Desiree

Hola, chicas:

En el capítulo anterior mencioné que el capítulo 22 sería reescrito. La verdad es que no me gustó el rumbo que tomó la historia. No sé qué me pasó, pero siento que a Dess le sobraba ese comportamiento hacia su madre (¡dan ganas de darle un guantazo por eso!). Sin embargo, era necesario para que baje un poco de su nube.

Quiero aclarar que no habrá madre enferma, embarazo, ni tíos trayendo malas noticias en esta nueva versión. Les pido disculpas por los cambios y espero que el nuevo capítulo les guste. ¡Gracias por su paciencia y apoyo!

Cap  22

Tres meses después.

Vlad me había advertido que sería difícil, y tres meses después de que mi madre se fue, puedo decir que sí, lo es. Me inscribí para estudiar Derecho en la Universidad Estatal de San Petersburgo (SPbU), una de las instituciones más prestigiosas de Rusia. La carrera de Derecho en Rusia, también conocida como Jurisprudencia, tiene una duración de cinco años y otorga el título de licenciatura. Es difícil, más siendo extranjera, pero creo que puedo con esto.

Al principio, todo me resultó un poco abrumador: el idioma, las costumbres, las expectativas académicas… Pero poco a poco me fui adaptando. La universidad es impresionante, con su arquitectura clásica y su ambiente tan profesional. Cada vez que entro a las aulas, siento la presión de estar cumpliendo una misión más grande que solo estudiar. La gente no lo entiende, pero para mí, estar aquí es más que un simple paso académico. Es una forma de demostrar que, aunque mi vida esté llena de caos y complejidad, puedo ser algo más que una "mujer de la mafia". Quiero demostrarme a mí misma que no estoy limitada por el mundo en el que nací.

El plan de estudios es pesado. Hay tanto que aprender, desde teoría del derecho hasta materias más prácticas como derecho internacional y penal. No es fácil equilibrarlo con mi vida personal, pero tengo que hacerlo. A veces siento que mi cabeza está a punto de explotar, entre los estudios, el entrenamiento con la familia de Vlad, y el estrés de adaptarme a este nuevo rol de "Koroleva" en la mafia rusa. Pero sé que si lo logro, tendré todo lo que siempre quise, aunque eso signifique pagar el precio de un sacrificio constante.

Vlad y yo estamos construyendo nuestra vida poco a poco. Todavía tenemos mucho que aprender el uno del otro, pero al menos estamos haciendo lo posible por que funcione. No es fácil, como me dijo, pero estoy aquí, luchando, estudiando y creciendo. A veces me pregunto si mi madre tiene razón, si de verdad debería quedarme en la sombra, hacer lo que se espera de mí… Pero luego pienso en Derek, en Vlad, en todo lo que quiero para nosotros, y eso me da fuerzas para seguir.

Sé que esto es solo el comienzo. Es mi primer año y tengo que dividirme en mil partes para cumplir con mis obligaciones. Ser esposa de Vlad no ha sido un desafío fácil, pero cada día nos entendemos mejor y nos apoyamos mutuamente. Mi pequeño hermanito se queda con mi suegra las horas que estoy fuera de casa. Pero… me siento triste, porque desde que me casé, desde el ataque cuando llegamos a Rusia, no sé nada de mis hermanos, y mucho menos de mi padre.

Acepto que actué mal al echar a mi madre de mi casa de la forma en que lo hice, pero, ¿por qué no se ponen en contacto conmigo? ¿Será que mi papá está tan enojado conmigo por mi actitud que decidió darme un escarmiento? ¿Y qué hay de mis hermanos, Leon, Patrick y Chris? Ni un mensaje ni llamada en tres meses. Siento que algo no va bien. He preguntado a mis suegros, y ellos me dicen que están todos bien porque están muy ocupados con sus propias vidas.

Mi tío Theo, el líder de la mafia italiana de la Cosa Nostra, me llama con regularidad y prometió visitarme en los próximos días, lo mismo mi tío Connor y mis primos. El resto de mi familia actúa conmigo igual. Mis abuelos están felices porque comencé la universidad, pero me sigue haciendo falta la presencia de mis padres y mis hermanos.

—¿En qué piensas, cariño? —Vlad acaricia mi espalda suavemente mientras me abraza. Su voz es baja y tranquila, pero siento que hay preocupación en ella—. Estás muy dispersa últimamente. ¿Te sientes bien?

