Klea es policía en Interpol, destacada en la región de Almería para mejorar la gestión de registros de los migrantes.
Alejandro es juez en la dependencia policial en Almería y tiene una relación tóxica con Victoria, pero le gusta mucho a Klea.
Ambos van a compartir una vida como perro y gato, silencio y burlas, odio y sarcasmo, hasta que la llegada de Kader hace los cambios pertinentes.
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Lio de Alejandro
Mientras Klea se va a casa con los niños y la pasante, Alejandro la ve desde su ventana, como tiene vista hacia la calle, puede ver todo sin ser visto.
Alejandro queda apoyando contra ventana, con su mano escondiendo la boca, observa con detalle cada movimiento de Klea y cuando ve el auto abandonar el recinto se muerde el dedo y entra en cólera. Tira al suelo su maletín, rompe un portarretrato, se jala hacia atrás el cabello, su respiración es profunda y hasta parece roncar.
Lo que necesita es llamar a su amigo, el juez de menores. Marca el número con la esperanza de que conteste.
- ¡Aló, Alejandro! Dime.
- ¿Podemos hablar o tienes que hacer?
- ¿Es urgente? – quiere asegurarse para no perder el tiempo con temas triviales.
- Estoy cabreado. En un lío que no sé cómo resolver.
- ¿En qué te has metido?
- No sé si terminar la relación comercial con Victoria o matar a Klea. – se rasca la cabeza.
- ¿Matar a Klea? – se sorprendió al escuchar esa frase – tomamos algo, pasaré por tu oficina.
- Gracias.
Alejandro parece sentir alivio al expulsar el aire rápido, hablar del asunto con alguien le da libertad a su pensamiento por un momento. A los cinco minutos, ellos salen últimos de la oficina, son las cinco y media, con calma van al bar.
Al ingresar piden un espacio privado, y allí llevarán su reunión.
- Alejandro, dime ¿Qué te pasa? ¿Cómo se te ocurrió decir que quieres matar a Klea?
- No sé qué hacer. Tú sabes mi historia con Victoria, es una relación comercial, sus padres quieren que me case con ella para fusionar las empresas.
- Si claro. Pero tú eres abogado, no hombre de gestión empresarial.
- Lo mío es la ley, pero estos últimos meses no puedo trabajar con la misma eficiencia de antes, Victoria viene y se queda en la oficina y da órdenes como si esta oficina fuera su empresa.
- Es tu culpa, no debiste permitir eso,
- Ella no es de mi interés. Es Klea, me gusta Klea, ella me cabrea, pero con la otra que hace problemas por todo, me estoy intoxicado.
- Te intoxicas porque lo permites. – le hace ver su falta – y si tanto te gusta Klea, ¿Por qué dijiste que la quieres matar?
- No sé porque lo dije. No puedo pensar con claridad. - se pone nervioso.
- No será que no quieres pensar con claridad – enfatiza la frase no quieres.
- ¿Qué harías tú en mi lugar?
- ¿Qué tanto te importa la empresa de tu padre?
- No me interesa ni en lo más mínimo. Amo mi profesión, pero mis padres están fijando fecha de matrimonio. - ni le agrada hablar de los negocios familiares, le causa fastidio.
- ¡Oh! Estás con bastante presión, ahora entiendo porque ella viene a empezar todo, te quiere cuidar o mejor dicho se quiere asegurar de la empresa.
- Quiero decirle a Klea lo que siento, pero con la presencia de Victoria, mi mente se vuelve contra ella.
- Si sigues así, vas a perder a Klea, ella se irá lejos de ti, y tendrás el corazón roto, estarás mendigando cariño a la mujer que mataste poco a poco.
- ¿Aceptarán mi renuncia al compromiso comercial?
- No lo creo, dónde hay dinero, ponen el ojo y la mano. Se van a aferrar a eso y harán hasta lo imposible para obtenerlo.
- Quiero quitármelos de encima. Pero ¿cómo?, quiero vivir en paz.
