Viviana Smith, ha estado enamorada de Tomás Jhonson desde su primer año en la universidad, fue para ella amor a primera vista, lastimosamente el solo tiene ojos para su novia Kendall, vivían se ha resignado, está segura que nunca va a tener una oportunidad con él, pero debido a una trampa puesta por Jeimy su mejor amiga y hermana de Tomás, ellos terminan casados, durante varios meses Vivían sufre por los desplantes y desprecios de Tomás, pero un día, después de un fatal accidente, ella decide olvidarse de él marcharse lejos, pero jura vengarse de las personas que le hicieron daño y acabaron con lo más preciado para ella.
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Capitulo 5
Si este es el comienzo no quiero imaginar el resto.
Vivian
Señorita. - escucho que la recepcionista me llama, seco mis lágrimas y camino hacia ella.
- ¿Sí dígame?
- ¿Va a pedir una habitación? - cuestiona, frunzo el entrecejo y miro el lugar, de ninguna manera puedo pagar una noche aquí a leguas se nota que cuesta un ojo de la cara, volver a mi casa tampoco es una opción, no quiero escuchar a mi madre sermoneándome.
- No gracias. - digo. - Perdone la molestia. - me disculpo, ella asiente y sonríe.
Salgo del hotel y me encuentro con la sorpresa de que la limosina todavía está en la acera, camino hacia el chofer que se encuentra afuera del auto.
- Creí que ya se había ido. - comento intentando sonreír.
- Iba hacerlo, pero vi a la señorita Donovan bajar de un taxi y me imaginé que el joven Johnson iba a hacer algo estúpido. - comenta el hombre.
El chófer se llama Máximo Gómez, tiene aproximadamente unos 50 años y tengo entendido que ha trabajado para los Johnson desde hace ya 25 años, Así que es normal que él conozca todos los pormenores que suceden en esta familia.
- ¿A dónde quiere que la lleve? - cuestiona abriendo la puerta de la limosina.
- A un hotel más barato. - comento, él asiente, le sonrió y me adentro al auto.
Media hora después entro a la habitación del hotel, me desvisto rápidamente y me meto a la ducha, todo lo que pasó hoy pasa por mi mente y vuelvo a llorar.
Se supone que hoy debió de ser un día hermoso para mí, se supone que en estos momentos yo debería estar junto a Tomás, no en una habitación de un hotelito sola llorando mientras él está disfrutando de nuestra noche de bodas con otra mujer.
Si este es el comienzo de mi vida junto a Tomás, no quiero imaginar lo que será el resto. Pero ya lo he hecho hecho esto y lo único que puedo pedir es que las cosas mejoren.
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Al día siguiente me despierto al escuchar mi celular, extiendo mi mano y lo tomo de la mesa de noche, miro de quién se trata y al ver que es la señora Caroll, la idea de no responder se esfuma, me siento abruptamente en la cama y deslizo el dedo en la pantalla.
- Halo, buenos días, señora Caroll. - saludo.
- Buenos días hija, te voy a pedir que dejes las formalidades de ahora en adelante llámame abuela. - dice.
- Muy bien, esto... ¿Dígame a... Abuela? - digo sintiéndome algo incomoda.
- Necesitó que vengas de inmediato a la mansión Jhonson, quiero entregarte algo. - anuncia.
- Muy bien, voy a darme una ducha y salgo para allá.
- Bien, ya le dije a Máximo que pase a buscarte, debe de estar en quince minutos allá, también ya hablé con el insensato de mi nieto.- Comenta y trago grueso, Supongo que ella ya debe saber lo que pasó gracias a Máximo.
- M.. muy bien. - digo
- Hasta pronto querida. - se despide y cuelga la llamada, dejo el teléfono en la cama y suspiro, ¿Qué querrá la señora Caroll?
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Treinta minutos después entro a la mansión Johnson dónde me recibe la ama de llaves.
- Buenos días María. - saludo a la mujer, ella me sonríe.
- Buenos día señorita Vi... Perdon, señora Vivían. - dice y frunzo el entrecejo.
