Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.
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capitulo 11: "UNA VERDAD AL DESCUBIERTO”
Cuatro días más tarde, Raúl y Henry, estaban frente a una humilde casa, no tan lejos de la de Esperanza. Junto a Clark (El joven prometido de Jane) y otro muchacho más.
-Como pedisteis, lo que pedimos averiguar es que Ignacio viene frecuentemente aquí.- informo Henry.
-¿todos los días? Aparentemente, no hace nada de provecho.- comento Raúl con brusquedad.
-Em... Muy seguido... viene con su amigo.- continuo Henry -¿Sebastián Hernández? Fue prometido de Esperanza si mal no recuerdo.-
-Sí...- dijo Raúl vacilando, mientras veía la casa.
-¿Y qué haremos?- pregunto su amigo
-vos quedaros en la puerta, entro solo.- respondió él en tono firme -vosotros no alejarse.- les dijo a los otros dos.
Cuando Ignacio despertó se exaltó al ver qué había un hombre observándolo desde un sillón sentado.
-¡¿Quien es usted?!- pregunto asustado.
Esto hizo que su compañero junto a él también despertarse y se asustara. "Ya entiendo por lo que esté tipo abandonó a mí hermana" penso Raúl.
-Hola Ignacio.- dijo mientras los observaba fríamente.
-¿Señor Buffont?- pregunto Ignacio -Esto... Esto tiene una explicación...- trato de decir.
-No me interesa.- lo interrumpió -Le puedo asegurar que he visto todo tipo de cosas en mí vida.-
-No entiendo, señor.- decía el muchacho, mientras se ponía una bata, tratando de ocultar su desnudez -¿Que es lo que hace aquí?-
-Yo puedo comprender, pero no creo que otras personas lo entiendan... En especial la ley.-
-¿Qué quiere decir?- pregunto Ignacio con dudas -¿Usted y yo ya nos conocíamos...?-
-No creo.- respondió Raúl, mientras Sebastián solo los observaba tapándose con una sábana.
-¿Qué desea por su silencio?- pregunto él que alguna vez fue su amigo, dándose cuenta de las intenciones del señor Buffont.
-¿Qué deseo a cambio?- respondió con un suspiro frívolo -Deseo toda la información posible sobre su padre y el señor Ruiz de la Garza.-
-¿Con qué intenciones?- pregunto nuevamente el muchacho sentándose a los pies de la cama.
-Eso es algo que a usted no le incumbe.- respondió Raúl parándose.
-Em está pidiendo que traicione a mí padre...-
-¿Lo hará?-
Ignacio quedó pensando por un momento nervioso.
-Está bien.- respondió al fin -Está bien, lo habré.-
-Muy bien, sabe en donde encontrarme.- dijo él caminando hacia la puerta -No se le ocurra traicionarme a mí.- finalizo antes de salir.
Ya afuera estaba Henry intrigado.
-¿Qué sucedió?- pregunto.
-Te lo contaré en el camino.- respondió -Pero Esperanza no debe saber.-
Dos días más tarde, Esperanza, estaba de visitas en casa de su hermano. Debatían en el despacho, junto a Henry, la posibilidad de que ella y Eduvigis se miden allí, lo cual a la joven no le agradaba la idea, porque no habría excusa para esto y las personas harían muchas preguntas.
En un momento entro una joven mulata y le entrego una nota que le acababan de llegar.
-Aquí no hay esclavos, solo empleados, no importa el color.- comento Raúl, una vez la muchacha se hubo ido, al ver la expresión en el rostro de su hermana. Sabía que a Esperanza le parecía aberrante el comercio con vidas humanas y por su amistad con Margarita Ruiz de la Garza.
-Yo no he dicho nada.- respondió ella.
-Pero te conozco...-
-¿Qué dice?- pregunto Henry para calmar las aguas.
Entonces, Raúl abrió la nota con acidez.
-Que esta noche llegará un cargamento al muelle, nadie lo sabe, pero es para el señor Ruiz de la Garza, por supuesto.- respondió Raúl luego de leer.
