Andrew Quintana, es un hombre de treinta y cinco años. Guapo, alto de muy buen ver, pero sobre todo millonario, tiene una reputación impecable. Muy pocos conocen a lo que realmente sé dedica, detrás de esa figura intachable, se esconde un verdadero hombre despiadado sin el más mínimo sentimiento, los que realmente lo conocen saben de lo que es capas, de hacer cuando se meten con él.
En una persecución, tratando de atrapar a su peor enemigo, recatada a una chica que lo hará perder la cabeza, poniendo su vida y su casa patas para arriba.
Acompañame en está nueva historia, a descubrir de que es capas de hacer este hombre y quienes la chica que lo hará perder la cabeza.
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capítulo. 23. Comprometida
Cuando escuché a mi madre recordarme que solo soy una campesina, eso me dolió, pero en parte tiene razón.
Creo que debería de pensar un poco más en lo que realmente soy, y dejar de soñar y olvidarme de Andrew, como dicen ellos no es más que un mafioso que se cruzó en el camino de una campesina como yo.
Cuando ví que mi madre entendió su mano para devolverme la tarjeta y el teléfono sentí un gran alivió pero a la vez un gran dolor. Ella me había hecho ver la realidad. No sé porque se pone así madre, si no fuera por ellos, yo no estuviera aquí. Al señor Andrew no le costaba nada dejarme morir total solo era una más.
Desconozco a mi hija en todo este tiempo que estuvo relacionada con esa gente siento que cambio mucho. Entiende que esa gente es mala Alondra, solo se dedican a dañar a los demás con sus drogas.
Madre nadie obliga a nadie a consumir drogas el que lo hace, lo hace por su propio gusto. Después de que mi madre me volviera las cosa me fui a mi cuarto, buscaría un lugar donde esconderlas.
No quiero problemas por ahora, si esto que es una pequeñez que causa problemas. No me quiero imaginar si Andrew llegara a venir. Porque diablos tenías que dejar esto en mi bolso.
Tengo algunos problemas con algunos cargamentos pues me asocié con una de las mafias más poderosas de Rusia, ahora me exigen que haga la entrega personalmente, eso no me gusta, pues nunca hago las entregas yo, para eso tengo gente que se encarga de hacer las entregas.
No Luis tú sabe que nunca he entregado nada personalmente eso me huele mal.
En eso tienes razón, creo que fue un error.
Sí, fue un gran error. Pero ya estamos a dentro, envía a uno de nuestros que lleven la merca, si no la reciben pues ni modos.
Nada más que si te digo que se preparen, porque ese territorio ruso será nuestro.
Entonces debo pensar que nos avecina una guerra con los rusos. Y cambiando de tema que no extrañas a Alondra tu pelirroja.
Solo quede viendo de reojo a Luis. Y que crees.
Pues pienso que sí.
Me acostumbre a verla cuando llegaba por todos lados, que ahora que no está la extraño, pero primero tenemos resolver el asunto del colombiano y después iré por ella.
Cuando vayas te acompañaré.
Me sorprendió escuchar a Luis decir que quería ir conmigo, así que le pregunte. ¿Quieres ir?
Si tengo curiosidad por conocer ese dichoso pueblo o te molesta que yo vaya.
No, no me molesta que vayas, pero tu curiosidad, a ti cuando te ha importado un pueblo como ese.
Bueno, es que escuche tantas veces a Alondra hablar de su pueblo que ahora tengo curiosidad por conocer.
Entre plática y platica se nos fueron pasando las horas, después de hacer un par de llamadas Luis y quedar de acuerdo con la persona que entregaría la merca, lo invite a cenar, hace mucho que no salimos.
Vamos pensé que nunca lo dirías me muero de hambre.
Tú siempre estás hambriento.
Mientras cenábamos mi madre le dijo a mi padre lo que había encontrado en mi bolso, para ellos eso no es normal que encuentren cosas en la bolsa de sus hijas, ya me imaginó si llegaran a encontrar otras cosas se mueren del susto.
Mi padre me hizo prometerle que enviaré a su dueña esa cosas, así tendré que inventar que lo llevaré a la oficina de envíos. Así no me seguirán preguntando más.
Si fueron pasando los días, desde que llegue volví a mí ritmó de vida de antes. Ya habían pasado más de dos meses, y como en todo pueblo no pasa nada.
Terminamos de levantar y acomodar todas nuestras cosas , y nos fuimos a mi casa, cuando llegamos vi que mi padre estaba platicando con un viejo que siempre me a caído mal, por que se creé dueño de todo, solo por tener unos cuantos pesos.
No le reste importancia y entramos a la casa, yo me fui a mi cuarto para darme un baño cuando salí me puse unos shorts con un blusa largar que cubría prácticamente mis shorts, me acosté un rato a esperar que mi madre sirviera la cena.
Poco después mi madre me llamo para ir a cenar, cuando ya estábamos cenando mi padre nos quedó viendo a mi hermana y a mí. Bueno, Alondra Itzel, he tomado una decisión, que una de ustedes dos se tiene que casar.
Cuando escuche lo que dijo mí padre, merito y me les ahogo con la comida, y hubiese preferidos que así fuera, no tener que escuchar lo que mi padre dijo. Si Alondra tú por ser la mayor, será la que se case con el señor Manuel Suárez.
No podía creer lo que estaba escuchando, mi padre, mi propio padre estaba diciendo que tenía que casarme. Pero papá como que voy a casar con ese viejo asqueroso. No sé para qué diablos regrese.
No tengo de otra obsesión hija, le debo mucho dinero. Cuando desapareciste le preste dinero para buscarte.
Pues que se espere, se lo pagaremos, pero yo no me pienso casar con ese viejo cochino que tienes más años que usted. Podría ser mi padre.
Está decidido Alondra te casarás, y no hay vuelta atrás.
Me levanté de la mesa diciendo. En que hora a Andrew se le ocurrió traerme de regreso, allá estaba bien, ahí me trataban bien. Salí casi corriendo a mi cuarto, no podía creer que mi padre aceptara casarme con ese viejo asqueroso.
Me imagine casada con ese viejo, de lo feo que me imaginé hasta me dio cosa, nada más de pensarlo. Tengo que hacer algo, pero yo no me voy a casar con ese viejo, eso sí que no, que ni lo sueñe el viejo ese. Primero muerta.
Esa noche casi no pude dormir pensado en como voy a impedir casarme con ese abuelo sucio. Al día siguiente como siempre me levanté temprano y nos fuimos a los sembradíos, ahí se encontraba mi padre, llenando algunas cajas con verduras y otras con frutas que llevaríamos al mercado para vender.
La escritora lo olvidó?