Por miedo, Ana Clara Ferreira acepta una propuesta para ir a trabajar a Italia junto a su mejor amiga, Viviane Matoso. Pero, por accidente, termina convirtiéndose en la niñera de la hija del mafioso más temido de Italia.
Mateo Castelazzo, el Don de la mafia italiana, se divide entre atender sus negocios, la organización y cuidar de su traviesa hija Isabela.
Pero todo cambia después de un accidente…
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Capítulo 22
Mateo:
Este mes que pasé con Ana fue maravilloso, ella transformó mi vida y la de mi hija. Ya no sé lo que es estar solo. Me casé con Antonella obligado, así que no sabía lo que era el amor, pero lo descubrí en los brazos de mi dulce Ana. Primero me enamoré de su dulce voz, luego de sus ojos y ahora no sé vivir sin estar con ella.
No quería verla trabajando para mí, sino como mi mujer, la dueña de todo. Era en eso en lo que la estaba transformando, y lo mejor, la veía cada vez más rendida a mí, obedecía todo lo que yo le decía, todo lo que yo le proponía lo hacía. Estoy seguro de que Ana es la mujer de mi vida, a la que quiero para siempre, y hoy, una vez más, después de tenerla para mí, era adicto a su cuerpo. Me despierto con ella tocando mi pecho, solo la observo y la veo pensativa y le pregunto por qué está así, entonces me dice que tiene miedo de que todo lo que ya estábamos viviendo fuera un sueño, pero es lógico que le mostré que la realidad en mis brazos es mucho mejor que cualquier sueño.
Mi deseo por ella era tanto que creo que exageré, porque estaba muy exhausta cuando sonó mi teléfono, ni siquiera se movió en la cama.
— Listo.
— Don, atrapamos al sujeto, Donato Angeles ya está bajo nuestro poder.
— Sabía que podía confiar en ustedes, Gael, a ese desgraciado yo mismo quiero torturarlo.
Le doy un beso a mi mujer y le acaricio el rostro y cubro su cuerpo, voy al cuarto de mi hija y la acaricio imaginando lo que sería de mí si ella hubiera muerto en el accidente, y cómo estaría ahora sin mi hija y sin mi dulce Ana.
Voy directo a la sede, y entro en el galpón, allí estaba el desgraciado.
— Oh... oh... si no es el desgraciado de Donato.
— Mateo Castelazzo, lástima que no te maté en aquel accidente.
— Le quitaste la vida a un soldado de mi confianza, y casi matas a mi hija, imbécil.
Empiezo a darle puñetazos, mi furia era tan grande que casi lo mato a golpes, pero no, iba a matarlo lentamente. Tomé mi navaja y le retiré todo el cuero y lo hice sonriendo mientras él gritaba, fue ahí que hice lo peor, metí el cuchillo y abrí su pecho y con la furia inmensa le arranqué el corazón.
— Incineren el cuerpo de ese gusano.
Voy directo a la ducha, pero para mi desgracia no había agua en la sede, la empresa de saneamiento estaba haciendo obras.
— ¡Maldicióóóóón...!
Grito golpeando la pared, mi Ana no puede verme en ese estado, maldito Donato, hasta después de muerto me sigue molestando.
Entro en casa y entro de puntillas en el cuarto con la esperanza de que ella no me vea, pero fue en vano, así que abrí la puerta y la veo moviéndose en la cama y mirándome al mismo instante que enciende la luz, ella me mira horrorizada pero ya salta de la cama buscando heridas en mí y cuando yo digo que estoy bien ella piensa que es algo con Bela, tuve que calmarla y fui al baño, ella vino detrás de mí todavía preocupada por mí, pero después de calmarla salí del baño y la vi llorando, ahí tuve la certeza de que era la hora, tendría que contarle quién era, pero tenía que estar seguro de si ella realmente me amaba y que se quedaría a mi lado, ella me dijo que nada de lo que yo dijera iba a cambiar su sentimiento por mí y eso me animó.
— Soy un mafioso, el Dom de la mafia italiana...
Ella me encara llorando, nos quedamos un tiempo mirándonos sin intercambiar una palabra, entonces ella decide hablar.
— ¿Qué quiere decir eso?
— ¿No sabes lo que es una mafia?
— ¿Iguales a la de la película El padrino?
— Parecido.
— ¿Eres un bandido?
— Soy un empresario en el ramo legal e ilegal, comando todo el comercio, piedras preciosas, drogas, armas, casinos, prostitutas y discotecas.
— ¿Obligas a las personas a venderse?, ¿robas niños y bebés y los vendes para quitarles órganos?
— Claro que no, amore mio, yo no obligo a nadie a hacer nada, mi mafia no secuestra niños ni tortura ancianos ni obliga ni secuestra mujeres, nosotros tenemos otro ramo de actividad.
— Está bien, si no le haces daño a los niños y no obligas a las mujeres, no hay problema para mí.
Y yo que pensaba que ella se iba, levanto mis ojos.
— ¿No te importa?, ¿no vas a dejarme?
— Ya te dije mi amor, no entiendo mucho este tu trabajo, pero si no le haces daño a inocentes no me importa, ya te hablé Mateo, tú y Bela son todo para mí, no sabría vivir sin ustedes.
Nos abrazamos apretado, entonces resolví hablar todo de una vez.
— Paola y yo somos de la mafia Castelazzo, y Marco, marido de Paola es de la Mafia Cosa Nostra y en nuestra mafia las mujeres forman parte principalmente las esposas de los dons como es el caso de Paola y el tuyo, por eso estás entrenando, trae a tu amiga Viviane ya que Gael también es un don de la mafia Coimbra, todas las mujeres participan amore mio.
— ¿Tendré que matar a alguien?
— Si es preciso sí, mi amor, sabes de dónde vengo.
— No tengo la mínima idea Mateo, me dormí en tu pecho ni sabía que te habías ido hasta verte entrar por la puerta.
— Después de un mes conseguimos ponerle las manos al maldito que intentó matar a Bela, es un maldito pedófilo, traficante de niños y mujeres.
— ¿Lo mataste?
— Imagina amor mío poniendo las manos en Bela, lo que él haría con ella podría haberle hecho maldades a ella y solo de pensar eso mi sangre hierve, le arranqué el corazón.
— Yo mataría también, solo de imaginar las manos de un inmundo cualquiera tocando a nuestra hija, yo también haría eso con mis manos le arrancaría su corazón, hígado y todo lo demás que pudiera.
— Así es como empieza con ese sentimiento de que debemos castigar a aquellos que hacen maldades, Paola te va a enseñar a ser una mafiosa tan buena como ella y yo también te voy a ayudar en lo que necesites mi amor, ahora entiendes que no puedes trabajar para mí, eres mi mujer y nosotros vamos a casarnos, lo único que impedía era este secreto.
— Te amo y hago cualquier cosa por ti, si para quedarme a tu lado el resto de la vida tengo que convertirme en eso me convertiré, lo hiciste a propósito ¿no fue así? Me hiciste volverme loca por ti para después contarme esto y yo no poder huir.
— Perdóname Ana, pero te amo desde que puse los ojos en ti y no podía correr el riesgo de que me dejaras.
— Mira para mí Mateo, solo la muerte va a separarnos.
— Ni la muerte amore mio, si tú te vas primero que yo voy detrás.
Como la amo, la tomo en mis brazos y nos fuimos a dormir porque ya era muy tarde.