- Yo que tú hablaría con mi padre, pondría la empresa a mi nombre y la vendo en secreto.
- ¡Vender las acciones de la empresa! Puede ser una buena idea, cosa que Victoria tendrá alejarse de mi al no haber empresa. – al parecer su cerebro empieza carburar.
- Ella es muy caprichosa, te va a desplumar rápido, tienes que actuar ya. – le recuerda el lado más perjudicial si se casa con ella.
- Veré como lo hago. Empezaré desde hoy.
- Pero cambia tu trato con Klea, ella es una buena muchacha, es m uy inteligente. - le recalca.
- Es lo que me gusta mucho de ella, sus cualidades, es linda. - piensa en Klea.
- Día a día la estás matando. Espero que no sea tarde para los cambios.
- ¿Es verdad que tú le diste autorización para cuidar de tres niños migrantes?
- Solo hasta que se encuentren familias de acojo temporal, ella se encargará de los menores por unos quince días, una asistente social la ayudará con los niños.
- Hacer ese tipo de favores es ilegal y lo sabes. - saca el tema en cara.
- Son solo por quince días y vencido el plazo ella debe dejar los niños.
- La vi atender el parto de una mujer migrante, y la maternidad le queda bien. - comentó deliberadamente.
- Bueno, es hora de pedir algo, tenemos que tomar algo para que ayude a tu cerebro a hacer bien las cosas.
- De verdad lo necesito, un buen trago me va a ayudar.
Los dos hombres toman un poco de licor para “bajar los malos pensamientos y el estrés”. Alejandro no va a casa sino a la empresa donde es gestionada por su padre.
Sube hasta su oficina, pero no se encuentra, así que aprovecha que nadie lo ve para buscar los papeles de la empresa. Se sienta en el asiento de su padre y siente el poder, por el simple hecho de estar sentado allí.
Piensa en el posible interés de los Burga, para fusionar las empresas, piensa en la prisa por casarlos, piensa en que será de la empresa en manos de ellos, y ¿en el futuro de su padre? Él no es empresario, ella es caprichosa, algo no cuadra. Piensa que su amigo, tiene razón, tiene que poner la empresa a su nombre para venderla y así dejarla en buenas manos.
Alguien abre la puerta y era su padre.
- ¡Hijo! ¿Por qué no avisaste que vendrías? Hubiera hecho una reserva para comer juntos.
- Papá, ¿podemos hablar? – su voz se muestra serena, pero su semblante era inexpresivo.
- Te veo serio, ¿qué sucede hijo? - no le parece normal ver así a su hijo.
- ¿Por qué tanta prisa en casarme con Victoria?
- Llevan una larga relación y creo que es hora de que unan sus vidas. – fue la respuesta del padre.
- La relación es solo con fines comerciales, Victoria solo piensa en sí misma. Me he dado cuenta de que ella sería la peor empresaria, no tiene perfil.
- Tonterías, hijo. Los Burga son de buena familia, ellos solo quieren potenciar las empresas haciendo una fusión.
- Papá, soy abogado y he visto muchos casos, hablé con mis amigos de universidad y suceden cosas extrañas en el mundo de los negocios, por eso vine. Estoy preocupado porque ellos tengan malas intenciones.
- ¿No te vas a casar con Victoria? – eso lo que entiende al padre.
- Regalar tus años de esfuerzo a una familia que solo busca enriquecerse. Papá te prometo estudiar gestión empresarial y si pones la empresa a mi nombre, cosa que yo haré lo posible de jugar a mi favor, para no perder la empresa.
- Piensas mucho hijo. Nunca tuviste interés en la empresa y ahora me vienes con querer administrarla.
- Soy abogado, hago investigaciones y tengo mis contactos. – se pone severo para convencer a su padre para que le pase la empresa a su nombre. - Los Burga quieren quedarse con la empresa. - sentencia Alejandro.
El empresario como que lo piensa y llama a su abogado para analizar la vialidad para hacer los trámites respectivos.