- !Dios no me llames así me haces sentir vieja! - le digo sonriendo. - Solo llámame Vivían.
- ¡ No puedo hacer eso! Usted ahora es la esposa del joven Johnson.
- Muy bien entonces llámame Joven vivían o que se yo, pero no me digas señora. - ella sonríe y asiente.
- Muy bien, joven Vivían, doña Caroll la espera en su despachó. - me informa y asiento.
Voy directamente hacia donde me indicó María que estaba la señora y al llegar al lugar tocó la puerta.
- Adelante. - se escucha la voz de ella
Abro la puerta y veo que además de la señora Caroll, en el lugar también estan Tomás y los padres de este.
- Buenos días. - saludo y me adentro al lugar.
- Buenos días. - saludan los padres de Tomás.
- Buenos días hija, toma asiento. - me indica la señora Caroll, hago lo que me dice y sonrió apenada, miro a Tomás el cual me ignora completamente.
La señora Caroll lo mira molesta, pero no dice nada, solo mueve la cabeza de un lado a otro.
- En fin, seré breve porque tengo una reunión en la oficina en cuarenta minutos. - comenta. - Los cité aquí para entregarles esto. - dice y extiende un sobre de Manila, al ver que tomas no lo toma, lo hago yo.
- ¿Qué es? - indago cueriosa.
- Ábrelo hija. - me anima, hago lo me pide y saco unos papeles del sobre, al leerlos por encima comprendo que hablan de una casa.
- Es una casa. - musito, la mujer sonrie.
- Así es , como el casado casa quiere, este es mi regalo para ustedes. - comenta.
- Nosotros le regalamos todos los muebles, decoraciones, en fin todo lo necesario para que ustedes comiencen una vida de casados, la casa ya está lista solo hace falta que ustedes se muden. - habla ahora la señora Jennifer.
- Es mejor que lo hagan pronto para que se vallan acostumbrando a su nueva vida. - aconseja el señor Tom.
- ¿Eso era todo? - cuestina Tomas.
- Si hijo. - responde su abuela.
- Muy bien. - dice, se coloca de pie, y sale del lugar, yo trago el nudo que se formó en mi garganta y bajo la mirada.
- No te preocupes hija, ya verás que en unas semanas todo va a cambiar. - asegura la señora Caroll.
Los padres de Tomás se mantienen en silencio, supongo que ellos no piensan lo mismo.
- Le diré a Maximo que te lleva a casa de tu madre para que puedas recoger todas tus cosas. - informa y asiento.
- Gracias. - digo y me coloco de pie. - Si no es más, me retiro.
Los tres asienten y salgo del lugar.
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Tres horas después el señor Máximo detiene el Mercedes Benz frente a una hermosa casa de estructura moderna, a simple vista se nota que es de tamaño mediano, bueno comprada con la mansion Jhonson, es dos pisos, tiene una entrada muy bonita con terraza y plantas.
Máximo sale del auto y abre la puerta.
- Gracias. - le digo regalandome una sonrisa, el asiente para luego caminar hacia el maletero del vehículo, dónde abre y saca mis maletas.
Vuelvo a mirar la casa y suspiro, camino por los escalones hasta llegar a la puerta, la cual ya está abierta y una mujer entre los treinta y tantos o cuarenta se encuentra esperándome, está vestida con uniforme de servicio así que supongo es la empleada.
- Buenas tardes señora Jhonson, bienvenida. - me saluda y no puedo evitar hacer mala cara al escuchar el señora.
- Buenas tardes este... - Me detengo al no saber su nombre.
- Carmen señora Mi nombre es Carmen Cruz.
- Mucho, gusto Carmen, Te agradecería que por favor no me llames señora, puedes decirme Vivian o joven Vivían, pero de ninguna manera señora. - le pido, ella coloca una cara de sorpresa pero después vuelve a su semblante serio.
- Cómo guste s... Joven Vivían.
