CORRIENDO A LA VELOCIDAD DEL AMOR

CAPÍTULO 22.

Kilian abrió la puerta del apartamento y permitió que Sirius ingrese primero para entrar ellos dos detrás. Briana observo que a un lado estaba la maleta del hombre, por lo que, supuso que había llegado hace unas horas.

—Entonces, ¿de qué querías hablarme?

—Kilian, es que lo que debo decirte es muy delicado. —Suspiro ella. Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos al tener que explicarle esto.

—Te escucho, Briana. —Dijo él, arrugando el entrecejo, confundido por la actitud de la pelirroja.

—Mejor te muestro y dejo que tú juzgues lo que creas prudente. —Dijo ella.

Kilian la observaba aún más confundido. Finalmente, la chica busco la copia del video que le había enviado Dana y se lo enseño al hombre, quien miraba aquella filmación sin ninguna expresión en el rostro. Aunque en determinado momento, su rostro se puso pálido.

—¿Qué mierda significa esto?

—Es un video de las cámaras del autódromo. —Dijo ella. —Del día que Dominic tuvo un accidente.

—No puede ser. —Exclamo él. —Ese es… Es mi sobrino. —Dijo. —Pero… ¡Eso es un delito!, ¡Maldita sea!

—Es por eso que fui a buscar a Zack. —Dijo ella, llorando. —Quería que confiese lo que hizo. ¡Por un demonio, Dom casi muere ese día!

—No puedo creerlo. —Exclamo él, poniéndose de pie. —Mi… propio sobrino.

Briana observaba cada uno de los movimientos del chico, quien caminaba de un lado a otro de la habitación hasta pararse frente a la ventana, viendo hacia afuera. La ciudad de Austin daba una increíble vista nocturna desde el edificio.

Su cabello negro estaba desordenado, su rostro se veía triste y a la vez preocupado. De sus ojos caían algunas lágrimas, que él intentaba evitar. Claramente, se sentía contrariado, no podía creer lo que sus ojos veían y le dolía que esa persona que era de su misma sangre, haya sido el responsable del accidente que casi provoca la muerte de su mejor amigo.

—Kilian. —Exclamo ella, en voz baja, acercándose al chico quien en ese momento le daba la espalda.

—¿Cómo lo supiste? —pregunto.

—Fue cuando me dijiste en el hospital que Andrés descubrió que habían alterado los frenos que comencé a sospechar. —Dijo ella. —Fue todo extraño. La repentina aparición de Vincent y Cassandra, el hecho de que Zack comience a trabajar para ellos… Fueron demasiadas cosas. En una oportunidad, fui a casa de Dominic para ayudarlo con su tratamiento y se lo dije a Dana y, levemente, a Dom. Apenas se fueron de viaje comenzamos a movernos y descubrimos esto.

—No sé qué hacer con esto. —Suspiro.

—Cualquier decisión que tomes estaré aquí para apoyarte. —Exclamo ella. —Pero no quería ocultártelo.

Kilian se giró sobre sus talones y se enfrentó a ella.

—Quiero contarte una cosa. —Exclamo él. —En la fiesta que tuvimos con los patrocinadores, yo…

—No lo digas. —Dijo Briana dándole la espalda. —Tú eres libre de hacer lo que quieras con tu vida y… no me debes explicaciones. De verdad. —Dijo. —No quiero saber con quién estuviste.

Kilian rio.

—¿De verdad crees que diría eso? —rio, tomándola por los hombros para que nuevamente estén frente a frente. —No estuve con ninguna mujer en Francia.

—¿Entonces? —pregunto ella, nerviosa.

—Dominic me confesó algo. —Exclamo él. —Dana nunca presento los papeles de divorcio.

—¿Qué dices? —pregunto ella, sin comprender.

—Nos engañaron. —Exclamo. —Dominic le pidió a Dana que no siga adelante con el divorcio por el momento. Según él, somos el uno para el otro.

—¿Es una broma? —pregunto Briana.

Kilian negó.

—Por supuesto que si quieres seguir adelante con el divorcio, hablaré inmediatamente con Dana para que presente los formularios, esta vez de verdad. Y si no…

—¿Si no qué? —pregunto ella.

—Estamos aquí, ahora. —Exclamo él. —Podríamos… retomar donde lo dejamos.

