Tu Y Yo De Nuevo

Tres días después.

El emperador leía con sumo cuidado la carta que le había mandado el duque Rose del reino Sur y el duque Johnson del reino Norte, una clara explicación de lo que había hecho el duque del reino Oeste para declarar la guerra, la llegaba de Kenia a su reino con la noticia que no fue seleccionada como duquesa, lo hizo llenar de ira, vendiéndola a un marqués poderoso y así decir que fue mancillada y ultrajada en el reino Norte junto a la señorita Renata del reino Este.

Renata no estaba enterada de esa guerra y mucho menos Raquel, que solo se dedicaba a dañar a su hermana sin lograr nada, de decir que sería la emperatriz y la casaría con un viejo marqués para que sufriera.

Aún no superaba que ya no sería la emperatriz, su vida estaba a la suerte de ella, quién sabe con quién la casaría el conde para obtener beneficios.

_Oh hermana, lo siento mucho, ya son tres días y tu prometido no vino._

Renata no prestó atención y se marchó a su habitación, no tenía ni la visita del príncipe, ambos estaban lejos de la capital atendiendo unos deberes como príncipe y princesa heredera y su duque no había llegado tampoco.

Reino Norte.

Rainer pregunto la fecha a su escolta y sintió un gran dolor, el cumpleaños de su amada en esta época ya había pasado y no asistió, eso sin duda era una gran falta, ya que ni un regalo mando, el emperador de su reino lo necesitaba junto a su padre para la guerra que se avecinaba y olvido mencionar eso a su madre, entre el miedo y la presión de querer cuidar a su familia y su chica, lo tenían estresado.

_Padre, olvide el cumpleaños de mi prometida._

Hablo con mucho dolor Rainer.

_Hijo, sé que te entenderá cuando le expliques, como ya sabes, la señorita Kenia ha sido dañada y te culpan a ti junto a tu prometida._

Explicó su padre.

_Padre, pero usted sabe que yo no la toque._

Exclamó Rainer.

_Lo sabemos, es solo una excusa del conde para declarar la guerra, no solo a nuestro reino, según la información, al reino Este también._

_(Fer.)._

Pensó Rainer.

_Padre._

Pronunció con sentimiento.

_Sé que te preocupa tu prometida, pero nuestro deber en nuestro Reino, hijo, ella estará bien._

Rainer fue a su habitación y caminaba de un lado a otro, no podía perderla nuevamente, su corazón dolía de solo pensar eso, tenían la oportunidad de ser feliz en esa época y no perdería la oportunidad.

Reino Esté

En una aldea cerca de la frontera donde muchos eran los muertos, Rainer y Nyssa estaban agotados por la pelea fuerte que tenían con unos mercenarios del reino oeste.

_¡Príncipe!_

Grito Nyssa viendo cómo se acercaban para matarlo, logro llegar a tiempo y salvarlo.

_Gracias, amada mía._

El príncipe le guiño el ojo, Nyssa rodó los ojos, como era capas de bromear en esa situación, sus guerreros seguían la batalla hasta por fin dar por terminada esa pequeña distracción.

En el palacio ya estaban varios enemigos metidos, dando batalla para matar a los emperadores, en el camino el príncipe cuidaba de su amada, era muy obvio que deseaban que el príncipe quedará solo y así poder hacer lo que querían, el poder del imperio Esté.

Flash

_Duque Bonnie, ya no podemos esperar a que su hija logré ser la emperatriz y poder tener el control del reino Este._

Le hablo el conde Bill, había llegado al reino Este sin que se dieran cuenta, la carta que había recibido el conde, era la pronta llegada del conde Bill a reino Este.

_Que trata de decir, conde._

Pregunto preocupado.

_Usaré a mi hija para declarar la guerra, será ultrajada y mancillada por ambos reinos._

El conde levantó sus cejas de la sorpresa, pero seguía sin entender.

_Eso no nos asegura que ganemos la batalla, conde, son dos reinos muy poderosos en soldados._

_Si no ganamos, el príncipe debe quedar solo y así obligarlo a que se case con alguna señorita del reino oeste, como un tratado de paz, por supuesto que una que manejemos a nuestro antojo._

El conde sonrió por la gran idea que tenía en mente el conde Bill, sin duda sería una buena manera de ganar, aunque no fuera la guerra.

Fin del flash

_Un médico, rápido._

El príncipe llegaba con Nyssa en brazos.

_Príncipe, es solo un rasguño, vamos por la emperatriz._

Nyssa rasgo su vestido y vendo su brazo.

_Me aseguraré para la próxima de no usar vestido al salir fuera de la capital._

Murmuro Nyssa para salir corriendo al palacio de la emperatriz, donde todo era un caos, su objetivo era acabar con ellos y eso estaban a punto de hacer.

_¡Padre!_

Sadie peleaba con su espada sin parar, veía como su madre trataba de revivirlo, sus escoltas trataban de que no llegaran a ella, pidiéndole que salieran a un lugar seguro pero ella no quería dejar a su esposo ahí sin más.

_Mi emperador, no me deje sola._

Verlo dar batalla para cuidarla y estar a punto de morir, la mataba de dolor.

_Amada mía, han sido los mejores años de mi vida, cuida de nuestros hijos y nietos._

Hablaba con mucha dificultad el emperador, escuchando los gritos de nyssa y Sadie.

_¡Padre!_

Sadie logro matar a todos junto a Nyssa y se acercó con lágrimas en los ojos, su padre había sido atravesado Con una espada, solo daba sus últimas palabras.

_Cuida de la señorita Rose, cuida de tu madre, no permitas que tomen nuestro reino._

Fueron las últimas palabras que dio el emperador para cerrar sus ojos y morir.

_Nooo, padre, por favor._

Nyssa luchaba con lágrimas en los ojos, con rabia de ver morir al emperador, quien lucho siempre por su reino.

_Príncipe, madre emperatriz, debemos irnos._

Nyssa le hablo con sus ojos rojos.

_Lleven a mi padre a un lugar seguro, no lo dejaré aquí._

Le, subió al emperador a su hombro y salían por un túnel seguro, ese daba fuera del palacio a un lugar aislado donde estaban a salvo por los momentos, un carruaje estaba listo con todo lo necesario, serían varios días los que lucharían y para todos, mantener a la emperatriz a salvo, era lo más importante.

_Príncipe, cuide de la emperatriz, iré por la señorita Renata._

Nyssa sabía que ella estaba en peligro, el duque no estaba, al igual que ellos, batallaban por cuidar de su Reino.

_Renata no puede ser, quédate tú, yo iré por ella._

Hablo Sadie, jamás se perdonaría que algo le pasará.

_Hijos, deben sobrevivir por su reino, su pueblo los necesita._

Ambos se acercaron a la emperatriz que seguía aferrada al cuerpo de su esposo.

_Madre, prometo que estaremos bien, por favor no salga de ese lugar, nadie sabrá que está aquí, Le, les traerá lo necesario._

La emperatriz asintió y los dejo ir, ambos en un solo caballo, cabalgando sin dejar de pelear con quienes no perdían el tiempo en atacar, fue una hora la que se tardaron el llegar y sus ojos se cristalizaron al ver el condado, todo estaba destruido, no veían rastro de alguien vivo.