-No entiendo... ¿De quién es?- pregunto Esperanza confundida.
-De nuestro informante.- respondió su hermano.
-¿Informante?-
-Sí.- tercio Henry -¿Qué hacéis?- pregunto rápido para evitar la incertidumbre de Esperanza.
-Lo arrancaremos.- dijo pensativo Raúl.
Tomo un libro y lo abrió.
-Esto es un mapa del muelle.- dijo -Pondremos hombres aquí y aquí.- continuo señalando en el papel -Dile a Clark.-
-Si, sí. Yo me encargo.- respondió Henry.
-A ti te quiero cerca, eres muy diestro con la espalda.- sugirió él.
-Está algo retirado, pero es buena idea, por si acaso.- respondió Raúl.
-Yo lo haría, pero debería alejarme de vos... Y además, no tengo buena puntería a esa distancia.- continuo él joven -Estará oscuro.-
Raúl se quedó pensativo y de repente levanto la mirada seria.
-¿Sigues teniendo buena puntería?- pregunto mirando a Esperanza.
-¡¿Ella?!- exclamó asombrado Henry.
-¡¿yo?!- también exclamó Esperanza.
-Hermana, estarás retirada y a salvo.- comento Raúl.
-¡No!- dijo ella levantándose a su asiento -Hace mucho que me tocó un arma... O un arco o una flecha.-
-¿Arco y flecha?- pregunto Henry.
-Ballesta también, es la mejor en eso.- respondió Raúl.
-No, soy diferente ahora, no quiero herir a nadie...-
-No tienes por qué herir a nadie, es por si acaso.- la interrumpió su hermano.
-Pero además, me costó mucho trabajo ser una joven educada.- se excusó Esperanza.
-Hermana mía, te necesitamos.- insistió él.
-Lo siento, pero no puedo.- les dijo y salió del lugar.
Estaba oscuro junto al mar. Raúl y Henry esperaban el momento clave, mientras veían bajar el Cargamento del barco. No sé veían muchos hombres, así que se desparramaron solo cinco de los de ellos, incluyendo a Clark, el futuro esposo de Jane.
Bajaron cinco cubículos grandes, parecían cofres, Raúl y Henry se acercaron.
-Bueno, caballeros. Espero que no sea problema para vosotros, pero debemos apropiarnos de su... Cargamento.- dijo Raúl.
Los hombres solo lo miraron.
-¿De verdad? No lo creo...- se acercó del fondo un hombre grande y dio unos pasos hacia ellos.
De repente, comenzaron a salir hombres de todos lados. Raúl Sonrió, pero saco su espada, a lo cual, a Henry no le quedó más remedio que desenvainar la suya.
Comenzó una lucha bastante feroz. Henry eta muy diestro con la espada, pero estaban muy atareados porque eran demasiados. Raúl, por su parte, era mejor, pretendía llegar al "Hombre grande", pero cada vez había más maleantes y parecía no moverse del lugar.
-¡¿De dónde salen?! ¡Son muchos!- Exclamó Henry mientras caminaba hacia atrás sin dejar de pelear.
-¡¿EN DóNDE ESTÁN LOS DEMÁS?! ¡¿Y CLARK?!- grito preocupado Raúl, también caminando hacia atrás, quedando espalda contra espalda.
Un grupo de hombres los rodeo, mientras ellos estaban alertas. Había más dispersos, serían unos 30, tal vez 35 hombres. Entre los forajidos apareció un joven trayendo a Clark y arrojándolo hacia ellos.
-Lo siento... Los defraudé.- dijo el muchacho.
-Estamos todos juntos en esto.- respondió Raúl.
Se colocaron los tres, espaldas con espaldas, con espadas en mano. Raúl no podía creer como pudo ser tan confiado, se había equivocado y arrastró a todos los demás a ello.
-¡¿Hasta el final?!- pregunto.
-¡Hasta el final!- respondieron los otros dos.
Sabían que era una batalla pérdida, pero estaban listo para dar pelea...