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Solo Ella

Solo Ella

Status: Terminada
Genre:Viaje En El Tiempo / Completas / Amor a primera vista / Apoyo mutuo / Pareja destinada / Amor eterno / Reencarnación / Mundo de fantasía
Popularitas:5.3k
Nilai: 5
nombre de autor: El Narrador Escarlata

Arlo pasó la vida feliz al lado de su esposa, la única mujer con la que estuvo y la única mujer a la que amó. Pero siempre tuvo el deseo secreto de estar con otras mujeres. Tras una complicación respiratoria, muere y reencarna a sus 17 años de edad, una año antes de ponerse de novio con Ema, su esposa. En esta segunda vuelta planea, antes de emparejarse, estar con tantas mujeres como pueda. Pero una simple modificación en la historia provoca que su unión no se concrete.
Arlo deberá mover cielo y tierra antes de que sea demasiado tarde y se vea obligado a pasar el resto de su (segunda) vida sin su alma gemela.

NovelToon tiene autorización de El Narrador Escarlata para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Las primeras señales

  La voz de Kim no transmitía nada bueno. Arlo sabía lo que estaba apunto de pasar. Esa misma situación la había vivido antes, en su primera vida. La diferencia era que la primera vez simplemente había besado a Lisa, y en esta oportunidad había ido unos cuantos pasos más allá. Podía estar en paz, pues si bien el reclamo sería el mismo, al menos había cumplido su deseo pendiente.

_ Arlo, ¿cómo crees que me sentí cuando hoy al despertarme, me encuentro con mi amiga contenta y emocionada porque se acostó contigo?

_ No creo que te haya importado mucho. Mientras yo estaba con tu amiga, vos hacías un trío con tus machos.

Se puso roja de la vergüenza. Seguramente esperaba que no hubiese registrado su desaparición de la fiesta para así poder tener a su favor la balanza y ser la víctima del cuento. Pero Arlo no era estúpido.

_ Tu sabes que no es lo mismo. Sé que no soy ninguna santa pero...

_ No me expliques. No te lo estoy diciendo a modo de reproche. A mí no me importa con quien estes, y de tu lado espero lo mismo. Ese era el trato.

_ Pero mor, si es que es cierto que eso habíamos hablado pero, de todas las mujeres de Costa Ocelotes, y de todas las muchachas guapas que estaban en esa fiesta, ¿por qué precisamente elegir a mi mejor amiga?

  Aunque ni bajo tortura lo admitiría, en eso tenía razón. Nunca había entendido porque sentía tal atracción hacia la mejor amiga de Kim. Después de todo, Lisa era igual o más peligrosa. De todas formas, si lo pensaba bien, todas las chicas que le habían gustado se caracterizaban por ser bastante tóxicas y manipuladoras. Siendo Ema la que había llegado para romper esa maldita constante.

_ Bueno, no se, pensé que no te iba a joder.

_ Es que a ver... yo a Lisi la quiero mucho. Pero siempre me hace lo mismo. Se cuelga de mis conquistas. Y no quiero que haga lo mismo con uste'. Por favor, es lo único que le voy a pedir, con mi amiga no. Y yo le juro jamás tocar a alguno de su grupo.

  La idea no le simpatizaba mucho, pero no estaba con ánimos para discutir. El sueño lo ralentizaba, el dolor de espalda se volvía cada vez más molesto y las ganas de vomitar tocaban su puerta. Todos los efectos consecuencia de una noche de fiesta estaban apareciendo justo en el instante en que mantenía esa incómoda charla. El cuerpo, siempre buscando su propio bienestar, le estaba enviando las primeras señales de alerta. Su mal mayor estaba frente a él, y al igual que la primera vez, tomaba poco a poco el control de lo que podía o no podía hacer. Pero, al igual que la primera vez, el pobre e ingenuo chico ignoró todo aviso.

_ Bueno, está bien. Pero es la única chica que está vetada. Ni una más.

_ Que bueno que eres Arlo. Te prometo que te voy a compensar. Anoche tú y yo quedamos con asuntos pendientes.

  Llena de energía por su triunfo, Kim le revolvió su pelo como si fuera un cachorro y caminó glamorosamente hacia la entrada del colegio. Por el contrario, Arlo palideció y comenzó a sentir fuertes mareos. Sus molestias habían mutado muy rápidamente, y sentía como si se fuera a desplomar en cualquier momento. Resignado a pasar un día tortuoso, volvió hasta su casa en colectivo y se acostó, buscando recuperar las horas de sueño.

  Al día siguiente seguía sin sentirse de maravilla, pero no quería sucumbir ante la debilidad producto de la toxicidad de Kim. Por ello, se alistó, y cuando abrió la puerta para partir rumbo al colegio, se topó con su última conquista. Lisa estaba apoyada con confianza sobre la reja de la casa de Arlo.

