcto—, pensó— No en este momento. No con un hijo en camino. No cuando su mundo está tan lleno de incertidumbre...

Pero por más que lo pensara, la inquietud no se apagaba. La ausencia de su voz, de su presencia… ya lo estaba desgastando, y apenas llevaba unas horas fuera.

Heinrich apoyó la cabeza en el respaldo del asiento, cerró los ojos y murmuró apenas:

—Será un viaje largo...

El día amaneció gris, cargado de una humedad que calaba los huesos. Elisabeth se despertó temprano, sobresaltada por una sensación que no supo describir. Algo dentro de ella se había desplazado, una presión distinta, un dolor leve pero persistente en la parte baja del abdomen. Era como si el mundo se hubiese vuelto más denso, como si el aire costara más de respirar.

Falko estaba inquieto. El lobo, siempre silencioso y sereno, iba y venía por la pequeña casa con pasos ansiosos, emitiendo leves gruñidos al mirar la puerta como si esperara algo… o temiera algo.

—Falko… —susurró Elisabeth, acariciando su lomo—. Estoy bien, tranquilo.

Pero incluso mientras decía esas palabras, supo que no era cierto.

La incomodidad se volvió punzada. Luego una contracción. No fue fuerte, pero fue clara.

Elisabeth cerró los ojos, una mano sujetando el borde de la mesa para no perder el equilibrio. Y entonces, como si el destino mismo hubiera escuchado su súplica muda, alguien llamó a la puerta.

Era Martha, la partera que Heinrich le había dejado de confianza.

—Tenía el presentimiento de que debía venir temprano —dijo, quitándose la capa empapada—. Y por cómo te veo… fue una buena decisión.

Elisabeth no discutió. Apenas asintió, tragando saliva mientras el sudor comenzaba a perlar su frente.

El trabajo de parto fue largo.

Las horas se deshicieron como niebla, entre espasmos de dolor, toallas empapadas y palabras de aliento. Martha era firme, sabía lo que hacía. Y Elisabeth, aunque jadeaba, aunque en algunos momentos sentía que el dolor la partiría en dos, no gritó. Ni una sola vez.

Sus ojos, aunque empañados, seguían fijos en el techo, en algún punto invisible, como si se aferrara a algo que estaba más allá del dolor, más allá del presente. Como si esperara que ese sufrimiento diera a luz no solo a un niño, sino también a una nueva vida para ambos.

Y entonces, cuando el sol ya había descendido tras las nubes espesas, se escuchó un llanto.

Un llanto fuerte. Vivo. Imponente.

Martha sonrió con cansancio mientras envolvía al bebé.

—Es un niño… y fuerte, como un potrillo recién nacido —dijo.

Elisabeth no respondió, su corazón latía con fuerza, descompasado. La frente perlada de sudor, los labios secos, los brazos temblorosos. Aún así, los extendió con urgencia, necesidad… con amor. Y cuando por fin lo tuvo en brazos, cuando ese pequeño ser fue colocado contra su pecho, el mundo se detuvo.

Él.

Su hijo.

Tan diminuto, tan perfecto, tan real.

Elisabeth sintió que el aire le fallaba al mirarlo con claridad. El cabello negro, espeso, ligeramente ondulado. Las facciones marcadas incluso en su tierna edad, el ceño fruncido, y esos ojos… esos ojos helados y penetrantes que ya había visto antes.

Un lago invernal. Inmóvil, hermoso, aterrador.

—Dios mío… —susurró sin aliento—. Eres igual a él…

No era una figura vaga en su memoria. No era una impresión. No era algo que pudiera ignorar. El bebé era la viva imagen de Dietrich, como si la sangre de ese hombre se hubiera manifestado en su forma más pura, más innegable, más inevitable.

Pero el temor que eso pudo haber despertado en otro momento fue barrido por otra emoción: un amor tan profundo y visceral que la atravesó por completo.

—Eres mío —murmuró, besando su frente húmeda—. Aunque te parezcas a él… tú eres mí bebé.

El niño cesó su llanto, respirando con dificultad mientras buscaba refugio en su piel. Elisabeth lo abrazó con una fuerza casi desesperada, y se quedó así, en silencio, respirando su olor, sintiendo su calor.

—¿Cómo debo llamarte…? —preguntó en voz baja, como si él pudiera responder.

Pensó en nombres, hasta entonces no lo había hecho. Pero su mente, sin quererlo, se deslizaba hacía sonidos que se parecían demasiado al nombre que ella quería evitar.