Briana lo observo sorprendida. Dentro de sí, sentía una corriente fluir por sus venas. Ese hombre le gustaba más de lo que estaba dispuesta a admitir, y tenerlo frente a ella después de todo, confesando aquello, solamente confirmaba lo que ya sabia que sentía.

—Seré sincero contigo. —Exclamo. —No será fácil. Atravesaremos muchas situaciones difíciles. Sobre todo con lo que acabamos de saber. Sé que Zack viajara a Suiza la próxima semana, hasta su regreso no podemos hacer nada. También creo prudente esperar hasta que Charlotte dé a luz. Por otra parte, están Vincent y Cassandra. Estoy seguro de que la presencia de esos dos no es nada bueno. —Exclamo. —Sin embargo, daré lo mejor de mí para que esta relación prospere.

—Quiero intentarlo contigo, Kilian. —Exclamo ella. —No me importan las adversidades, seremos más fuertes estando juntos.

Kilian le sonrió en respuesta, la abrazo por la cintura y acercándola a él, la beso. Fue un beso lento, tierno y apasionado. Kilian moria de ganas de llevar las cosas al siguiente nivel. Pero no era el momento. Briana estaba algo afligida por los últimos sucesos y quería hacer de la primera vez de ambos, algo especial.

—Cocinaré para ti. —Exclamo Briana. —A pesar de vivir en la misma casa, casi no hemos compartido tiempo juntos.

—Eso cambiará a partir de ahora. —Dijo él. —Estaba muy ocupado por la inauguración de la escudería, pero ahora me haré un tiempo para ti.

—¿Lo dices en serio?

Kilian asintió.

—No volveré a trabajar hasta la próxima semana. —Dijo. —Al menos hasta no tener el nuevo auto.

—Me alegra tenerte aquí. —Sonrió ella.

—Cuando regrese a la escudería, quiero que tú y yo hablemos de trabajo. —Sonrió él, sentándose en la barra de la cocina, mientras Briana tomaba los ingredientes para preparar la cena.

—¿De qué se trata? —pregunto ella.

—Lo hablaremos la próxima semana. —Dijo él.—Ahora no quiero hablar de trabajo.

Briana sonrió. Disfrutaba mucho de la compañía de Kilian en la casa. Si bien entre ellos había atracción; lo cierto es que seguían conociéndose y, dándole una oportunidad a ese matrimonio que surgió en Las Vegas, gracias al efecto del alcohol.

Esa noche, los dos cenaron mientras hablaron de cosas triviales y se contaban lo que cada uno hizo durante la ausencia del otro. Kilian estaba contento por haber conseguido al nuevo patrocinador y Briana, se sentía aliviada por haber llegado al fondo de lo que ocurrió realmente con Dominic.

—Quiero pedirte algo. —Dijo Kilian.

Briana lo observo, expectante.

—Quiero que duermas conmigo a partir de esta noche. —Dijo sonriéndole y dándole un pequeño beso. —Prometo comportarme.

Briana, rio.

—¿Podemos ver una película? —pregunto ella.

—Me gusta esa idea. —Sonrió él.

Mientras Briana cepillaba sus dientes y se colocaba la pijama, Kilian fue el encargado de preparar las palomitas. Luego se aseguró de llevar a Sirius abajo para que haga sus necesidades y al subir nuevamente, vio que tenga comida y agua suficiente.

Finalmente, ingreso a su habitación y justo detrás, ingreso Briana. La chica observó todo. Ya había ingresado a la habitación de Kilian, pero solo para llamarlo. Solo ahora le prestaba atención al lugar.

El cuarto del chico, al igual que el resto de la casa, era en tonos negros, grises y blancos. Estaba amueblado, tenía su propio baño y otra puerta, la cual dirigía al vestidor. Frente a la cama había un mueble grande en el cual había una televisión encastrada en el medio. Junto a la cama de dos plazas, había, de cada lado, una mesita de noche con sus respectivas lámparas.

Sobre el respaldar de la cama, había algunos portarretratos y libros.

El lugar estaba limpio y ordenado, sobre todo para ser de un hombre.

—¿Te gusta? —pregunto Kilian, quien se acomodó en la cama.

—Es muy linda tu habitación. —Exclamo ella, acostándose a su lado.

—Es nuestra, a partir de ahora. —Dijo él, depositando un beso en la coronilla de su cabeza.

Finalmente, eligieron una película de terror para ver y luego, ambos se quedaron dormidos. Era la primera vez que dormían juntos.