_ Hola, ¿todo bien?_ Dijo Arlo con total confusión. Un poco por la sorpresiva visita, otro poco por el fulgor del sol luego de un día de tener sus ojos acostumbrados a las sombras.

_ Yo bien, ¿vos cómo estás? Parece que al final tanto aguante no tenías. ¡Mirá cómo quedaste!

_ No estoy seguro de que haya sido por el alcohol._ Dijo sin explayarse más, pues no olvidaba que estaba hablando con una persona muy cercana a Kim, y debía guardarse sus quejas.                 _ ¿Cómo sabés donde vivo?_ finalmente cayó el lo extraño que era que Lisa se le hubiera aparecido.

_ Pregunté. Pero eso no es lo importante. Creo que nos debemos una charla.

_ No hace falta. Ya hablé con tu amiga. Quedó todo muy claro.

_ Lo sé. Hablamos entre nosotras también. ¿Pero vos estás de acuerdo con lo que dice?

_ Y, la verdad que no, pero bueno, tengo que respetar lo que pide. No seremos nada, pero algo de códigos tengo que tener.

_ ¿No te parezco linda?

_ Obvio que si.

_ ¿No disfrutaste lo que hicimos la otra noche?

_ Más vale, lo re disfruté. Pero no me quiero meter en quilombos. Aparte, capaz tiene sentido que a mi no me importe, ¿pero vos no sentís culpa sacándole todos los pibes a tu amiga?

_ Yo la amo. Pero la realidad es que es una persona muy contradictoria. Quiere un varón nuevo en su cama cada semana, no le gusta atarse con ninguno, pero después se enoja si los otros no son exclusivos con ella. Los trata como pedazos de carne, ¿Por qué tendría que rechazar estar con alguno que me guste?

  Estaba completamente de acuerdo con todas las ideas que exponía Lisa. Sin dudas le resultaba mucho más atractiva que Kim. Entendía porque todos los chongos de esta última terminaban cayendo en los encantos de la mujer con el tatuaje de la daga. No es que fuera más hermosa, al menos según el criterio de Arlo no era así. Pero tenía algo, difícil de identificar o describir, que la volvía mucho más interesante.

_Creeme, pienso igual que vos. Las dos me parecen muy lindas, no quiero tener que elegir, pero tampoco les quiero cagar la amistad.

_ Yo tampoco quiero pelearme con Kim. Pero ojos que no ven, corazón que no siente.

_ ¿Estás diciendo que sigamos con lo nuestro a escondidas?

_ Yo no cuento nada si vos tampoco... Total, solo vamos a coger, ni que nos fueramos a casar.

_ Eso espero, no vaya a ser que empecemos así y me termines cambiando el contrato como hizo Kim.

_ Quedate tranquilo, los celos no son parte de mi organismo. ¿Ahora hacías algo?

_ Me estaba yendo a cursar, pero ni ganas de verle la cara a mi profe de física. ¿Queres pasar?

  Lisa, que evidentemente había ido con esa idea fija desde el comienzo, asintió, entró a la casa, y la puerta se cerró justo cuando ya empezaban a besarse. El encuentro fue rápido y sin mucha previa, era solo para que ambos se sacaran las ganas. Arlo tenía que ir al colegio, y gracias a Lisa, de repente se sentía más enérgico y motivado. Y, para su agrado, no tenía un ápice de culpa. Entendía a la perfección que no había hecho nada malo. Mientras se vestían, fue picado por el bicho de la curiosidad.

_ ¿Alguna vez hablaron de esto? ¿Del tema de "compartir" chicos?

_ La verdad es que nos hacemos bastante las boludas. Alguna vez se lo quise plantear, pero me evade.

_ Podrías volver a tratar. Podríamos hacerlo los dos juntos. Quien te dice que se copa, y podemos terminar probando de estar los tres juntos, al mismo tiempo.

_ ¿Un trío?_ Pregunto riendo. _ No, no creo.

_ Nunca digas nunca. La verdad es que yo a ustedes el otro día las vi bastante cercanas. Si entendes a lo que me refiero.

_ No es por eso. Ya lo hemos hecho. Pero ella con vos tiene algo raro. Puedo percibirlo, por vos no siente lo mismo que por los otros pibes con los que coge. A mi no me dice nada, pero me doy cuenta. Así que tené cuidado, porque cuando Kim se obsesiona con alguien, no tiene límites. Y por vos está mostrando un interés que no vi antes. Pero bueno, capaz es una sensación mía._

  Cuando despidió a Lisa, Arlo estaba más intranquilo todavía. Parecía ser que ya no se trataba de un mal presentimiento suyo. También la mejor amiga de Kim, una de las personas que mejor la conocía, notaba algo raro. Eso sin mencionar que tenía evidencias vividas en carne propia adquiridas en su anterior vida. Con ese escenario, cualquiera sabría qué rumbo tomar y como anticiparse a los problemas. Pero por desgracia, Arlo aún tenía la falsa esperanza, y la terquedad, de poder arreglar el asunto a su manera.

...

