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Ni Villana, Ni Santa

Ni Villana, Ni Santa

Status: Terminada
Genre:Romance / Mujer poderosa / Magia / Reencarnación / Mundo mágico / Villana / Completas
Popularitas:321k
Nilai: 5
nombre de autor: LunaDeMandala

Esther renace en un mundo mágico, donde antes era una villana condenada, pero cambiará su destino... a su manera...


El mundo mágico también incluye las novelas

1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa

** Todas novelas independientes **

NovelToon tiene autorización de LunaDeMandala para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Nueva Vida

El frío se apoderaba de mis manos. Sentía cómo la vida se me escapaba poco a poco, mientras la penumbra de la habitación del hospital me rodeaba. Las máquinas sonaban con un ritmo cada vez más lento, y aunque mi cuerpo ya no respondía, mi mente aún guardaba un remolino de pensamientos.

Me llamaba Esther. Mi vida, aunque sencilla, había estado llena de momentos pequeños que atesoraba: el cariño de mis padres, los paseos por el campo, las tardes de lluvia leyendo frente a la ventana. No había hecho grandes cosas, pero al menos había amado y sido amada. Una enfermedad cruel y silenciosa había puesto fin a todo.

Con el último aliento, cerré los ojos… y pensé que sería el final.

Pero no lo fue.

Un calor sofocante me envolvió de repente. El aroma a incienso, a telas finas y perfumes dulzones, llenó mis sentidos. Mis párpados pesados se abrieron, y lo primero que vi fue un espejo de cuerpo entero frente a mí.

La imagen me heló. No era yo.

Un rostro perfecto, de facciones finas y altivas, me devolvía la mirada. Una joven de cabellos rubios casi platinados, que caían como cascada sobre un vestido de seda bordado con hilos dorados. Ojos azules, profundos, pero llenos de arrogancia.

Y entonces, los recuerdos comenzaron a llover en mi mente como dagas: gritos de sirvientes, risas crueles, contratos firmados para la compra de esclavos, lágrimas de niños encadenados… y finalmente, fuego y sangre devorando a toda una familia noble.

“Esther Spencer… hija única del duque Spencer”, susurré sin darme cuenta.

Sí. Esa era la identidad del cuerpo en el que había reencarnado. Una villana, la mujer más hermosa y temida del imperio Volt, cuya arrogancia y sed de venganza habían condenado a su linaje entero.

Me llevé una mano al pecho, temblando. Tenía todos sus recuerdos. Su desprecio por quienes consideraba inferiores, sus humillaciones, su deseo de ser temida. Pero también tenía los míos, los de la otra Esther, la que murió en un hospital, la que había aprendido el valor de la bondad.

Una verdad brutal se impuso: estaba viviendo en el cuerpo de una mujer odiada. Una villana que, en el futuro, sería destruida por sus propias acciones.

Me levanté, tambaleante. La doncella que entró a la habitación me miró con miedo, como si en cualquier momento pudiera abofetearla. Y comprendí otra cosa: la mala reputación de Esther Spencer ya estaba escrita. Su nombre era sinónimo de arrogancia, de crueldad, de veneno.

Apreté los puños.

—Un año… tengo un año antes de que compre al primer esclavo… antes de que todo se arruine.

La otra Esther había condenado a los Spencer a la desgracia.

Yo… yo debía encontrar la forma de salvarlos.

Aunque para eso tuviera que enfrentar el odio del mundo entero.

Cuando desperté al amanecer, todavía me costaba asimilarlo. El dosel de seda, las sábanas bordadas, los perfumes de flores exóticas… aquello no era un sueño. Era la nueva vida que se me había impuesto.

La doncella entró para ayudarme a vestirme. Su mirada, temblorosa, me evitaba. Comprendí al instante: temía una bofetada, un insulto, alguna de esas humillaciones que la Esther Spencer original lanzaba como si fueran su pasatiempo favorito.

Tragué saliva.

—No es necesario que bajes la cabeza —le dije con suavidad.

Ella alzó los ojos, sorprendida. El silencio entre nosotras se volvió espeso. Y entonces comprendí: ya desde mi primer gesto, mi forma de ser contrastaba con la de la antigua Esther.

Mientras me colocaban el corsé y el vestido, los recuerdos que no eran míos volvieron con nitidez. Vi a una niña pequeña, de cabellos rubios, llorando a gritos en un salón inmenso. Servidumbre corriendo para traerle dulces, juguetes, vestidos… cualquier cosa que la calmara. Vi cartas de sus padres —siempre lejos, en viajes diplomáticos o atendiendo asuntos del ducado— llenas de promesas y regalos, pero jamás de reglas o consejos.

"Mi dulce Esther, te envío estas joyas desde el extranjero. No olvides que eres nuestra princesa."

"Querida hija, lamento no poder regresar aún. He comprado caballos nuevos para ti. Espero que te agraden."

Eran mensajes vacíos, intentos torpes de compensar la ausencia. Nunca un “no”. Nunca un límite. Nunca una corrección.

Así nació la niña caprichosa que pronto se convirtió en la villana que todos odiaban.

Sacudí la cabeza, intentando apartar esos recuerdos. Me puse de pie y me acerqué al gran espejo. Esa era la imagen que el mundo recordaba: la joven hermosa, altiva, con la mirada llena de desprecio. Pero dentro de mí, ya no estaba ella.

La doncella me tendió los zapatos con manos temblorosas.

—Milady… el desayuno está listo.

—Gracias —respondí, y le sonreí.

El gesto fue tan pequeño… pero la doncella abrió los ojos con un asombro que me partió el corazón. Era la primera vez que Esther Spencer sonreía sin burla ni veneno.

