La Buscadora De Mates

NARRADOR

- Cariño, sabes, ¿por qué los humanos nunca encuentran la manada por mucho que se internen al bosque? – le pregunta Julián a su pareja.

- No, no lo sé.

- Es por la diosa Luna ella nos cuida, y no deja que ningún humano encuentre las manadas de su más querida creación, y es ella quien decide si un humano es digno de confianza o no, por lo que si un lobo quiere decirle la verdad a un humano, sobre todo si no es su mate, debe de llevarlo a la manada y si el humano en cuestión siente rechazo por el lugar, significa que no es digno de confianza y por ende no puede ser llevado a la manada – le explica Julián

- Wow, eso es increíble, entonces tendré que llevar a mis padres a la manada – le dice Elizabeth con una sonrisa

- Sí, así es, solo allí podrás decirles la verdad sobre la naturaleza de nuestra unión, así como lo que soy en realidad.

El resto del camino la pareja lo hizo en un cómodo silencio. Julián estaba nervioso, y como no estarlo quería agradarles a los padres de su mate, pero su novia le había asegurado que lo amarían, por lo que confiaba en ella y no dejaba que los nervios lo invadieran.

- Ma, pa – llego gritando Elizabeth a la casa de sus padres mientras entraba sin tocar, ya que en caso de emergencia ella conservaba una copia de la llave, por si algo le pasaba a sus padres o a sus hermanos, quienes aún eran muy jóvenes, pero el día de hoy estaban en casa de su abuela, ya que esta los llevaría a nadar

- Mi niña – se oyó la voz de alguien desde dentro de la casa y da la cocina salió la señora Jamelia, la madre de Elizabeth

- Hola mami – la saludo Elizabeth mientras le daba un abrazo – te quiero presentar …

- Tú debes ser Julián, bienvenido cariño, puedo ver que mi niña eligió a un gran ejemplar – dijo la mujer mientras abrazaba y le tocaba los músculos disimuladamente, el joven se encontraba un tanto incómodo, pero al mismo tiempo encontraba divertida la manera de expresarse de la madre de su novia.

- Mamá – la regaña Elizabeth un tanto avergonzada por la actitud un tanto descarada de su madrastra

- ¿Qué pasa aquí? – llegó preguntando el padre de la chica, quien al parecer estaba en el patio trasero de la casa y entró debido al bullicio que allí había.

- Mi madre está avergonzando a Julián – se quejó Elizabeth con su padre  mientras corría a los brazos de este en un abrazo, se notaba lo mucho que padre e hija se querían y el estrecho lazo que tenían.

- Cariño, deja incomodar a la visita – le dice Héctor a su mujer mientras la separa de Julián – un placer conocerte, Julián – lo saluda una vez que ha alejado un poco a su mujer.

- El placer es mío, señor – le responde Julián mientras ambos hombres estrechan su mano.

Después del breve saludo, la familia pasó a la pequeña sala de estar donde Jamelia no duró mucho tiempo porque se le levantó para terminar de hacer la comida y Elizabeth se fue con ella para ayudarla, dejando a su padre solo con Julián.

- Y ¿a qué te dedicas, muchacho? – le preguntó Héctor una vez que estuvieron solos, ya que quería asegurarse que el joven frente a él sea digno de su hija.

- Mi familia maneja el centro recreativo Red, también tenemos una compañía dedicada a la elaboración de artículos para acampar, así como para otras actividades al aire libre – le cuenta Julián, ya que eran esos negocios los que mantenían a flote la manada, todas las manadas tenían negocios en las ciudades o poblaciones cercanas a esta y era ese dinero el que se usaba para todo lo que la manda pudiera necesitar

- Veo que tu familia está muy bien acomodada económicamente – dice el señor Héctor temiendo que este joven quisiera aprovecharse de su hija por ser de un nivel económico menor

- Si así es, la verdad por ese lado no podemos quejarnos, mis padres se han esforzado mucho para que sea así

- Y ¿eres tú el que lleva los negocios o solo ayudas a tus padres?

- Soy yo, mi padre me paso el mando hace algunos años, quería pasar más tiempo con mi madre ahora que mi hermana y yo somos mayores – le contesto Julián

A Héctor le gustó mucho la actitud del joven, ya que no presumía ni alardeaba de lo que tenía, simplemente se dedicaba a contestar sus preguntas sin más, además también se interesaba por el propio Héctor, lo que hizo que la conversación se hiciera amena y dinámica para ambos y que las preocupaciones de Héctor se desvanecieran y viera en Julián un gran hombre para su hija.

- Ya está lista la comida – gritaron madre e hija al unísono y ambos hombres fueron en busca de sus mujeres para ayudarlas a poner la mesa

- Ma, pa, debo decirles algo – empezó a hablar Elizabeth una vez terminaron de comer

- ¿Qué pasa cariño? – le dijo su madre, con la que había tenido una muy seria conversación en la cocina donde su madre aprobó de sobremanera a Julián

- Es sobre nuestra relación – dijo la joven tomando la mano de su novio

- Señor y señora Sánchez, verán yo no vivo en la ciudad, sino en un pequeño pueblo cerca del centro recreativo que maneja mi familia y es muy difícil vernos entre semana, es por eso que le pedí a Elizabeth que se mudara conmigo y ella aceptó – les explicó Julián

- Ma, pa, la razón de esta reunión era para avisarles sobre mi inminente mudanza, ya hablé con Susi y juntas llegamos a un acuerdo para que pueda seguir trabajando con ella, pero a distancia.

- Mi niña, te voy a extrañar – le dijo su madre mientras se levantaba para abrazarla.

- No te creas, madre, vendré a verlos siempre que pueda – le dijo Elizabeth mientras correspondía a su abrazo – ¿pa? – dijo la joven al ver que este no decía nada.

- Sabía que esto pasaría, me entristeció mucho cuando nos dijiste que te mudabas con Susana, solo podía pensar, mi nena se va de mi lado, y ahora te vas aún más lejos de mi lado – comienza decir el padre de Elizabeth mientras unas lágrimas caen por sus mejillas – pero sabía que esto pasaría, que algún día te irías de mi lado y volarías por tus propias alas, hija mía estoy muy orgulloso de ti – termino de hablar el hombre mientras padre e hija se unían en un tierno abrazo, mientras tanto los dos espectadores intentaban aguantar las lágrimas al ver tan hermosa escena

El resto de la velada fue de recuerdos, el padre de Elizabeth no paró de hablar de los logros de su pequeña desde que apenas aprendió a hablar y Julián estaba más que encantado por escuchar sobre la infancia de su compañera.

- Y, ya que se van a vivir juntos, ¿Cuándo planean casarse? - les dijo el señor Héctor después de un rato.

- Papá – le regañó Elizabeth, ya que ella sabe que los lobos no tienen esas costumbres, además de que nunca lo había hablado con Julián

Al final la pareja salió muy tarde de la casa de los padres de Elizabeth y aunque estos les insistieron en que se quedaran, Julián debía volver a la manada, por lo que partieron rumbo a esta.