  Desde su charla con Kim, atravesó un extraño mes. A pesar de sus enormes esfuerzos no conseguía concretar con ninguna otra chica. Era como si impregnado sobre la piel tuviera un repelente de mujeres, o en la punta de la lengua una pestilente forma de hablar hiciera que todas se escabulleran cuando lo escuchaban. No entendía qué era lo que estaba pasando, era como si hubiera perdido todo el encanto. El interés de las mujeres hacia él era igual o menor que antes de ese verano. Las únicas dos que parecían estar interesadas en tener intimidad eran Kim y, a espaldas de ella, Lisa.

  Nunca había sido supersticioso, pero por esos días llegó a pensar que su penosa situación era obra del universo o el karma, que lo castigaba por la traición hacia Kim. Estuvo a punto de cortar lazos con Lisa para ver si se solucionaba el problema. Pero acabó por darse cuenta de que ese acto totalmente infundado, le podría terminar costando la mitad de las mujeres sobre la tierra que estaban interesadas en llevarlo a la cama.

 La oportunidad para romper la sequía llegó luego de una clase de física. A pesar de que su desempeño en la materia era bastante bueno, Verutti ni se molestaba en disimular su resentimiento hacia el alumno que se le había revelado. Por ello, a cada ínfimo error, le sacaba el máximo provecho para exprimir la vitalidad a Arlo. 

  

 La controversial razón de Verutti para arruinarlo en esa clase vino dada porque Arlo se encontraba distraído dándole vueltas al asunto que tanto lo acongojaba, y por ello varias veces faltó al llamado de su profesor, que le exigía dar respuestas a un ejercicio, o que continuara anotando. Viendo esto, el profesor decidió hacerlo quedarse después de hora para recuperar el tiempo perdido. Por ello, cuando todos salieron al recreo, Arlo se vió prisionero en un aula con solo tres personas. Él, Verutti, y Alejandra, la única mujer del curso además de Agustina.

  Alejandra no era lo que se consideraba una persona femenina. Tenía un carácter fuerte, una voz bastante grave, un cuerpo robusto, y detestaba compartir casi toda actividad con otras mujeres. Incluso había pedido en la hora de gimnasia ejercitarse con sus compañeros, petición que le había sido negada. Por esta personalidad que había cultivado, sus vínculos con los hombres no solían ir más allá de una amistad. La lista de hombres que la habían rechazado era muy larga, aunque a ella no parecía afectarle, tenía la actitud fuerte como un roble. Así que cada vez que veía a alguien que le gustaba, lo encaraba sin pensarlo dos veces. 

  Y ahí estaba, en el aula silenciosa, dibujandose algo en el brazo, mientras de vez en cuando observaba a Arlo sin disimulo. En un momento, Verutti anunció que iba al baño, no sin antes amenazar con sancionarlos si se les ocurría escapar del castigo durante su ausencia. Pero lo que menos le interesaba a Alejandra en ese momento era escapar. Al contrario: quería salir a cazar a su presa. 

  Se paró del banco en donde estaba y caminó hasta la silla de su compañero. Entonces, sin rodeos, utilizó su característica línea de seducción, la cual probablemente era uno de los muchos motivos por los cuales todas sus proposiciones terminaban en negativas.

_ Ey, compa. Estás lindo. ¿Estas para que chapemos?

Con la tranquilidad de haberlo intentado, estaba a punto de darse vuelta, suponiendo que Arlo, el muchacho que salía con el estereotipo de mujer modelo, como lo era Kim, la rechazaría. No se hubiese imaginado lo que pasó a continuación.

_ Si te animás, mañana cae a mi casa, Mis viejos no van a estar._

  Alejandra se enmudeció. Arlo entendía el porqué. Un mes atrás, él ni siquiera hubiera considerado besarse con su compañera. Sin embargo, algo extraño estaba pasando. Todas las mujeres huían de él y no entendía por qué. No era supersticioso, pero si se trataba de una maldición, quizás la única forma de romperla era aprovechando la chance que el universo le otorgaba.

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Carla Quintana
por favor autor puedes hacer un capítulo donde salga su esposa Ema después de su muerte, me imagino que le afectó demasiado 🥲
TAMARA CRISTINA SAAVEDRA HUENUMAN
bueno creo que arlo en su primera vida si fue un hombre ahora da mucho que desear y no se merece para nada a ema... Creo que si ema ubiera sido la que reencarna las cosas ubieran sido distintas ella haria que arlo solo estuviera con ella y que arlo no estuviera con nadie mas que con ella creo que los hombres piensan distintos de las mujeres cuando aman..
TAMARA CRISTINA SAAVEDRA HUENUMAN
muy buena la novela aunque ojala arlo le cueste muchoooo ganarse a ema... Porque todo lo que uno hace en la vida tiene consecuencias y nuestro protagonista la cago es mas ojala se quede solo total ya supo lo que era el amor verdadero y por andar de suelto lo perdio....
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