Amelia tiene 17 años, es huérfana y una esclava, sabe de alguna manera que fue amada mientras estuvo en el vientre de su madre, pero una mestiza es despreciada por todos: humanos y en especial por los elfos. En su cumpleaños 17 intentan tomar su pureza y ella escapa al bosque donde encuentra una cría de dragón y lo cría en secreto hasta poder escapar pero cae en manos de los elfos quienes matan a los mestizos sin hacer preguntas, ¿qué pasará con Amelia, logrará escapar nuevamente? ¿Huirá de su destino? cuando un guerrero elfo que la desea y odia al mismo tiempo, tenga su destino en sus manos deberá decidir qué es más fuerte si los prejuicios o el amor.
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Cap. 16: Un sentimiento de... culpa
Orión estaba en su habitación meditando los sucesos pasados, han pasado dos días desde la última vez que vio a la mestiza. Ordenó a Celethor que no la molestara y que continuara alimentándola y dándole su poción. Él iría para una nueva sesión de preguntas esa tarde, pero no sé sentía listo.
Siempre se había sentido superior a las demás razas, pero al interrogarla se sintió mal, de alguna manera culpable y eso hizo que se enfureciera. Él un príncipe de linaje puro, tenía un sentimiento de culpabilidad por la forma en que trató a una mestiza.
Y sin embargo, recordaba como sus lágrimas caían por su dulce rostro, recordaba como se encogía ante la posibilidad de ser golpeada y luego los recuerdos que vio en su mente, los malditos recuerdos.
Había hecho caso a Celethor y había utilizado más fuerza para ver los recuerdos de la joven, pero por alguna razón el recuerdo más fresco y doloroso de ella era el que tuvo con ese cerdo de Horacio, tuvo que hacerle revivir esos momentos, cuando él estaba por tomarla, y justo cuando él estaba por poseerla, Amelia se desmayó. Orión sabe qué pasó, ese inmundo humano la tomó y por eso ella se desmayó al recordar esa escena.
Aún así, no tenía la certeza. Debía preguntarle, o hacerla revisar de Calanta. Si estaba embarazada era mejor terminar con aquello, un nuevo mestizo, sería una aberración. Sangre élfica más contaminada y por un cerdo de ese nivel.
Le dió escalofríos y una furia le invadió, quería convencerse que la ira era debido al ultraje a la sangre élfica, pero sabía que le molestaba que hayan dañado a aquella joven de apariencia dulce y ojos tristes.
Se levantó furioso, hoy volvería a interrogarla e invadiría su mente, obtendría todos los secretos y sabría si trabaja o no para El Escuadrón, también averiguaría porque la dragona era tan protectora con ella.
Salió hacia la celda, pero un fuerte ruido se escuchaba en la entrada del palacio. Era Calanta con su báculo, tenía sus ojos rojos y su capa ondeaba con fiereza.
-¡Príncipe Orión!, maldita sea ¡Muestra tu cara, sinvergüenza! Un poderoso estruendo suena en la distancia y cinco guerreros elfos salen despedidos hacia la pared, caen inconscientes en las gradas de la entrada de su palacio.
Luego se escucha un fuerte gruñido. La dragona está furiosa también, trae colgando del cuello unas cadenas rotas.
-Maldición-, se reprende mentalmente Orión. Calanta regresó antes de lo previsto, se suponía que debía estar con su padre lejos de Elvanar. Él tenía que tener todas las respuestas hasta su regreso y tener las suficientes pruebas para matar a la mestiza y liberar a la dragona de sus ataduras.
-Calanta, no te esperábamos tan pronto - interviene Celethor acompañado de más elfos
Los ojos de la hechicera relampaguearon, los nuevos soldados elfos ante la presencia furiosa de Calanta mantuvieron sus posiciones alejados de ella pero cerca de su príncipe y de Celethor.
-¡Calanta nada!, pedazo de alcornoque. ¿Dónde está Amelia? ¿Cómo te atreviste a entrar a mi casa y sacarla de ahí? Y encima ¿Cómo demonios se te ocurrió encadenar a la dragona? Esto es un insulto, un escándalo. ¡Que vergüenza príncipe! Rompiste tu palabra.
- Calla mujer, respeta la autoridad de su majestad, no te debemos explicaciones, estás en territorio elfo, y debes acatar las normas. Ninguna palabra fue rota, la híbrida estuvo bajo tu responsabilidad mientras sanaba y luego pasaba a estar bajo la autoridad del rey Thalion y en su ausencia, está bajo la autoridad del principe Orión.
Lía gruñó en lo alto, y humo salió de sus fosas nasales.
-¡Devuelvanme a mi jinete!- rugió Lía en la mente de todos.
-Querida dragona, ningún daño se le ha hecho, solo queremos saber la verdad de su sucia boca- da un paso adelante Celethor y hace una reverencia a Lía, como te lo comenté antes, tu buen comportamiento asegura que ella... Bueno que ella esté a salvo y no sea lastimada.
-¿Acaso tienes a la joven dragona amenazada? ¿Es por ello que la encontré encadenada?, ¡Es un maldito ultraje!- Exijo que mi protegida sea liberada, nos marchamos hoy mismo de Elvanar.
-No puedes hacer eso Calanta- dijo tranquilamente Orión, ella no te pertenece, tiene dueño, y si sale de aquí será entregada a sus dueños, un mensajero vino por ella, hace unas semanas, y lo único que impide que se la devolvamos es la cláusula de objeto de relevancia para la guerra. En este caso ese objeto es la mestiza, y la relevancia es la información que posee y su vínculo con la dragona. A pesar de ello, cada día viene el mensajero a exigir que la devolvamos al igual que a su dragón por estar vinculada a ella.
Entonces dime Calanta, ¿estás segura de lo que pides?... Dejó que sus palabras hagan efecto y continuó. -Te propongo algo, para que todas las partes cooperen. Te devolveré a la mestiza y continuará bajo tu cuidado, pero cada día se presentará en el castillo para una sesión de lectura de mente y así sacar toda la información que posee. ¿Qué me dices? Sino simplemente la entregaré a su legítimo dueño.
-Maldita sea... Está bien Orión, tu ganas está vez, entrégamela ahora.
-En una hora, primero tendrá su sesión de interrogatorio.- dicho esto Orión les dió la espalda y se retiró rumbo a las celdas.
-Recuerda Calanta es príncipe Orión, aunque te demores, muestra respeto.- interviene Celethor pomposamente.
Calanta resopló y movió levemente su cayado lo que provocó que viento empujara a Celethor, solo la gran habilidad del elfo impidió que cayera. Calanta se dio la vuelta y se retiró del lugar junto a Lía.
-Dile a su alteza, que espero a Amelia en una hora frente a mi casa, no creo que quieran ver mi furia, ni la de la dragona. Una hora Celethor.
-No eres quien para exigir hechicera.
Pero Calanta ya no escuchó su respuesta, se fue con Lía a esperar a Amelia.
La felicito autora!!
Me encantó este capítulo un toque de ternura!!! /Chuckle/