La monarquía es la misión sagrada de Dios para darle dignidad a la tierra. Nuestra protagonista tenía un destino trazado que vivir dentro de su familia, pero debemos recordar que nunca se debe dar algo por sentado, todo puede cambiar repentinamente de la noche a la mañana. Después de encontrarse en el set de grabación, Beatriz y Trevor vuelven a coincidir, pero esta vez en la universidad, es ahí en donde interactua con nuestro sexy y guapo protagonista, que había llegado un día a su clase de arte. De la convivencia nace entre ellos un amor fuerte, apasionado como el de ensueño, cálido como el verano. Hasta que un día y sin dar una explicación Beatriz deja la universidad sin una despedida, o una explicación dejando a Trevor con sus ilusiones y el corazón roto. Será que el tiempo algún día pueda volver hacer que se reencuentren, así algún puedan volver a vivir el gran amor que tenían
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Dos papás
Capítulo 22
Al día siguiente estaban en las grabaciones, cuando llegó el primer ministro. Pacheli saludó a su amigo de antaño y le presentó a los actores, a todos los que trabajaban en la serie.
—El es Trevor Richardson.—lo presentaba Pacheli
—Como no lo voy a conocer, si compré un perfume nada más para ver si me hacía lucir igual de atractivo que él para mi prometida.—respondió Antony
—Si tuvo éxito ese perfume, es un gusto conocerlo.—dijo Trevor mientras estrechaba su mano
—El es Robert.—dijo Pacheli mientras se saludan, también lo conocía ya que ambos tenían fama internacional.—Pensé que vendrías en unos días.—decía Pacheli ya que no lo esperaba
—Si, es que hoy, pero de todas las semanas tengo audiencia privada con la reina, pero se sentía indispuesta por problemas de salud.—dijo Antony
—¿Qué es lo que tiene?.—preguntó Trevor alterado, Robert lo codeó para que no fuera tan evidente
—Un fuerte resfriado, pero estará bien. La que está prácticamente agonizando es su abuela la Reina Beatriz. Ya estamos ensayando su funeral.—respondió Antony
—¿ensayan el funeral?.—preguntó Robert
—Si, así es. Incluso el de la Reina, para cualquier eventualidad que suceda.—respondió el primer ministro
Trevor dedujo que ser parte de la familia real no era algo tan simple, ahora comprendía porque su amada no le dijo la verdad, era fácil deducir que ella solo quería una vida normal fuera del ducado.
Beatriz estaba un poco resfriada, pero aún así le entusiasmaba llevar a su hijo a conocer a su padre, era mejor ahora que aún era un pequeño, tenía la edad ideal para aceptar a Trevor. O por lo menos eso esperaba.
—El duque, el príncipe y yo saldremos Tommy.—decía La Reina
—prepararé todo su majestad.—respondió Tommy
—Preparalo iremos solos a las caballerizas reales y tendremos un día de campo, necesito que te quedes al pendiente de la Reina Beatriz mi abuela.—daba la orden Alejandra I
—Si me permite su majestad, no creo prudente que salgan sin…—antes de seguir Tommy fue interrumpido por la Reina
—Tommy es una orden, o debo de recordarte tu lugar en el palacio.—dijo Alejandra I segura de sí misma, hablaba desde su hígado, sabía que frente a ella tenía al mayor traidor que hubiese conocido, leal a la corona y a la reina madre.
—Lo siento su majestad, haré lo que usted me pide.—respondió Tommy pero obvio no se quedó tranquilo, así que fue con Teresa la reina madre.—Su alteza real, debo informarle que la reina, saldrá con el duque y el príncipe para tener un supuesto día de campo en las caballerizas reales.—dijo Tommy
—Bien al parecer quiere que haya más unión entre ellos, a ver si así se da algo más y traen otro heredero a la corona. Tranquilo Tommy deja que se vayan solos, la reina ha hecho un gran trabajo es justo que le demos espacio.—respondió Teresa
—Como usted lo ordene su alteza real.—dijo Tommy, su sexto sentido le avisaba de algo más que estaba por suceder, sin embargo una orden era una orden. Era difícil para él mantenerse al margen.
