León es un reconocido diseñador de modas, famoso por su elegancia y su estilo impecable, un hombre dandi que vive rodeado de lujo y sofisticación. Su reputación como un hombre delicado y perfeccionista lo ha llevado a ser considerado gay .
Todo cambia cuando Sophia, una joven asistente recién llegada, entra en su vida , que cautiva a León de una manera que jamás había experimentado. Aunque ella parece un "bombón " su encanto va más allá de lo físico, y su aura de frescura e ingenuidad pone a León al borde de la desesperación.
A medida que trabajan juntos, la tensión entre ambos crece, una mezcla de deseo reprimido y una conexión que desafía las expectativas de ambos.
NovelToon tiene autorización de Pretty Savage 19 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 18: El Ángel Caído del Cielo
La noche del desfile de León había llegado, y Sophia se encontraba lista para deslumbrar. Cuando salió de su habitación, la visión de ella fue suficiente para detener a cualquiera en su camino. El vestido negro ajustado abrazaba su figura perfectamente, con la abertura en la pierna resaltando su elegancia y audacia. Pero lo que realmente capturaba la atención era la forma en que había decidido peinarse: su cabello suelto, ondulado, caía con la suavidad de una diva de los 90, como si hubiera salido directamente de una película clásica.
Su maquillaje era impecable, con unos labios rojos que parecían hechos para besar, y unos ojos perfectamente delineados que reflejaban una mezcla de inocencia y misterio. El collar de diamantes que llevaba alrededor de su cuello brillaba con cada movimiento, dándole un aire inalcanzable, casi etéreo. Para añadir un toque de contraste, había colocado una tira de peluche blanco alrededor de su hombro, que hacía que su figura resplandeciera aún más bajo las luces del lugar.
León, que había estado esperando en la entrada del hotel, no pudo evitar quedar sin palabras cuando la vio. Sus ojos se abrieron ligeramente, y una sonrisa se dibujó en su rostro. Era como si el mundo se hubiera detenido por un momento solo para admirar a Sophia.
—Te ves... muy hermosa —dijo, su voz cargada de una admiración genuina.
Sophia, al escuchar sus palabras, sonrió tímidamente, pero su confianza era evidente. Sabía que ese vestido y ese look no solo estaban hechos para deslumbrar, sino también para mostrarle al mundo una nueva versión de ella misma. Una versión que León, sin saberlo, había ayudado a crear.
Dejaron a los gatos en el hotel, y León la acompañó hacia el desfile, sin poder apartar la mirada de ella. Mientras caminaban por el pasillo hacia la pasarela, su presencia era tan imponente que todos a su alrededor parecían eclipsarse. Los murmullos de admiración eran inevitables, pero León solo tenía ojos para ella.
Cuando llegaron al lugar del desfile, Sophia se sentó en uno de los asientos reservados, y León se acomodó a su lado. A pesar de que había otras personas en el evento, su atención estaba completamente centrada en ella. Observó cómo Sophia se acomodaba, cómo su figura parecía brillar incluso en la oscuridad del salón, como un ángel caído del cielo.
León sonrió para sí mismo, sin poder evitarlo. Ella no solo se veía increíblemente hermosa, sino que también tenía algo que lo atraía de una manera que no podía explicar. Era como si la energía de la habitación se hubiera enfocado en ella, y aunque él estaba acostumbrado a ser el centro de atención, esa noche, era ella quien realmente robaba el show.
Mientras el desfile comenzaba y las luces brillaban sobre las modelos, León no podía dejar de mirar a Sophia. Su belleza era innegable, y su presencia era tan cautivadora que parecía que el resto del mundo se desvanecía. La forma en que su rostro reflejaba la luz, su postura, la manera en que se veía completamente inalcanzable, lo hacía sentirse como un espectador de algo demasiado perfecto para ser real.
Era en ese momento cuando León se dio cuenta de algo que no había notado antes: Sophia no solo era su asistente. Había algo más en ella, algo que lo atraía y lo mantenía cautivo. Y mientras la observaba, supo que esa noche, ella sería la estrella del espectáculo, no solo por su belleza, sino por la forma en que había logrado, sin quererlo, cautivar incluso su corazón.