Me estremezco un poco ante su pregunta, ya que la verdad es que no me siento bien en absoluto. El peso de todo lo que ha pasado me está aplastando, y ya no puedo esconderlo. Respiro hondo antes de hablar, tratando de organizar mis pensamientos, pero al final, solo salen las palabras que han estado atoradas en mi garganta todo este tiempo.

—La verdad es que no. No estoy bien. —Mi voz suena vacía, y me sorprendo al escucharla—. Extraño a papá y a mis hermanos. Y además… siento que le debo una disculpa a mi madre. He sido una malcriada.

Vlad guarda silencio por un momento, pero no puedo evitar notar cómo se tensa un poco al escuchar mis palabras. Él siempre ha sido protector conmigo, a veces demasiado, pero en momentos como este, siento que me entiende más que nadie. Su respuesta llega rápidamente, pero su tono es suave, como si quisiera suavizar la verdad.

—No digas eso. No fuiste una malcriada, fuiste cruel. —Sus palabras no son duras, pero hay un rastro de enojo en ellas, un enojo que no está dirigido hacia mí, sino hacia lo que hice, lo que ambos sabemos que fue incorrecto.

Es cierto. Le dije cosas horribles a mi madre. Cosas que ni siquiera puedo justificar. Mi corazón se aprieta al recordarlas. Mi madre no es fácil de tratar, es verdad, pero eso no le daba derecho a decirle lo que le dije.

—Lo sé —respondo en un susurro, mirando al suelo. Mi mente se revuelca en pensamientos contradictorios. Mi madre puede ser dura, lo sé, y muy controladora, pero siempre fue lo único que tuve en mi vida. De alguna manera, siempre quiso lo mejor para mí, aunque de su propia forma, y por mucho que me cuestione, eso no ha cambiado.

Vlad me mira en silencio, como si estuviera esperando que continúe. Cuando levanto la vista, sus ojos grises están llenos de una mezcla de comprensión y tristeza. Él sabe lo que estoy pasando, lo que realmente me duele. Mi relación con mi madre siempre fue complicada, pero lo que más me duele es la distancia que ahora siento entre nosotros.

—¿Por qué no se ponen en contacto conmigo? —La pregunta sale de mis labios sin pensar. Estoy confundida, y la sensación de abandono me ha estado consumiendo poco a poco. Tres meses sin noticias. Tres meses en los que me han ignorado por completo. Mi familia... ¿por qué no pueden simplemente hacer una llamada? ¿Por qué no pueden dejar de lado el orgullo y hablarme?

Vlad sigue acariciándome la espalda en silencio, y no es hasta que escucho su voz nuevamente que me doy cuenta de lo tensa que me siento, de lo tensa que estoy realmente.

—Tal vez están esperando que seas tú quien dé el primer paso —dice él, con una calma que me irrita y me alivia al mismo tiempo. Es como si tuviera la respuesta correcta, como si ya hubiera aceptado que la vida a veces es más compleja de lo que parece.

—Yo... —No sé qué responder. Mi mente está demasiado revuelta, demasiado quebrada. Todo lo que puedo hacer es mirar a Vlad, como si él pudiera darme las respuestas, como si tuviera el poder de resolver este caos emocional en el que estoy atrapada.

Vlad me toma las manos, y al hacerlo, siento un ligero consuelo. No todo está perdido. No todo es tan oscuro como parece.

—A veces, la familia no sabe cómo manejar las cosas, Dess. Ellos también están lidiando con sus propios miedos, sus propios orgullos. Pero eso no significa que no te quieran. —Me mira intensamente, como si quisiera que comprendiera algo importante en sus palabras—. No todo lo que hacemos es perfecto, y no siempre entendemos cómo llegar a los demás, pero siempre hay un camino. Solo tienes que decidir si vas a esperar que te encuentren o si vas a dar tú el primer paso.

Siento una presión en mi pecho, algo que se libera ligeramente con cada palabra que Vlad dice. Sé que tiene razón. Y aunque no puedo perdonarme por lo que le dije a mi madre, también sé que debo encontrar una forma de sanar, de volver a conectarme con mi familia. No puedo seguir esperando, no puedo seguir con esta incertidumbre constante.

Vlad me aprieta la mano, rompiendo el silencio que se había instalado entre nosotros, y por primera vez en mucho tiempo, siento que estoy en el camino correcto. No tengo todas las respuestas, pero sé que, al menos, no estoy sola.

—¿Y si ignoran mi llamada? —mi voz se quiebra ligeramente, y mi mente comienza a llenarse de dudas. Mi madre es tan orgullosa como yo, y sé que si no quiere hablar conmigo, no lo hará. Pero también estoy segura de que no rechazaría mi llamada, como yo nunca rechazaría la suya.