Beatriz, Nicolás y el pequeño Luis salieron rumbo a la villa de la reina, donde se había reencontrado con Trevor. Beatriz le había enviado un mensaje a donde se hospedaba su amado con su fiel servidora la señora Wintour, ella era de confianza y no le agradaba Tommy.
Cuando llegaron al lugar del encuentro, él ya estaba ahí esperándolos. Los pudo observar llegar a los tres juntos como una verdadera familia, ahí estaba su hijo en brazos del único padre que el príncipe conocía.
Al entrar al pequeño palacio, Beatriz le sonrió aunque estaba cubriendo su congestionada nariz.
—Disculpe debe inclinarse ante la reina.—dijo la señora Wintour
—Lo siento, su majestad.—dijo Trevor e hizo una reverencia.
—Señora Wintour por favor déjenos a solas con el caballero.—dio la orden la reina, el pequeño príncipe lo observaba y Trevor a él.—El es el duque de Dinamarca, Nicolás Battenberg.—lo presentó Beatriz
—Soy Trevor Richardson, un gusto conocerte.—dijo Trevor mientras le extendía la mano
—El gusto es todo mío.—respondió Nicolás, en ese momento se puso de cuclillas para hablar con su hijo.—Pequeño príncipe sabes que te amo ¿verdad?.—preguntó Nicolás
—Si papá.—respondió Luis
—Bien, sé que tal vez no comprendas en este momento, pero este caballero aquí presente también es tu padre. Al igual que yo y tu mamá, te ama mucho y vino desde muy lejos a conocerte. Tú eres sangre de su sangre, y yo soy corazón de tu corazón. Pero debes guardar el secreto, que nadie se entere, menos tu abuela Teresa, Tommy o tu tía Catalina. ¿Puedes prometerlo?.—preguntó Nicolás
—Si papá lo prometo.—respondió el pequeño Luis, y se abrazó de Nicolás
—Ahora hijo, ve con tu padre y dale un fuerte abrazo.—dijo Nicolás, el pequeño Luis camino hacia Trevor, la sangre llamaba en sus venas, sentía ese llamado y le daba confianza.
—¿También eres mi papá?.—preguntó Luis
—Si, y vine a conocerte. Ahora tienes dos papás, tu papá Nicolás y yo.—respondió Trevor con lágrimas en los ojos, el pequeño Luis se abrazó de él. Pudo comprobar que Beatriz tenía razón su hijo era un niño inteligente y extraordinario, y también su esposo comprobaba que todo lo que le había dicho sobre Nicolás era cierto.
Pasaron la tarde los cuatro juntos, Trevor estaba feliz con su hijo, el pequeño príncipe le contaba todo sobre su vida en el palacio y todo lo que sabía hacer. Beatriz y Nicolás se sentían orgullosos de Luis, pero momento de regresar al palacio.
—Gracias por cuidar de ellos, de verdad tienes mi gratitud.—decía Trevor
—Es un placer, Luis me salvó la vida y además le prometí a la reina que cuidaría de ellos siempre, es mi deber.—respondió Nicolás
—Ahora hijo mío, recuerda que no debes decirle a nadie sobre mi. Porque tu mamá tendría problemas y debemos protegerla, ¿de acuerdo?.—preguntó Trevor
—Si papá, eres increíble. Te quiero.—respondió el príncipe y le dio un fuerte abrazo, Nicolás y el príncipe salieron y dejaron a solas a Beatriz y Trevor
—Me voy cariño, cuando mejore iré a buscarte y hablaremos de todo, sobre todo de nuestro futuro. Por cierto te escuchas demasiado sexy hablando francés, recuerda que te amo.—dijo Beatriz mientras lo besaba apasionadamente
—También te amo, espero verte muy pronto. Gracias por dejarme conocer a mi hijo a pesar de todos los riesgos, ya los extraño.—respondió Trevor, por último se dieron un besos más y la reina salió.
Trevor se maravillaba por la manera tan inusual en la que su Beatriz cambiaba de ser ella, a ser la reina era como estar frente a dos personas completamente distintas, eso hacía que sintiera cierto temor. Aún así reina o no el la amaba con todo su ser, y no solo a ella ahora también a su precioso hijo.