- Muy bien gracias. - le sonrió de manera amable para que sepa que no soy una persona engreída o algo por el estilo. - ¿ Supongo que la señora Caroll te contrato? - pregunto mientras me adentro a la casa. - ¡ Wao, es un poco más grande de lo que pensé! - susurro en voz baja.
- Sí joven Vivían, la señora Caroll fue quien me contrato. - responde la mujer, en ese momento Máximo entra al lugar con la primera maleta.
- ¿Cuál es la habitación principal? - cuestino, la mujer camina por delante de mí.
- Sígame por favor. - dice y hago lo que me indica, pasamos el lobby de la casa y nos topamos con una escalera de madera, la subimos y la mujer se detiene frente a la primera habitación a nuestra derecha.
- Es aquí. - Comenta para después tomar el pomo de la puerta y abrirla, me adentro el lugar encontrándome de frente con un pequeño pasillo, a mi derecha se encuentra una puerta que supongo da al baño y a mi isquierda una larga pared pintada de color crema o durazno, con dos repisa flotantes y un televisor plasma de 55 pulgadas, al fondo una enorme ventana de pared a pared, frente a mi hay una pared adornada con un cuadro supongo que detrás de esta está el ropero, camino más hacia adentro y me encuentro con una cama tamaño king, con sábanas color terroso, con varios cojines y almohadas y un mueble en los pieceros de esta, justo enfrente del televisor. Dos nocheros uno a cada lado de la cama, y a mi derecha puedo ver las puertas que dan al ropero.
- Es muy linda. - comento.
- Sí, y como es de esperarse es la habitación más grande de la casa. - me informa Carmen y asiento, en ese momento tocan la puerta y ambas volteamos a ver a Máximo.
- Permiso.
- Adelante. - el hombre deja las dos maletas en la habitación y luego hace se inclina un poco hacia adelante.
- Si no me necesita más señorita Vivían, me retiro. - dice.
- Sí, Máximo, muchas gracias por tu ayuda y dale las gracias a la señora Caroll. - digo, el asiente y da media vuelta.
- ¿ Quiere que desempaque y ordene su ropa se.....
- !Ay Carmen dime Vivían y ya, deja las formalidades. - le pido ella sonríe incomoda.
- No, puedo hacer eso. - dice.
- Muy bien, cómo quieras, pero ya sabes, nada de señora. - le advierto. - Si, creo que voy a necesitar ayuda para acomodar mis cosas. - digo y suspiró.
- Muy bien.
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Han pasado cinco días desde que me mudé a esta casa, la cual se supone iba a compartir con Tomás, pero hasta el día de hoy, él no ha venido, no está donde los Johnson, ya Jeimy me lo dijo, así que es obvio dónde está.
Definitivamente esto no es un buen comienzo.
Suspiro y miro mi teléfono, la idea de llamarlo cruza por mi mente, pero hago uso toda la fuerza de voluntad que tengo para no hacerlo.
Tomo el control del televisor y lo enciendo para ver una película y distraerme, pero mi teléfono suena y por un momento me emociono al pensar que es él, lastimosamente no es así y mi ánimo cae al piso nuevamente, a pesar de todo atiendo la llamada.
- Buenas tardes. - respondo cabizbaja.
- ¿ La señorita Vivian Smith Laurent? - pregunta una mujer del otro lado de la línea.
- Sin con ella habla.
- Buenas tardes señorita, la llamamos de industrias Salvatierra para informarle que usted pasó la entrevista, y ha sido aceptada en nuestro programa de prácticas. - informa la mujer y literalmente salto de la cama emocionada.
¡Por fin algo bueno me pasa!
- Grandioso. - digo tratando de disimular mi emoción.
- Necesitamos que se acerque a las oficinas mañana a las 9:00 AM en el piso número 20, para firmar el contrato de prácticas e indicarle las labores a realizar.
- Si, estaré puntual.
- Muy bien hasta mañana. - se despide la mujer.
- Hasta mañana - la llamada se cuelga y ahora sí brinco de la emoción porque he logrado ingresar a hacer las prácticas en Industrias Salvatierra.
- Gracias, gracias, gracias. ! Por fin algo bueno!