Vlad me observa en silencio, su expresión siempre tranquila, pero sé que está evaluando mis palabras con cuidado. Toma un momento antes de responder, lo cual me da tiempo para pensar en lo que realmente quiero decir.

—Quiero invitarlos yo misma a la ceremonia. Serás el nuevo jefe dentro de dos semanas.

Vlad se recuesta ligeramente en la cama, su mirada fija en mí, y su rostro muestra una mezcla de confianza y comprensión.

—Y tú serás la mujer más importante de la mafia rusa. Pero... la invitación ya fue enviada hace unos días y...

—¿Aceptaron venir? —La ansiedad en mi voz se hace evidente, y una ligera risa escapa de él.

—No te rías, tonto. —Lo reprendo, y lo empujo ligeramente, pero él sonríe de nuevo, aprovechando la oportunidad para acercarse más.

Vlad se desliza sobre el colchón hasta quedar encima de mí, y su cabello largo y oscuro cae como una cortina sobre mi rostro. No puedo evitar sentir un pequeño nudo en el estómago, a pesar de la complicidad que compartimos en ese momento. La cercanía de su cuerpo, su toque, me hace sentir más vulnerable de lo que me gustaría.

—Tu madre tiene que venir, porque es su obligación, y tu padre está tan ansioso por verte como tú lo estás por verlo a él. Tus hermanos, los tíos y los abuelos también asistirán, así que tendrás que hacerte un espacio para organizar la cena familiar aquí en casa luego del evento. También tienes que prepararte para que mi madre te ceda su lugar.

Sus palabras me llenan de una mezcla de nervios y emoción. Saber que la familia, tanto la mía como la de Vlad, estará presente en la ceremonia me da mil años de vida. Pero también siento un vértigo profundo, una sensación de que, al mismo tiempo, todo está cambiando. Tendremos nuevas responsabilidades, y eso significa que nos veremos menos, que los viajes y los negocios se volverán aún más frecuentes. Los cuñados... esos también serán parte del paquete.

—¿Qué hay de tus hermanos? —La pregunta sale de mi boca sin pensarlo, y siento cómo el nudo en mi pecho se hace más grande. Ares y Aiden no tomaron bien que no los hubiera aceptado en mi vida, y Aiden, bueno, se comportó como un idiota. Pero Ares… Ares simplemente desapareció. Mi cuñada Anastasia es genial, pero no la vemos con frecuencia.

Vlad se tensa un poco, su rostro pierde un poco de su serenidad mientras parece reflexionar antes de responder. La molestia es clara en su tono, pero no la dirige hacia mí. La dirige a todo lo que está pasando, a las tensiones familiares.

—No. —Su voz suena baja, casi vacía de emoción. Siento que hay algo más detrás de esas palabras, algo que no está listo para compartir, o que simplemente no quiere discutir en ese momento.

—Pero ahora no quiero hablar de ellos. —Su voz se suaviza, y veo cómo sus ojos se suavizan al mirarme. Entonces, como si hubiera tomado una decisión, se inclina hacia mí y me besa suavemente en el cuello, trazando un camino lento hacia mis labios. Siento su toque delicado, pero también lleno de deseo.

—Vlad… —mi voz se quiebra un poco, y no puedo evitar un leve gemido cuando sus labios llegan hasta mi cuello, luego a mi oído, haciendo que un escalofrío recorra mi cuerpo. Su toque es intenso, pero suave, y me obliga a perderme en el momento.

—Mmm... —muerde suavemente mi labio inferior, haciéndome separarlo, y no puedo evitar un pequeño suspiro cuando sus manos se deslizan por mi cintura, empujándome hacia él.

—Espera… —le pido, aunque mi voz ya está temblorosa.

Él no se detiene, y hay algo en su mirada que me hace saber que ya no va a esperar. Hay un hambre en su deseo que me quema, una necesidad que no puedo ignorar.

—No voy a esperar, quiero tenerte antes de que Drek despierte. Últimamente, nos hace las noches un poquito más difíciles. —Sonríe con malicia, y siento su erección presionando contra mí. Me provoca, y hay algo en esa provocación que me hace dejar de resistirme.

—Bien… —Le sonrío con complicidad, y en ese momento, me dejo llevar por lo que él y yo sabemos que ambos necesitamos. La ansiedad, el miedo, todo se desvanece en ese abrazo, en ese instante de complicidad y deseo que nos pertenece solo a nosotros.