Ana Paula es una chica dulce, esforzada y decidida, que ha construido una hermosa carrera como jugadora de baloncesto, siendo aún muy joven. Tras un accidente, sus sueños se verán destruidos, y para evitar que caiga en depresión, su padre la pondrá como entrenadora del equipo de baloncesto de la universidad de la cual es dueño. Pablo es un joven de familia humilde, con un talento innato para el baloncesto. Después de la muerte de su hermano mayor, se llenará de rabia contra la vida y comenzará a actuar de manera imprudente. ¿Será posible que dos vidas tan diferentes se entrelacen y que nazca el amor? ¿Qué misterios envuelven a estas familias?
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Capítulo 6
Pablo...
Pasé todo el día en casa, jugué un poco con Anabele y después me quedé estudiando. Mi madre y yo apenas nos hablamos, sigue muy enfadada conmigo.
Noté que tiene una tos frecuente, le pregunté a mi hermana y me dijo que lleva así algunos días.
A la hora de la cena, nos sentamos a la mesa.
—¿Qué tal la universidad? —pregunta ella, sirviéndome puré y arroz.
—¡Bien! ¡Me fue bien en todas las materias!
—Así no pierdes la beca...
Trago saliva, por estar mintiendo a mi madre.
—No me estás mintiendo, Pablo, ¿verdad?
—¿Por qué iba a mentir? —pregunto seco.
—¿Estás jugando?
—Ya dije que nunca más, ¡quiero jugar al baloncesto!
—Hijo, eso...
—¡No, mamá! Ese sueño se acabó, ahora quiero graduarme y trabajar con el tío.
—¡Ni se te ocurra! Si quieres trabajar para alguien, ¡que sea en una empresa decente!
—¿Por qué piensas tan mal del tío? ¿Sabes algo que yo no sepa, o esa manía es porque él se opuso a tu matrimonio con ese canalla de mi padre?
—¿Qué? ¿De dónde has sacado esa tontería? ¡Tu padre nunca fue un canalla! Sólo que no estuvo presente en vuestras vidas, ¡porque no lo dejaron! En cambio, tu tío... él nunca me inspiró confianza, ¡ese trabajo misterioso suyo que le trajo riqueza repentina me hace desconfiar! ¿Hasta cuándo vas a alejar a tu padre? ¿No te das cuenta de que él también sufre la pérdida de su hermano? Tu padre te necesita...
—Él ya tiene su familia.
—¡No importa, sigue siendo su hijo! Él te quiere...
Para no discutir, opto por guardar silencio.
—Pablo, ¿me enseñas a jugar al baloncesto? —pregunta, rompiendo el tenso ambiente.
—¿Por qué ahora? —pregunto, arqueando una ceja.
—¡Ya que tú no quieres ser jugador profesional, yo lo seré! Sacaré a mamá de esta vida...
—¡Hija, este deporte es sólo para hombres!
—He visto jugar a mujeres, mamá. ¡Igual que está la NBA, también está la WNBA, para la liga femenina! —afirma la pequeña, justo delante de mí.
Mamá la mira con curiosidad.
—¿Qué pasa? ¡Estudié sobre eso en la escuela! —afirma, encogiéndose de hombros.
—Mi hermana es muy inteligente —digo orgulloso—. Todavía hay prejuicios contra el baloncesto femenino, la gente se tapa los ojos ante esta modalidad, dejando en primer plano sólo el baloncesto masculino, ¡o incluso el fútbol!
—Si ese es tu sueño, te apoyo, ¡hija mía! ¡Pero aun así tienes que estudiar mucho!
—¡Lo sé! —afirma con una amplia sonrisa.
—Pensé que tu sueño era ser médica.
—Todavía soy una niña, ¡no he decidido lo que quiero realmente! —dice haciéndonos reír.
Después de cenar, salgo a la parte de afuera de la casa y me dirijo a la pequeña cancha que hay allí y me quedo pensativo. Estoy preocupado por mi madre, aunque diga que sólo es un resfriado, está muy decaída.
Más adelante, veo el coche de mi tío aparcando al otro lado de la calle. Miro hacia mi casa y como no hay nadie en la calle, me dirijo a su coche.
Uno de sus guardaespaldas me abre la puerta trasera para que entre.
Me siento a su lado y nos saludamos con un rápido abrazo.
—¿Cómo estás, mi querido sobrino?
—Tirando, tío.
—Me han dicho que te va muy bien en la universidad. ¡El primero de la clase!...
—Me estoy esforzando.
—Así me gusta —dice.
—¿Qué haces por aquí? Sabes que si mamá se entera de que estás aquí...
—Seré breve. ¡Necesito que hagas un trabajo para mí!
—¿Trabajo?
—Dentro de unos días, llegará una carga importante y quiero que vayas a mi almacén a hacer el recuento. ¡Sospecho que mi contable está intentando darme un golpe!
—¿Qué clase de carga es? ¿De qué se trata?
—¡No te preocupes, sobrino! No es nada ilegal, ¡soy un hombre muy honesto! Cuando llegue la carga, uno de mis hombres irá a buscarte.
Me limito a asentir con la cabeza, él saca un fajo de dinero de su bolsillo.
—Te pagaré por adelantado.
—No voy a aceptar eso. Ya me estás pagando la universidad, ¡es suficiente! Y ya he dejado claro que cuando esté trabajando te pagaré hasta el último centavo.
—Somos familia...
—¡Pero no tienes ninguna obligación de darme dinero!
—Deja de ser orgulloso —insiste, metiendo el dinero en el bolsillo de mi chaqueta.
Saco el dinero del bolsillo e insisto en devolvérselo, pero no lo acepta.
—Me he enterado de que tu padre te ha buscado. ¡Espero que no te dejes engañar, después de todo lo que hizo!
—No lo olvidaré. ¡Siempre te tendré a ti para recordármelo! —digo con amargura.
—La muerte de tu hermano también fue culpa de tu padre... si no os hubiera abandonado y...
—Si ya ha resuelto lo que venía a tratar, ahora voy a entrar en casa, antes de que mi madre salga y nos vea juntos —digo con aspereza interrumpiéndole.
Hablar de mi padre es muy difícil para mí, recuerdo tantos momentos en los que lo necesité y no estuvo a mi lado. El único que siempre estuvo fue mi querido y amado hermano.
—No te lo tomes a mal, tío... sólo quería...
—Ya sé todo lo que necesito saber.
Salgo del coche dejando el fajo de dinero en el asiento.
Entro en casa, le doy un beso en la cabeza a mi madre, que estaba guardando los platos, y cojo a Anabele en brazos. Se ha quedado dormida mientras veía su dibujo animado favorito.
La acuesto en la cama de mi madre y me voy a mi habitación.
La casa es muy pequeña, salón y cocina juntos, dos dormitorios y un baño. Yo compartía habitación con mi hermano y Anabele con mi madre.