Amelia tiene 17 años, es huérfana y una esclava, sabe de alguna manera que fue amada mientras estuvo en el vientre de su madre, pero una mestiza es despreciada por todos: humanos y en especial por los elfos. En su cumpleaños 17 intentan tomar su pureza y ella escapa al bosque donde encuentra una cría de dragón y lo cría en secreto hasta poder escapar pero cae en manos de los elfos quienes matan a los mestizos sin hacer preguntas, ¿qué pasará con Amelia, logrará escapar nuevamente? ¿Huirá de su destino? cuando un guerrero elfo que la desea y odia al mismo tiempo, tenga su destino en sus manos deberá decidir qué es más fuerte si los prejuicios o el amor.
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Cap 9: Las consecuencias
Los días pasaban y Amelia no hacia avances con su magia, para ser sinceros, se sentaba sola y miraba sus manos, hacia puños y golpeaba el suelo.
Lía intentaba hablar con ella, pero Amelia aprendió como bloquearla de su mente y empezó a aislarse en el bosque, se quedaba largas horas sola y apenas comía.
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Un potente gruñido asustó a Amelia, quien se levantó y vio a Lía que la miraba furiosa, mientras golpeaba con fuerza el suelo con su larga cola.
-¿Lía qué sucede?- preguntó Amelia tímidamente.
-¿Así que ahora sí me hablas? He intentado comunicarme contigo y por respeto no he traspasado tus barreras mentales, que para un dragón, francamente son patéticas. Pero me cansé de verte ahí, consumiéndote por la culpa. ¿Quieres ver qué sucedió en tu pueblo? ¿Quieres ver qué sucedió con los cerdos de Holger y Horacio? Pues entonces ¡vamos!- terminó su sermón gruñendo, mientras humo salía de sus fosas nasales - Pero nunca más me apartes así. Eres mi jinete, ¿entiendes? Yo te elegí, deja de culparte, si alguno de ellos murió, pues lo tenían merecido.
-Yo lo siento mucho Lía, me aterra ser una asesina, en ese momento solo quería que dejara de tocarme, jamás quise marcarle el rostro así a Horacio, o peor matarlo, yo solo... Rompe en llanto y abraza a su dragona. - No me dejes Lía, tengo miedo de mi misma, no tengo rumbo.
-Pues entonces nosotros crearemos nuestro destino, no le debemos fidelidad a nadie, porque nadie se ha preocupado por ti. No sé merecen tu lealtad. Tú te debes a ti. Ahora vamos a ver qué pasó en ese dichoso pueblo.
Amelia tomó su morral, metió el collar ahí y se dirigió de regreso al lugar del que escapó.
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Amelia llegó a los límites del bosque y vio el pueblo del que escapó Blackhaven. Un nombre perfecto para esa atmósfera oscura y corrupta que caracteriza a ese lugar en el que sobrevivió tanto tiempo.
-Lía quédate aquí iré a investigar, te prometo que me cuidaré y te llamaré si hay peligro, pero la verdad me da más temor que te vean y quieran atraparte y venderte.
-Que lo intenten- dijo Lía gruñendo
-No lo entiendes Lia, este lugar está podrido, aquí hay cazadores de esclavos, cazarrecompensas, contrabandistas, hay de todo, es peligroso.
-Y aun así, decidiste volver.
-Necesito saber que no soy una asesina o tal vez ...- no terminó la frase, se colocó bien la capa y bajó el resto del camino sola.
Una vez en el pueblo se acercó a la calle de la posada. No había más que ruinas, la posada estaba destruida. Sin embargo, el pueblo seguía como si nada pasara, nadie dirigía ni una sola mirada a aquel lugar.
Alguien la tomó del brazo y la llevó a cubierto entre dos casas.
-¿Pero qué haces aquí?, te buscaron mucho tiempo y tienes una gran recompensa sobre tu cabeza, eres quien cegó de un ojo al jefe de tropa, lo dejaste desfigurado, el te quiere despellejar viva- hablaba entre susurros Tomás.
-¡Tomás! Que alegría verte, ¿pero qué te pasó?- Amelia intenta tocar su mejilla la cual tiene una gruesa cicatriz.
- Si bueno, Horacio pensó que teníamos alguna clase de relación por trabajar juntos y me ... Torturó para que te entregara y también se llevó a mi hermana Clara.
- yo... Lo siento tanto- Tomás levantó la mano, indicándole que se callara y evitó que lo tocara.
-Mira no importa ya, debes irte, ahora, largo.-le dijo bruscamente.
- Si ya me voy, pero quiero saber si alguien murió en la posada, ¿Qué pasó con Lucrecia, las criadas y Holger?
Tomás la miró molesto - mira si quieres hablar de ello es mejor que hablemos en otro lugar, aquí es peligroso, que te parece si nos encontramos al anochecer cerca de la salida norte, así cuando terminemos de hablar podrás marcharte enseguida, no es seguro para ti.- Tomás se fregaba las manos nervioso, mira si quieres alimento te lo puedo llevar... - se quedó callado un momento, bajo la vista y dijo - Mejor vete Amelia, es lo mejor.
-No, no, yo lo entiendo, yo te esperaré ahí para conversar, no tardes.
- Si Amelia, solo entregaré esto dijo señalando una canasta y traeré lo que pueda para tu viaje.
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Amelia esperaba a Tomás en las afueras, estaba demasiado oscuro y mientras se dirigía tras un árbol cayó al suelo y se raspó la rodilla. Maldiciendo su torpeza, invocó una pequeña luz y sacó una venda para su rodilla, la dejó bien amarrada y esperó a que llegara Tomás.
El viento empezó a soplar y el pelo de la nuca se le erizó, algo andaba mal - ¡Amelia! Hay magia cerca de ti, huye!- era Lía en su mente.
Amelia no tuvo tiempo de reaccionar una onda la envío hacia atrás, cayó al suelo y se golpeó la cabeza. Amelia intentó incorporarse, pero sangre corría por su cuello y veía todo borroso.
-Bien hecho muchacho, aquí tienes la recompensa, le diré al jefe de tropa que te devuelva a tu hermanita, ya terminó con ella de todas formas, vamos ayúdame a subirla a la carreta, vamos a entregar el botín y tú a recuperar a Clara.
-Tomás, ¿por qué?- dijo Amelia débilmente
-Te dije que te vayas, pero no lo hiciste, mi hermana es importante, es lo único que tengo, debo cuidar de ella, con la recompensa iremos a otra ciudad y olvidaremos toda esta pesadilla, me lo debes.
Amelia lo miró con tristeza y se desmayó.
Espero con ansias el capítulo q tu nos desees regalar, tu novela me fascina y no te preocupes por la ortografía se comprende la situación q están atravesando en tu país.