Más tarde volvieron al palacio, la niñera del príncipe lo llevó a su habitación para darle un baño y prepararlo para que descansara, pero Tommy entró a la habitación del pequeño príncipe antes de que lo llevaran a dormir.
—Su alteza real, disculpe que los interrumpa su querida abuela la reina madre le envía este pequeño presente, sabe que le gustaría conservarlo.—decía Tommy
—En verdad me lo va a regalar, dijo que era del príncipe Alberto el hermano de la reina, que no podía tocarlo.—respondió Luis, se trataba de un soldado de juguete que al príncipe le gustaba, el cual le habían negado anteriormente.
—Si su alteza ahora es de usted, dígame ¿qué hicieron hoy en la villa?.—preguntó Tommy
—Estuvimos con mi papá y la reina todo el día, también admiramos a todos los caballos.—respondió Luis
—Eres un excelente hijo y nuestro futuro rey. Los dejo continuar su alteza debe descansar.—se despidió Tommy mientras hacía una reverencia al príncipe
El pequeño príncipe había cumplido la promesa que había hecho a sus padres, sabía que mentir era malo. Pero tenía que cumplir sus promesas siempre como le había enseñado su padre, estaba emocionado de haber conocido a su otro papá, ahora tenía dos papás que eran a sus ojos increíbles. Minutos después Tommy fue a buscar a la reina madre.
—Su majestad, el príncipe confirmó que usted tenía razón solo salieron como una familia normal.—decía Tommy
—Te lo dije, entiendo que sigamos alertas pero la realidad es que nuestra reina, ha hecho lo que debe hacer, su deber.—dijo Teresa
Mientras tanto La reina fue a visitar a su abuela, que seguía muy mal. Para ella verla era como un aliciente, con ella podía conversar sin que nadie se enterara de lo que conversaban.
—No me preguntes ¿cómo estoy? O moriré de aburrimiento. Todos lo preguntan.—saludó la reina Beatriz
—Abuela, tú me dijiste que la monarquía es la misión sagrada de Dios para darle dignidad a la tierra. Que la corona siempre debe ganar, que no hacer nada es lo más difícil que me iba a tocar hacer, porque es antinatural. Pero cómo puedo acabar con mis sentimientos, soy mujer y soy madre, tengo deseos, sueños y anhelos. Es muy pesada esta carga, en verdad la corona es una gran carga.—expresaba Alejandra I
—Tu amor más grande debe ser la corona, y tu pueblo. Cuando fuiste ungida renunciaste a tu lado humano para convertirte en algo divino. Debes guiar y enseñar al príncipe ese amor por la corona. Es tu deber, todos en esta familia hemos sacrificado mucho, créeme no has sido la única. Grandes monarcas han fracasado por no dejar de lado sus sentimientos.—decía la Reina Beatriz
—Quisiera ser una mujer normal, tener una vida normal. Tomar fotografías y cuidar de mis caballos, dedicarme a la crianza y cruza de mis majestuosos equinos. Que Luis y yo vivamos lejos del ducado. Una vida más tranquila.—le decía Alejandra I
—Cuando era joven también quería una vida más tranquila, hasta que mi padre me comprometió con tu abuelo y tuve que renunciar a mi misma.—decía la reina Beatriz apunto de quedarse dormida, pero lo que pasaba realmente es que ya estaba agonizando. Unos minutos después la abuela de la reina había fallecido, sin más espera la reina junto sus manos y llamó a todos los sirvientes para que prepararan todo y le avisaran al primer ministro, Tommy fue a darle aviso personalmente.
Era el segundo miembro real al que la reina Alejandra I le daba una digna sepultura, y dejaba caer sobre el féretro un puño de tierra. Entre los asistentes en la abadía estaba Trevor, en ese momento él veía a la reina no a su amada Beatriz ahí presente, al que si veía era a su pequeño hijo, disimuladamente Luis le guiñó el ojo a su padre. Roberto se sentía feliz por Trevor y más de que su hijo lo haya aceptado. Era momento de hablar y terminar con Megan, no quería que ella causara un conflicto con su amada Beatriz.