La Madre Del Heredero

Después de una charla amena con mi padre, me despedí de él y regrese a la mansión, cuando llegue ví muchos hombres de negro con armas un fuerte dispositivo de seguridad.

Pude intuir aunque nadie me lo dijo que Alonso también se encontraba allí, antes de ingresar a la mansión, Alfredo me llamo y me dijo que Alonso me esperaba en la habitación de al frente nuevamente en una hora, que en mi recamara había una caja, y debía utilizar las prendas que allí se encontraba para esta misma noche.

También quiero advertirle lo siguiente, el Jefe y señor no quiere que bajo ningún concepto que usted utilice método de planificación, puesto que debe quedar en embarazo lo antes posible, y luego se alejó de mí a hacer otras cosas.

Lo que venía sospechando hoy en estos precisos momentos me fue confirmado, solo busca una madre para su hijo para su heredero, pero no les miento en lo profundo de mi corazón tenía la esperanza de que cuando ese niño naciera el podía cambiar su forma de ser conmigo y no me mirara solo como un objeto más.

Aunque sabía que eso podia ser una fantasía que jamás se haría realidad, tome una ducha rápida, y luego me dispuse abrir la caja, contenía un vestido rojo hermoso con un hombro descubierto cuello V ajustado al cuerpo, que me daba hasta los talones, también traía una pequeña nota, sin ropa interior, y lo acompañaban dos delicadas cintas de encajes.

Está vez sentí un poco de curiosidad por lo quería hacer el señor Alonso, así que me hice una trenza desde arriba, en mi cabello negro que me daba a la cintura, y luego me coloque solo el vestido, vaya que era muy hermoso se me veía demasiado bien, en la parte de atrás había una gran abertura que me llegaba casi hasta los glúteos, por lo tanto debía tener mucho cuidado al caminar a su habitación, ya que no llevaba ropa interior así como el lo había ordenado.

Respire profundo, me acerque a su puerta y toque, solo se abrió , entre y allí estaba esa bella silueta en la sombra una vez más observando, pero está vez estaba de pie recostado en el sillón, solo con su bata, ese olor, magnífico olor que me envuelve toda, que me hace delirar, es un hombre alto, esbelto, su cabello Lacio negro delicadamente peinado hacía tras, su tez blanca, sus cejas en un arco perfecto, su nariz bastante recta sus pestañas tupidas, su cara fileña y un bello y hermoso cuerpo esbelto y tonificado, definitivamente el sueño de cualquier mujer es ese hombre, mi piernas me temblaban un poco.

Pero esa mirada fría como la misma muerte, que hacía temerle y que no invita a nadie acercarse a él solo admirarlo desde la distancia.

Escuché su voz ronca y fría, dame las cintas y gira contra la pared, se las entregué y lo hice.

Alonso _ le vende los ojos y ate sus manos en su espalda y la presione con fuerza contra la pared, solo solté mi bata y allí estaba mi miembro durísimo dispuesto a lo que sea.