Salí al pasillo, decidida. El mundo podía odiar a la villana. Podían desconfiar, burlarse o despreciar. Pero yo ya no era ella. Y aunque su reputación pesara sobre mí, encontraría la forma de cambiar el destino que nos aguardaba.

Al día siguiente, el día comenzó con una calma inusual en la mansión Spencer. Yo bajé las escaleras con pasos ligeros, saludando a cada criado que encontraba en el camino.

—Buenos días —dije con naturalidad.

Las cabezas se levantaron, los ojos se abrieron como platos. Un cuchicheo inmediato recorrió el pasillo. Nadie estaba acostumbrado a un saludo. Esther Spencer no saludaba; ordenaba, gritaba o despreciaba.

En el comedor, la mesa estaba dispuesta con frutas, panes y delicadas tazas de porcelana. Tomé asiento y agradecí al mayordomo.

—Se ve delicioso. Gracias por el esfuerzo.

El hombre, que llevaba más de diez años sirviendo a la familia, casi dejó caer la bandeja. Murmuró un “a su servicio, mi lady” con la voz temblorosa y se retiró de prisa, como si mi gratitud fuera una amenaza.

Durante todo el desayuno, sentí miradas furtivas desde las esquinas. El silencio era tan pesado que casi podía escucharlo crujir.

La situación estalló más tarde, cuando pedí salir al jardín y una de las doncellas, demasiado nerviosa, tropezó con una bandeja, derramando agua sobre mi vestido. El eco del accidente resonó por toda la mansión. La pobre chica cayó de rodillas, temblando.

—¡P… perdóneme, mi lady! ¡No fue mi intención!

La antigua Esther la habría abofeteado sin dudar, arruinando no solo su día, sino quizás la vida entera de la muchacha. Pero yo me incliné y la ayudé a levantarse.

—No es nada grave… no te preocupes.

El silencio se volvió sepulcral. Los criados que observaban en secreto huyeron por los pasillos como si acabaran de presenciar un presagio oscuro.

No tardó en correr el rumor.

—La señorita… ha cambiado.

—¿Habrá sido víctima de un hechizo?

—¿O será que un espíritu maligno la posee?

Esa misma tarde, mientras trataba de leer en la biblioteca, escuché pasos apresurados y murmullos detrás de la puerta. Cuando la abrí, me encontré con tres sirvientes y al mayordomo discutiendo en voz baja. Entre ellos, un hombre vestido con túnica azul oscuro, con un báculo de madera en la mano.

—¿Quién es él? —pregunté con calma.

El mayordomo tragó saliva.

—Mi lady… debido a su… comportamiento inusual, hemos llamado al mago de la corte para que la examine.

El mago me miró con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

—Dicen que la señorita Spencer sonríe… que agradece… que no grita. Eso no es natural… pero, ya sé que es…

Lo miré fijamente, sintiendo un escalofrío. Este mundo no solo me observaba con recelo; ya estaba intentando explicar mi existencia a través de la magia.

Sonreí con suavidad.

—Tal vez no soy la que ustedes creen.

1
Diosa David Torres
Vaya la doble moral de la jerarquía saben todo y simplemente no hacen nada 😏😏😏
Lecris
es al contrario, más precisión en los detalles
Lecris
hasta que por fin dice algo coherente, y cuando un hombre dice no estar listo allí no es, el que te quiere no espera años en meses ya te hace su esposa
Lecris
todo es imperceptible en el
Lecris
es ridícula y sin dignidad, medio la mira y ya cree que el está enamorado y le presta atención, un hombre que vive ignorandote, y tú arrastras por el, que poco valor te das, si eres tan bella como te describen y rica y según inteligente, por muy guapo no estaría allí detrás de el, que vergüenza para nosotras las mujeres
Lecris
claro y el emperador sabiendo todo, no hacía nada, dejaba que se comercie con gente, solo observaba
Lecris
mucho repites ya no soy la villana de siempre, molesta leer eso casi en cada texto
Lecris
el espíritu maligno ya salió🤭
Alejandra Mabel Miño
muy hermosa historia gracias!
Beatriz Lugo
la pregunta que siempre me he hecho ¿ por qué ellos viven en el durado si ella no es la duquesa? También esos duques se aprovechan de los negocios de su hija para gastar en viajes y lujo. No creo que viajando por largo tiempo aporten al durado.
Beatriz Lugo
yo no doy besos sin lavarme los dientes primero🤭🤭
Beatriz Lugo
ese beso es incómodo para él. ella sentada y el de pie con lo alto que es. y aún así la sobeteo 😂😂😂😂
Beatriz Lugo
creo que ella muestra la misma frialdad que él mostraba , de alguien aprendió. por otro lado ella es una chica empoderada y tenía una vida de negocios activa por lo que no debe echarse a morir por el hecho de que éll se vaya. la vida continúa y si siente algo por ella volverá.
Solo_Ro
Y qué esperabas?!!! 🤦🏻‍♀️...vos mismo colocaste una línea y si no te decidis de una vez te vas a quedar sólito!
Solo_Ro
Bien!!! bien decidido!👍🫶...
Beatriz Lugo
y la fuente no estaba iluminada por la luz de la luna🤔🤔🤔 no será buenas noches
Carola 🦋
Hermosa historia
Carola 🦋
Creo que fue demasiada podían mágica jajajajaja se t pasó la mano jajajaja
Carola 🦋
Ya con eso se lo ganó jajaja
Yesica Villegas
la Esther anterior era realmente mala pero solo porque quería la atención de sus padres, no unos padres ausentes que solo le llenaban de cosas materiales
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