el día en que sería feliz me encuentro con la sorpresa de que el hombre que sería mi esposo me traiciona con mi mejor amiga.desde ese momento mi mundo se nublo y decidí ser la viuda de blanco
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capitulo 3
Me llamo Donatello De Luca, y soy el nuevo socio de la empresa de Bella Mancini. Decidí invertir en esta empresa solo por capricho, ya que no necesito hacerlo. Mi fortuna es más que suficiente.
Pero había algo en Bella que me llamó la atención. Su determinación, su pasión por su trabajo... y su belleza.
Desde el momento en que la vi, supe que quería conocerla mejor. Y no solo como socios de negocios.
Mi asistente entra en mi oficina.
—Señor De Luca, la fiesta de esta noche está lista —dice.
—Excelente —respondo—. Asegúrate de que todo esté perfecto.
Mi mirada se dirige hacia la ventana, pensando en Bella. ¿Qué la hace tan cautelosa?
Recuerdo el día que vi a esa mujer salir de uno de los apartamentos del centro de la ciudad. La vi vestida de blanco, llorando. Después de verla salir, salió un hombre detrás de ella, insistiendo que parara para hablar, pero ella solo le tiró a sus pies el anillo de compromiso y se fue.
Esa mujer era Bella Mancini. No lo sabía en ese momento, pero esa imagen se grabó en mi mente. La tristeza en sus ojos, la determinación en su paso.
Ahora, como su socio, puedo ver la cicatriz que ese hombre le dejó. La forma en que se cierra cuando habla con alguien mas que no sea su asistente.
Mi curiosidad sobre ella crece cada día. ¿Quién es ese hombre que la lastimó? ¿Por qué ella se resiste a confiar en mí?
Mi asistente interrumpe mis pensamientos.
—Señor De Luca, es hora de prepararse para la fiesta —dice.
Asiento, sabiendo que esta noche será crucial. Quiero que Bella se sienta cómoda, que se abra conmigo.
Pero también quiero descubrir más sobre su pasado. Sobre el hombre que la lastimó.
Mientras tanto, Bella y Sofía están en la cafetería, sentadas en una mesa acogedora cerca de la ventana.
—Cuéntame, Bella —dice Sofía, tomándole la mano—. ¿Qué pasa con Donatello De Luca?
Bella suspira, mirando hacia abajo.
—No sé, Sofía. Es como si ese hombre pudiera ver a través de mí. Me hace sentir incómoda.
Sofía sonríe.
—Eso es porque está interesado en ti —dice—. Y no solo en tu empresa.
Bella se ruboriza.
—No digas eso —dice—. No quiero complicaciones.
Sofía se inclina hacia adelante.
—Bella, has estado sola durante mucho tiempo —dice—. Es hora de que te permitas sentir algo.
Bella mira a Sofía, sabiendo que tiene razón. Pero el miedo a ser lastimada de nuevo la detiene.
—No sé si puedo confiar en él —dice—. Después de lo que pasó con Marco...
Sofía aprieta su mano.
—Donatello no es Marco —dice—. Dale una oportunidad.
Bella asiente, aunque aún tiene dudas.
Su amiga le dice que confíe en sus instintos que debe dejar de lado su pasado y seguir hacia su futuro.
Después de la charla tan amena que tuvo con su amiga Sofía, Bella se despide y le dice que tiene que ir a arreglarse.
—Tengo que irme, Sofía —dice Bella, mirando su reloj—. Donatello invitó a todos los ejecutivos a una cena en su mansión esta noche.
Sofía sonríe.
—¡Vaya! —dice—. ¡La mansión de Donatello De Luca! ¡Debes impresionarlo!
Bella se ríe.
—No es eso, Sofía —dice—. Es solo una cena de negocios.
Sofía levanta una ceja.
—Claro que sí —dice, sonriendo—. Bueno, vámonos. Te ayudaré a elegir un vestido.
Bella se despide de Sofía y se dirige a su casa, pensando en qué vestido ponerse. Quiere impresionar a Donatello, pero no quiere parecer que se está esforzando demasiado.
Al llegar a su casa, se dirige al armario y comienza a buscar. Su mirada se posa en un vestido rojo intenso, elegante y sofisticado.
—Este es el indicado —dice para sí misma.
Se ducha, se viste y se maquilla, sintiéndose segura y elegante.
Cuando está lista, sale de su casa y se dirige a la mansión de Donatello, sintiendo una mezcla de emociones.