¿Qué pasa cuando un personaje de novela antigua transmigra al mundo moderno? Esta es la divertida historia de una villana adaptándose al progreso. Es como invitar un neandertal a casa
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Soy otra
El Doctor en Psiquiatría Alberto Miranda estaba en la cafetería del hospital sentado a una mesa que hacía esquina. Delante tenía un café ☕ olvidado, ya frío y una carpeta abierta de la cual pasaba hojas con interés y luego en una agenda tomaba apuntes diligentemente. Su concentración era tanta que no percibió a la persona que llegó en su búsqueda.
- Buenas tardes. ¿Es usted el Doctor Miranda?
El aludido volvió de golpe a la realidad. Miró al bombero que tenía delante. Era evidente que el hombre había pasado por casa antes de venir al hospital. Su ropa estaba limpia y se olía la colonia de afeitar.
- Sí, yo soy el Doctor Miranda y usted debe ser Sergio Martínez. Por favor tome asiento. Mientras voy por café para ambos.
Recogió la tasa y sin esperar si su invitado hacía o no lo que le indicaba, se había ido hacia la máquina expendedora de café exprés. Viró con dos humeantes tazas. Una la reservó para sí mismo y la otra la colocó ante el joven, que ya se había sentado. Este agradeció la cortesía y aguardó a saber cuál era el motivo por el que se le había solicitado su presencia ante este Doctor. Debía ser algo muy importante, pues fue relevado de sus labores de rescate con instrucciones muy precisas.
- Ante todo quiero agradecerle por venir hasta aquí. - dijo el doctor Alberto.- Le hice viajar al hospital vestido de su ropa de trabajo por un motivo. Ahora le explico. La joven que usted salvó ayer necesita de su presencia.
- ¿Pero yo no la conozco, por qué pediría algo así? - preguntó Sergio intrigado.
- Verá. Soy especialista en psiquiatría, no es raro que la víctima cree un vínculo con su salvador, en este caso usted.
- Comprendo. ¿Y qué necesita que haga?
- De momento nada. Eso dependerá de la propia paciente. La joven presenta un trastorno psiquiátrico. Piensa que es otra persona. Es un trastorno de identidad disociativo, antes conocido como trastorno de personalidad múltiple. La persona está bajo el control de dos identidades distintas de forma alternativa, pero este caso es peculiar, porque aquí la personalidad dominante parece ser la de un personaje de esta novela de aquí. Tome. He impreso una copia para usted.
- ¿Y debo leerla?
Alberto asintió con la cabeza y luego continuó.
- Es esencial comprender el personaje que ha asumido. He hecho algunos apuntes. La paciente en su trastorno delirante tiene la firme convicción en una o dos creencias falsas, como que es hija de un marqués y que se llama Soledad Del Alba. Si a esto le sumamos su ego desmedido con un enfoque personal exagerado, la aparición de excentricidades y el deprecio hacia las opiniones de los demás, tendrá usted la imagen exacta de la villana de esta novela. ¿Podría contarme cómo fue el comportamiento de la paciente cuando fue rescatada?
- Bueno, inicialmente no presté mucha atención. Estaba feliz. Era la primera vida que salvábamos en tres días, desde el desastre. Cuando la euforia colectiva pasó fue que noté algunas rarezas en ella. Mostraba una sensación de irrealidad o extrañeza hacia el entorno y las experiencias cotidianas como abrir una botella de agua, le eran desconocidas. Daba la impresión de que lo que estaba viendo, escuchando o experimentando no era real o que estaba distorsionado de alguna manera para la chica. No obstante, esto no me preocupó especialmente porque iba a ser trasladada a un centro médico y ya dejaba de ser mi responsabilidad. Usted me entiende.
- Sí, lo comprendo. No cabe dudas. Mi paciente padece un trastorno disociativo. Podríamos definir la desrealización como la percepción de que lo que ella está viviendo no es real. Se trata de un fenómeno que se produce en el transcurso de algunos trastornos como, por ejemplo, en el ataque de pánico o en el trastorno de estrés postraumático que es el caso que nos ocupa.
- En otras palabras Doctor la joven está loca.
