Completa
La vida nos da siempre segundas oportunidades y donde hubo fuego cenizas quedan, eso decía mi abuela.
Ari conoce a Álvaro cuando apenas tenían 16 años, ellos se enamoran, Pero por las circunstancias de la vida hace que cada quien tome un camino distinto a lo que ellos pensaron.
El destino los junta reviviendo el pasado amor de adolescente que tuvieron y ahora con mas fuerza.
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Cap. 22: Valor en medio de la tempestad
ÁLVARO GRUBSTEIN
Llegué a mi casa. Fui al cuarto de mi hijo.
— ¿Dónde está Anne? — le pregunté a la nana.
— Ella salió después que usted se fue al trabajo— tomé a mi hijo en brazos y lo llevé al jardín.
Mi hijo me abrazaba (Matías).
— Eres un buen niño.
Anne entró.
— Necesitamos hablar.
— ¿De qué?
— Quiero el divorcio.
— Que bien que lo quieras Pero ya sabes que eso es un rotundo no. Jamás te vas a divorciar de mí.
— Quería que las cosas fueran por las buenas, porque está Matías de por medio. Sabes que no te amo, que no siento nada mas que desprecio por ti.
— Puedo vivir con eso.
— Tomé una decisión. Matías no te importa y yo menos. Tu vida no va a cambiar, quiero el divorcio y quiero a Matías.
— No me voy a divorciar, menos tendrás a mi hijo— ella tomó a Matías y entró a la casa.
Subí a mi auto y salí de la casa. Necesitaba ordenar mis ideas. Fui a ver a mi madre. Ella estaba con mi papá.
— Hola, ¿cómo estás, papá?
— Mejor, creo pronto regresaré a la empresa.
— Me alegro. Madre me acompañas a comprar un detalle para Matías— Necesitaba una excusa para sacar a mi mamá de la casa y hablar con ella.
— Sí. Claro.
Salimos de la casa.
— Necesito hablar contigo.
— Dime.
— Hace poco me encontré con alguien y a ese alguien, yo la amo.
— ¿Es aquella chica?
— Sí. Quiero hacer las cosas bien. Quiero ser feliz. Quiero divorciarme de Anne.
— ¿Y Matías?
— Quiero la custodia de él. Anne honestamente no lo quiere. No es una madre para él.
— Es difícil, lo sabes. Pero si has tomado una decisión, créeme que te apoyaré. Voy a hablar con tu padre para suavizar todo, cuando él se recupere.
— Gracias mamá— le di abrazo a mi madre.
Para mí ya todo estaba claro. Ya no tengo 17 años, ya no quiero seguir viviendo de esta manera.
Llegué a casa. Fui a buscar a Anne.
— He tomado mi decisión y seré firme. Quiero el divorcio y la custodia de Matías.
Anne se puso a reír.
Hice mis maletas y salí del cuarto.
—No sabes el problema que te metes si sale por esa puerta.
— Tomaré ese riesgo.
Salí de la casa con mi maleta. Fui a un hotel.
Me sentía libre, después de tanto tiempo me sentía liberado, era como romper esa cadena que me estaban atando.
Al dia siguiente, lo primero que hice fue llamar a los abogados de la empresa. Después de reunirme con ellos, llamé a mi mamá y le conté lo que había hecho.
— Anne llamó a tu papá y le dijo todo. No le importó la salud de tu padre, es una mujer inmadura, sin escrúpulos. No te quise llamar inmediatamente, para no preocuparte Pero estoy en la clínica con tu papá. Él está mal. Anne me tiene muy molesta.
— Voy para allá. ¿En qué clínica están? ¿En la del doctor Aragón?
— Sí. Te juro que si le pasa algo a tu papá, no descansaré hasta destruir esa familia. No saben de lo que soy capaz— mi mamá se puso a llorar.
— Tranquilízate. Te puedes enfermar. Voy para la clínica.
Nunca había escuchado a mi madre tan molesta. Ella siempre ha sido pasiva.
Llegué a la clínica. Mi padre había sufrido un infarto en el miocardio.
Fui a hablar con el doctor.
— Tiene un tratamiento inmediato. Su papá estará conectado a un monitor cardíaco de manera que podamos observar qué tan regularmente está latiendo su corazón. Él no debe recibir enojos ni preocupaciones. Este momento es crucial para que pueda recuperarse, si no, lamentablemente puede pasar lo que no queremos, un infarto fulminante.
Todo lo que me había dicho el doctor, me hizo tomar el valor que no tenía. Asumir mis responsabilidades como hijo y sobre todo mantenerme firme en mis decisiones.
Fui donde mi madre.
—No te preocupes mamá por nada. Voy a hacer todo lo posible para que Anne esté lejos de nosotros. Quiero que cuando papá salga de esta, vayan a descansar en un lugar tranquilo. Yo me haré cargo de todo.
— No estás solo. Cuenta conmigo.
Salí de la clínica, decidido.
Fui a casa a buscar a Matías. Antes de empezar todo un pleito legal necesitaba asegurarme que Matías era mi hijo. Me habían quedado dudas, nunca hice nada para comprobar si era o no mío.
Anne no estaba. Así que tomé un poco de su cabello y lo llevé a una clínica a que le hiciera las pruebas de ADN.