Adriano Mancini, un mafioso de Sicilia, dueño de varios casinos, frío y despiadado, le hará una propuesta a Alice, una bella joven que acaba de entrar en uno de sus casinos para ayudar a su hermano que ha contraído una elevada deuda de juego.
Alice tendrá que elegir, o firma el contrato de matrimonio, o su único hermano muere.
El sueño de Adriano es ser padre, pero quiere una mujer pura, que dé a luz a su hijo, con un pasado que no le gusta recordar, se niega a volver a amar a una mujer, pero será imposible luchar contra el amor que sentirá por Alice, su esposa por contrato.
Una historia de amor de un gángster con un corazón tan frío como el hielo, que acabará derritiéndose por su mujer que para él, sólo era un contrato.
NovelToon tiene autorización de Jullia Soares para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Buenas noticias...
Eugenia se posesiona de rabia al ser llamada puta y coge la cesta de Lorenzo y se la lanza y le dice:
-Si tienes una pizca de carácter, sal de mi vista ahora, no necesito ni mirarte a la cara, nunca olvidaré lo que me llamaste y sabes qué, vas a pagar por llamarme puta hipócrita.
Se acerca a Lorenzo y le da una bofetada en la cara.
Lorenzo sale del piso de Eugenia y Massimo dice:
-Lo siento, no sabía que tú y Lorenzo estabais saliendo, puedo hablar con él de que sólo me estás ayudando y que no hay nada entre nosotros dos.
-No hace falta Massimo, si no es capaz de respetarme, no merece saber nada de lo que soy y de lo que realmente hice, no soy su novia, pero si pensaba que iba a pasar algo, arruinó sus posibilidades llamándome puta -dijo con tristeza.
Suena el timbre y el conductor máximo entrega el traje y una bolsa con algunos artículos, como perfume, peine y accesorios.
-Fue el mayordomo quien separó todo para que usted entregara al Sr. Massimo.
-Gracias Wendel, me voy a cambiar y nos vamos al hospital- dijo.
-Voy con usted, jefe- intervino Eugenia.
-¿Me ayudas a cambiar? -preguntó sonriendo.
-Claro que no te hace gracia, digo que iré al hospital contigo para que no tengas que ir sola-dijo.
.
.
.
Mientras tanto, en el hospital...
-Señorita Alice por los exámenes esta masa que está en su útero no es cáncer pero tenemos que extirparla en una cirugía y mandarla a hacer una biopsia, luego cada año vendrá a hacerse exámenes frecuentes, para que no vuelva a aparecer-dijo el médico.
Respira aliviada y dice:
-Debería haber venido antes, temía que fuera algo grave.
-¿Cómo será la cirugía? -preguntó Adrián.
-Es como una cesárea- dijo.
-¿Voy a tener que pasar por una cesárea sin estar embarazada?
-Sí, ya sabrás lo que es una cesárea cuando tengas hijos, en caso de que no tengas un parto normal- dijo el médico.
Adriano le preguntó al médico varias cosas, si sentiría dolor, si podría quedarse con ella durante la operación, cómo sería la recuperación y qué día la operarían.
El médico responde a todas sus preguntas y poco después los dos salen de la consulta.
-Hoy no vas a ir a la empresa Alice, quiero llevarte a un sitio-dijo.
Los dos caminan por los pasillos de la mano, como una pareja de enamorados.
-¿Qué haces aquí? -preguntó Eugenia.
-Te lo contaré más tarde amiga-dijo Alice.
-Y vosotros, ¿estáis juntos? -preguntó Adriano, pensando en su hermano.
-He venido con Massimo a visitar a su madre-dijo Eugenia.
-Espero que todo te vaya bien, Alice-dijo Massimo, mirándola fijamente.
-Si vuelves a mirar así a mi mujer me aseguraré de que te quedes en este hospital durante mucho tiempo -intervino Adriano.
-Cálmate, Adriano, el señor Massimo sólo estaba siendo amable-dijo Alice.
-Sabe de lo que soy capaz, así que realmente espero que sólo estuviera siendo amable -dijo Adrián.
-Vamos Massimo, antes de que Adriano empiece con sus celos enfermizos, esto debe ser de familia -intervino Eugenia.
Alice y Adriano salen del hospital y pronto suben al coche.
-Adriano, tienes que cambiar esto, no te voy a traicionar, o confías en mí, o ni siquiera tienes que llevarme a ningún sitio, porque me rendiré y me iré a mi casa, ya que soy una mujer libre- dijo ella.
-Alice, soy un hombre, no puedo prometerte que vaya a cambiar inmediatamente, necesito un tiempo para ver si puedo controlar esto, pero tendrás que tener paciencia, me cuesta confiar en una persona con facilidad, aunque seas la mujer de la que estoy enamorado- dijo.
-¿Enamorado? ¿Estás enamorado de mí?
-¿Podemos hablar de esto en otro momento?
-Está bien, me siento tan feliz de saber que puedo seguir con mi útero, que algún día podré tener hijos, siempre quise ser madre y esto me causaba mucho miedo -dijo.
-Espero ser el padre de tus hijos, porque no quiero ni pensar que no soy digno de tenerte como esposa, puedo ser un grueso, un mafioso y hasta tener unos celos enfermizos, como dijo tu amigo, pero soy humano, soy real y tengo sentimientos Alice, No puedo dormir sin sentir tu olor, tu piel y tu presencia, te confieso que tenía mucho miedo de que me dejaras desde que te liberé del acuerdo, pero no podía seguir poseyéndote como un objeto, si ya estás habitando mi corazón, que aún no está totalmente curado.
-Adrián, te prometo que no voy a herir lo mejor de ti, quiero ayudarte a sanar y quedarme en tu corazón, porque yo también siento lo mismo por ti y estoy siendo sincera, no te voy a herir, pero por favor no hieras mis sentimientos- habló ella.
Adriano le toca la cara y le pone las manos en el cuello y le dice:
-No te haré daño, ni heriré tus sentimientos, quiero seguir siendo tu primero en todo y sobre todo el último hombre con el que permanecerás.
Sigue...