- No podemos afirmar eso. Según el NHS, disociarse es un mecanismo de defensa normal para sobrellevar un momento traumático. Es una especie de negación, como decir "esto no me está pasando a mí", pero se vuelve disfuncional cuando el ambiente ya no es traumático y la persona sigue comportándose como si lo fuera, como si la persona no hubiera procesado el evento que causa el trauma. Entiende.
- Sí creo que sí y cuánto tiempo necesita para recuperarse una persona en ese caso.
- Eso depende de cada paciente. Los episodios de despersonalización y de desrealización pueden durar solo unos momentos, pueden ser recurrentes a lo largo de años o pueden ser permanentes.
- Entiendo. ¿Además de leer esta novela qué más debo hacer?
- Sé que siente que usted no puede hacer nada, pero hemos aprendido que en estos casos es mejor darle al paciente lo que necesita dentro de las posibilidades claro y resulta que ha pedido verle. No sabemos para qué, pero necesitamos que lo averigüe para nosotros. La petición de que viniera vestido con su traje, obedece a que la paciente puede que no lo reconozca si usa otra indumentaria. ¿No sabemos cuán inestable puede estar su mente? Ahora si está preparado puede seguirme, le guiaré a la habitación.
- ¿Es peligrosa?
- Solo para ella misma.
Sergio asintió con la cabeza, comprendía lo que se esperaba de él. Bueno ya había rescatado a la muchacha de las entrañas de la tierra, ahora parece que tendría que rescatarla de las entrañas de su propia mente. Siguió por varios pasillos al Doctor Miranda y luego cogieron un ascensor hasta la tercera planta. Él iba ensayando el mejor saludo en su mente, mientras se dejaba conducir. Si alguien le hubiera dicho lo que iba a vivir no le hubiera creído.
Llegaron a la habitación y aquello era un circo. Sergio se quedó congelado 🥶. La enfermera trataba de quitarle un espejo enorme a la paciente, quien estaba envuelta en una toalla y otra mujer, probablemente una pariente trataba de persuadirla en vano para que se vistiera.
- Dalia corazón, deja que la enfermera se encargue del espejo y ven a vestirte Cariño. No puedes andar envuelta en toalla y hay que desenredarte el cabello.
- Señora maga, yo también quiero vestirme no es decente andar así, pero esta plebeya horrible quiera quitarme este tesoro. Esto es un regalo de Dios. Me ha dado un cuerpo nuevo después de mi muerte y me dio este presente para que admirara mi nueva figura. Oye plebeya envidiosa suelta. Esto es mío.
- Señorita necesito que me devuelva el espejo. Esto es propiedad del hospital. Usted no tiene derecho a apropiárselo.
- Pero qué dices. Señora Maga haga algo con esta plebeya.
El Doctor Miranda reaccionó al fin y entró a la habitación interviniendo en el asunto.
- Hola a todos. ¿Qué es lo que está pasando aquí?
- Falso Doctor ha regresado. - esto lo dijo sin soltar el espejo.- ¿A qué ha venido? ¿Bueno no importa, puede hacer que se vaya esta plebeya?
- Sí, claro. - dijo con total seriedad Alberto. Disimuladamente, le hizo señas a la enfermera para que abandonara la habitación. Esta salió poniendo los ojos en blanco y con cara de, no puedo con esta tía . La madre de la chica se apresuró a saludar a los dos hombres.
- Buenas tardes tengan ustedes. Disculpen este episodio. Nos dan un momento por favor. Ahora mismo la ayudo a vestirse y les hago pasar.
Los hombres aceptaron y salieron al pasillo inmediatamente. Hasta el momento por la escena desarrollada con el espejo, habían obviado el hecho de lo inadecuado de la vestimenta de la joven, pero una vez pasada la crisis, la historia era diferente. Eran hombres perfectamente sanos y notaron la sensualidad con que la toalla envolvía el cuerpo de la chica. Ya en el pasillo Sergio no pudo evitar comentar.
- ¿Y dice usted que no está loca? - como el Doctor guardó silencio él continuó.- Bueno es una loca condenadamente sexi. - Esta vez los dos se echaron a reír con ganas.
