"He regresado de las profundidades del infierno, un viaje oscuro y tortuoso, para reclamar lo que me pertenece. Soy Lucía Casanova, la única heredera de una dinastía marcada por la traición y el secreto. Mis enemigos pensaron que podían arrebatarme mi legado, pero no conocen la furia que despierta en mí la injusticia. Ahora, con cada paso que doy, el eco de mi venganza resuena más fuerte. ¡El tiempo de la redención ha llegado!"
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Capitulo VI Enfrentamiento
Punto de vista de Sebastián
Después de mi encuentro con Lucia las cosas se habían puesto bastante difíciles en mi casa, Amelia solo me reclamaba por haber salido detrás de mi ex, ella no me creía cuando le decía que solo quería quitarle las dichosas pruebas.
Estaba en mi oficina revisando algunos contratos, cuando mi secretaria anunció la llegada de Lucia Casanova. Me sorprendió mucho al saber que ella había ido hasta mi empresa, sin dudarlo acepte que pasara, moría por verla y por explicarle mi versión de las cosas, yo a ella siempre la había amado, pero por lealtad a mi familia la lastime de una manera imperdonable.
Estaba preparándome para recibirla, lo que nunca me espere fuera de que ella apareciera con el imbécil de Dimitri Ivanov.
“¿Qué haces tú aquí?”. Pregunte mirándolo fijamente.
“El señor Ivanov es mi abogado y por ende debe estar presente en esta reunión”. La voz de Lucia sonaba fría y distante.
“¿Abogado?, ¿Por qué necesitas un abogado?”. Pregunte curioso por su respuesta.
“De verdad que eres un cara dura, ¿acaso querer recuperar lo que tu familia me quito no es suficiente para contratar los servicios de un abogado?. Yo sabía que Lucia tenía razón, pero tenía que ser precisamente Dimitri a quien ella contratará.
“Mi familia no te quito nada, recuerda que tus padres invirtieron mal, nosotros solo quisimos ayudar, pero tampoco podíamos perder todo a causa de ustedes”. Quise justificar lo que habíamos hecho.
Lucia sonrió con ironía, ella sabía que estaba mintiendo, pero yo no podía dejar de repetir lo que tantas veces habíamos dicho.
“Sigue diciéndote eso, a lo mejor algún día te lo terminas de creer, de ahora en adelante se entenderán con mi abogado, él tiene en su poder las pruebas de sus delitos, espero que tengas claro que recuperaré lo que es de mi familia y si en el proceso me toca destruirlos, no me tocaré el corazón para hacerlo, así como ustedes no se detuvieron cuando nos destruyeron a nosotros”. Dimitri no intervino en la conversación, él solo se limitó a escuchar lo que decíamos, ese hombre estaba planeando algo y su presencia ahí solo era una estrategia.
“Es hora de volver a mi oficina, ya dije lo que quería decir”. Lucia se dirigió a Dimitri quien volteo a verla relajando su mirada, vi en sus ojos un destello, era algo que nunca había visto en ese hombre frío que según tenía entendido no tenía sentimientos. ¿Acaso está enamorado de mi Lucia?, pensé.
Vi como los dos salieron de mi oficina, respire profundo al pensar que ella podría sentir algo por mi peor enemigo, eso no lo podía permitir. Tenía que buscar la manera de separarlos, Lucia era mía y no iba a permitir que ni Dimitri ni nadie se interpusiera en nuestra relación, no permitiría que nadie la alejara de mí. Ella fue, es y será siempre mía.
Llame a mi padre y le conté sobre la visita de Lucia con Dimitri, mi papá en un principio no lo quiso creer, él aún tenía la esperanza de que el abogado trabajará con nosotros, pero sus planes habían cambiado, ahora teníamos que buscar un abogado que no tuviera escrúpulos, alguien que por dinero no se detuviera al momento de desmentir todo lo que Lucia decía. Sabía que este proceso me alejaría más de ella, pero realmente no me importaba, ya que tenía mis propios planes para quedarme con esa mujer ardiente que volvió.
Punto de vista de Dimitri
Sabía que algo había pasado entre Lucia y Sebastián, pero no podía dejar que eso interfiriera en mis planes. Mi objetivo era claro: ayudar a Lucia a recuperar lo que le pertenecía y, al mismo tiempo, asegurarme de que Sebastián sufriera las consecuencias de sus acciones. Había estado observando a Sebastián durante años, y su arrogancia me molestaba. No podía permitir que un hombre como él saliera impune de todo lo que había hecho.
Cuando Lucia decidió llevarme a la reunión con Sebastián, sabía que iba a ser un momento tenso. La forma en que Sebastián la miraba me decía todo lo que necesitaba saber: aún estaba encaprichado con ella, y eso me daba una ventaja. Mientras ella hablaba, noté cómo él intentaba justificar los actos de su familia. Era patético. La verdad es que su familia había arruinado la vida de Lucia y no podía dejar que se salieran con la suya.
“Las pruebas están en mis manos, Sebastián”, le dije en ese momento, con una sonrisa apenas disimulada. “Te sugiero que empieces a pensar en un acuerdo porque no estoy dispuesto a ceder”. Ver su expresión cambiar me dio una satisfacción inesperada. Sabía que cada palabra mía estaba haciendo mella en él.
Lucia se despidió rápidamente después de nuestra reunión, y mi corazón se aceleró al ver cómo ella se alejaba. Tenía que aprovechar esta oportunidad para acercarme más a ella. No solo quería ayudarla; quería ser el hombre en quien pudiera confiar, el hombre que la protegiera del daño que su familia le había causado.
Mientras caminábamos hacia el ascensor, no pude evitar preguntarle: “¿Estás segura de querer seguir este camino? Hay mucho en juego aquí.” Su mirada era decidida, pero también pude ver un destello de vulnerabilidad. “No puedo dar marcha atrás, Dimitri. Esto es por mi familia”, respondió con firmeza.
Eso solo avivó mi determinación. Quería demostrarle que podía ser más que un abogado; quería ser su aliado incondicional, alguien en quien pudiera apoyarse. Mientras salíamos del edificio, una idea comenzó a gestarse en mi mente: si lograba ganar su confianza, podría hacer algo más grande por ella… y por mí mismo.
Punto de vista de Lucia
Desde el momento en que decidí enfrentar a Sebastián, sabía que las cosas no serían fáciles. Pero también sabía que era necesario. Mi familia había sufrido demasiado y no iba a quedarme de brazos cruzados mientras ellos intentaban destruirme aún más.
Dimitri estaba a mi lado y me sentía segura con él. Aunque su presencia intimidaba a algunos, para mí representaba la fuerza y la astucia necesarias para enfrentar este desafío. La manera en que manejó la situación con Sebastián me hizo sentir admiración; él sabía cómo jugar sus cartas.
Mientras caminábamos hacia el coche, sentí un peso en mi pecho al recordar los momentos felices con Sebastián. Pero ahora era diferente; tenía claro lo que quería y quién estaba dispuesto a ayudarme a conseguirlo.
“¿Crees que Sebastián realmente cambiará?”, le pregunté a Dimitri mientras nos acomodábamos en el vehículo.
“No lo creo”, respondió con confianza. “Los hombres como él rara vez cambian por sí mismos; necesitan ser empujados al límite para hacerlo”.
Su respuesta resonó dentro de mí y me dio fuerzas para seguir adelante. No iba a dejarme intimidar ni por Sebastián ni por sus mentiras. Iba a luchar por lo mío y demostrarle al mundo entero lo fuerte que podía ser.
Y así comenzó nuestra batalla…