—No, no —negó en voz baja, sintiéndose tonta—. No quiero que lleves su nombre.

Pero cuando volvió a mirar esos ojos, no pudo evitar sonreír débilmente, rendida.

—Tal vez uno que suene fuerte, elegante… pero que aún así sea tuyo.

Su mente jugó con las sílabas, con las emociones, con la herida y la esperanza. Y al final, musitó un nombre que no era Dietrich… pero que llevaba algo de su sombra, algo de su eco, algo que también era nuevo.

—Te llamarás Derrick—susurro dándole un beso en la frente.

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Nena
Va a arder Troya, si al que ella le cortó la oreja, lo colgó, va a ser capaz de mucho, contra el Kaiser y su princesita no será fácil si le llegan a tocar un cabello a sus amores....porque si ese hombre en su brutalidad y locura la quiere🥰🥰🥰🥰
Aracelis Durango
Menos mal Dietrich llego a tiempo ahora que revisen al bebé y se den cuenta que Heinri lo enfermo a propósito ja pobre se llamaba
FairyTessa
yo digo que le dara el lugar de la señora de la casa y su heredero .... aunque no es bueno con las palabras si con las acciones....
Mitsuki G
En verdad espero que esté Dietrich le demuestre con acciones no es quien todos dicen que lo juzgan y sobre todo que vea que es un buen compañero para ella y su hijo y cuando llegue a su hogar este Dietrich defienda a su hijo como a Elizabeth que será su esposa no una simple concubina si esa que se apropió de su hogar la saqué de ahí el cumplió hará que le cumpla si no quiere tenerlo de enemigo que esa loca ni sueñe de ser la concubina que no la acepte que se ponga ahora sí al brinco le ayudo merece ser libre con su mujer en verdad que la corra con todas y sus cosas
Alma Delia Morales
Y cuando llegué a casa y vea a Amlis adueñandose de todo que hará???
Yecenia Aguirre González
Y a cada momento se pone más fuerte la situación Diooooooosss
Alma Delia Morales
Ese médico es una verdadera porquería un lobo con piel de oveja
Marcy Mireille Avendaño Bendezu
👍🏻
Ginebra
Y la fiebre del bb
Traía médicos con él Dietrich
Q pasara si ese doctor q hecho le hizo algo y a ella la intimido con el bb y lo dejo ir así como así
Autora denos más capítulos /Chuckle/ jejejeje q intrigada me quede /Shy/. Gracias por su Novela.
FairyTessa
solo espero que la loca no les haga nada al enterrarse de su existencia
eva quispe
silencio! empezó mi novela favorita
rutyy A H
es genial
Aracelis Durango
Ese doctorsito enfermo al bebé a propósito JA deja que Dietrichk se entere no la cuenta, mejor dicho ya es difunto jejejejejejeje
Jadella🦋
Espero que ellos puedan hablar y entenderse y proteger a su bebé
Yecenia Aguirre González
Diiiiosssss esto se puso color de hormiga!!!!! maratón maratón maratón maratón
Nena
El sabe que no actuó correctamente, pero ya aceptó que la quiere en su vida, por eso la buscó, según él necesitaba arreglar las cosas primero, pero la princesa loca no se la quiere poner fácil....tienes trabajo para ganarte a tu amada Dietrich🥰🥰🥰
JOGXANDY BELLO
oh doctorcito eres inteligente y me caes bien pero como veras este loco no juega carrito, no deberia desafiarlo.! jejeje vete antes que sepan q enfermaste a el niño
Mitsuki G
Solo espero que Elizabeth le de una oportunidad de hablar vea que no es la bestia que él piensa que regreso por ella la busco que se fue para tener un mejor lugar para vivir que se quede con ella una temporada que lleve juntos a su hijo a la capital estando ahí convivan y se casen así cuando llegue a su hogar esa loca vea que ya está casado tiene a su heredero fue el acuerdo antes que lo quisiera romperlo pero ya no será libre
Elilu 🇲🇽
en este punto me da penita Amelia (nahhh) mensa ella esperando a Dietrick para casarse y este hombre parece hombre lobo buscando a su destinada, sí llegando a su castillo la encuentra la va a matar porque dudo que con el desespero con que buscó a Elizabeth no creo que quiera renunciar a ella y menos a su hijo.
Arely Castañeda
sin ser abusiva jajaja
otrooo capitulo
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