Mientras, dentro de la habitación, Rosa se las ingenió para que Dalia soltara el espejo y se vistiera con la pijama.
- Qué bonito 😊. Esta ropa es cómoda. A qué me queda bien verdad Señora Maga.
- Si mi vida te queda bonita. Ahora vamos a hacer pasar al doctor y al otro joven.
- Está bien, voy por mi regalo.- y se volvió a apoderar del espejo. Admiraba su cara y luego dijo casi cuando ya Rosa estaba en la puerta. - Señora Maga, pero primero péineme. Este cabello está muy desordenado como para recibir visitas.
Rosa con infinita paciencia y ternura le desenredó el larguísimo cabello. Su hija le encantaba llevarlo bien extenso. Después le aplicó perfume, un error de su parte, pues su niña se apoderó del frasco y lo unió a su botín. El cual constaba del jabón, el desodorante, el champú y el acondicionador, el mando del televisor, el enorme espejo y ahora el perfume. Respiró profundo y le puso un poco de maquillaje nada excesivo, solo un poco de labios y algo de talco para después del baño. Estos objetos también pararon en la colección.
- Voy a hacer pasar al Doctor y al otro joven quédate quieta y pórtate bien.
- ¿Y por qué no habría de portarme bien yo?
- ¿No sé, dime tú? - dijo Rosa con ironía.
Cuando los hombres pasaron es que la joven se dio cuenta que el otro era Sergio y dirigiéndose a él le dijo:
- Ha venido. - mirando al Doctor le comentó- Gracias Falso Doctor por traer a Sergio, pero ahora quiero que se retiren y me dejen con él. Señora Maga usted acompáñalo fuera. Si los necesito yo les llamo.
Alberto observaba la caótica colección de objetos que la joven tenía sobre la cama y no le pasó desapercibido que todavía se aferraba al espejo. Le hizo señas a Rosa para que lo acompañara. Esta no muy convencida salió al pasillo, dejando la puerta semiabierta para escuchar desde fuera la conversación de adentro. Su hija decía las cosas más locas que había oído.
- Sigue usted vistiendo esa ropa rara, ese horrible color no le favorece. Bien, voy a pedirle disculpas. No voy a poder recompensarlo por su ayuda. Verá, resulta que me he muerto y Dios me ha dado otra vida y otro cuerpo. Ahora no soy Soledad Del Alba creo que me llaman Dalia e ignoro todo respecto a mi vida. La Señora Maga y el Falso Doctor me están ayudando.
Sergio estaba impactado y no se atrevía a abrir la boca. ¿Qué se podía decir ante semejante loca? Como él permaneció mudo 😶 ella continuó.
- ¿Es eso un regalo para mí? Es usted un joven muy considerado. - y sin darle tiempo a nada ella se había levantado velozmente y le había quitado la carpeta con las páginas impresas de la novela que el Doctor Miranda le había dado en la cafetería. No quiso arriesgarse a negárselo, ya había visto lo sucedido con el espejo. Solo le dijo:
- No ha sido nada, que le aproveche.- y eso lo dijo Sergio desde el fondo de su alma, quizás esto era lo que la loca necesitaba para que sus pies se posaran en la tierra.- Si no tiene nada más que decirme, me retiro.
- Si váyase, si lo necesito lo vuelvo a mandar a llamar. - y ya no le prestó más atención. Había comenzado a leer la novela.
Sergio encontró en el pasillo al Doctor explicándole a la mujer que su hija tenía un desorden psicológico llamado despersonalización, el cual hacía que considerara sus sentimientos y pensamientos como si fueran de otra persona. Además su hija mostraba síntomas como la visión distorsionada de su propio cuerpo e incapacidad de reconocerse en el espejo. Presentaba desapego en las emociones y la sensación de que no era real.
Sergio Martínez en el pasillo del hospital
Nota de la autora:
Esta imagen es tomada de Pinterest. No es mía, pero como siempre pido apoyemos al artista original.
de raros como su amiga que a pesar
de todo va por su meta de acostarse con Mario le gusta
los villanos será que ella se lo quede lo amarre?