En la vibrante y peligrosa Italia de 2014, dos familias mafiosas, los Sandoval y los Roche, viven en un tenso equilibrio gracias a un pacto inquebrantable: los Sandoval no deben cruzar el territorio de los Roche ni interferir en sus negocios. Durante años, esta tregua ha mantenido la paz entre los clanes enemigos.
Luca Roche, el hijo menor de los Roche, ha crecido bajo la sombra de este acuerdo, consciente de los límites que no debe cruzar. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando comienza a sentir una atracción prohibida por Kain Sandoval, el carismático y enigmático heredero de la familia rival.
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16
Sus labios se encontraron en un beso pausado, sin violencia ni prisa. Fue un beso que transmitía la ternura que ambos compartían, un beso que les permitía comunicarse sin palabras, dejando que sus cuerpos hablaran lo que sus corazones ya sabían. Mientras sus labios se movían con lentitud y cuidado, el mundo a su alrededor parecía desvanecerse. Ya no había lago, ni jardín, ni estrellas, solo ellos dos, en un espacio donde la vulnerabilidad se volvía fortaleza y el miedo se transformaba en amor.
Luca deslizó sus manos por la espalda de Kain, acariciándolo suavemente mientras el beso continuaba, respirando juntos, en armonía. Sabía que estaban dando un paso importante, y aunque era nuevo para ambos, el estar juntos lo hacía todo mucho más fácil, más natural.
Cuando el beso finalmente se rompió, se miraron a los ojos, ambos respirando un poco más rápido, pero con una tranquilidad renovada.
Kain estaba duro, como si su miembro quisiera explotar y salir de sus bóxer y el próximo movimiento que hizo un para nada experimentado castaño, realmente lo volvió loco, lo vio ponerse de rodillas ante él, y bajarle la ropa interior con los dientes. Kain pegó un brinco y no solo él, sino que cuando su miembro fue descubierto golpeó el rostro de Luca.
—¿Me dejas probar? — preguntó Luca desde su posición, pero Kain no podía hablar, tragó saliva otra vez y solo con la cabeza acepto.
Por supuesto que Luca antes saboreó sus labios y luego comenzó a chupar la cabeza con lentitud, cerró un ojo cuando fue adentrándolo más a fondo y cuando sintió que tocó su garganta soltó una arcada, pero aquello le gustó, porque siguió llevándolo hasta el fondo una y otra vez.
— Maldita sea Luca, si sigues así me voy a correr en tu boca, mi vida, — dijo Kain apartando a Luca de él y logrando que soltara su masculinidad.
— Me gusta como sabe. — dijo Luca y Kain se rió.
— No quiero que te sientas mal, Luca, me gusta lo que me estas haciendo, pero quiero probarte, — respondió Kain más suelto.
— ¿Quieres chuparmelo? — quiso saber Luca, quitándose su ropa sobrante.
— Ven aquí, voy a probar algo.
Kain lo tomó de la mano y lo hizo ponerse de pie, esta vez fue él quien se arrodilló ante su novio y sin que este pudiese decirle algo, lo puso de espaldas en su cara, sus nalgadas bien formadas bien cerca de su rostro. Le regaló besos en estas y Luca simplemente tembló.
— ¿Qué harás? Tú no sabes.
— Tú tampoco, y te metiste mi miembro hasta la garganta.
Luca se puso colorado ante las palabras vulgares de su chico.
— Bueno, hasta ahora ninguno de los dos había probado esto, y parecemos niños de 15 años explotando su primera vez, cuando en realidad tenemos 20 años, me da hasta vergüenza. — dijo Luca sin girar.
— Tengo que prepararte un poco o puede doler, — le dijo Kain y esta vez fue más rápido, le abrió las nalgas y metió su cara dentro, al principio Luca sentía cosquillas pero cuando la lengua de Kain comenzó a jugar, su pene se puso tan duro que comenzó a doler.
— Hazlo ya Kain, no lo soporto. — dijo el castaño haciendo que su novio se detuviera.
— Puede doler.
— Puede ser suave.
Kain mordió sus labios y lo acercó un poco a su cuerpo, lo hizo girarse y arrodillarse ante él, le dio un pico en los labios, mirando el estado de su masculinidad y el de su novio ambos duros, soltando líquido.
Ambos se miraron por un segundo pero las palabras bastaban, Luca se acostó, recibiendo a Kain detrás de su espalda, él no lo pensó ni demoró más, simplemente levantó una pierna de Luca y lo escuchó suspirar, al sentir como poco a poco el miembro del pelinegro se abría paso en su interior, cerró los ojos y mordió sus labios. Pero Kain se moría por ver el rostro de su novio, no quería perderse ninguno de sus gestos, así que lo acostó y abrió sus piernas para alojarse entre ellas, Luca lo miró a los ojos y abrió la boca cuando otra vez Kain entró en él. Entraba y salía con suavidad evitando hacerle el menor daño posible, el objetivo era hacerlo disfrutar no sufrir. Luca arañó la espalda de Sandoval y lo obligó a alojarse más dentro de él.
— ¿Te duele? — preguntó Kain.
— ¿Recuerdas que te dije que podía ser suave?
Kain asintió — Sí, amor.
— Puedes ir más rápido, por favor. — aquello que dijo Luca lo volvió loco, le abrió un poco más las piernas y aumentó la velocidad de las embestidas.
Luca gemia y apretaba las caderas de su novio dejando marcas en esta para que no se detuviera. Kain llevó los ojos hacia atrás poniéndolos en blancos, no podía evitarlo, hacerle el amor a su novio realmente lo estaba poniendo mal. Por otro lado, Luca abrió la boca, gritando por el placer y ahora mismo no le importaba si eran escuchados. Kain no lo soportó más y se corrió dentro del castaño, y un segundo después lo hizo el propio Luca, sintiendo todo su semen sobre su abdomen.