Roselin sufrió a causa de su primer amor, por una infidelidad por parte de su pareja decide separarse de forma inmediata, sin embargo, su corazón roto no dejaba de doler, por esto decide ir a un bar y beber un poco. A causa del alcohol Roselin termina pasando la noche con un desconocido que resulta ser un atractivo CEO, está intenta ignorarlo, pero ¿Podrá resistirse a los encantos de aquel hombre tan encantador y directo?
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Restaurante
Los problemas con Tiago estaban un poco más calmados o al menos eso era lo que Roselin asumía, pues, no había noticia alguna sobre él, no había llamado, enviado mensajes o siquiera había intentado ir a su casa, esto en vez de hacer que Roselin se tranquilizaba la hacía preocupar más.
Roselin intento ignorar eso por un rato!, quizá Tiago estaba cansado de estar detrás de ella todo el tiempo, eso era lo que esperaba Roselin, no entendía la razón de la actitud tan desesperada que tomó Tiago de forma repentina, antes ni siquiera se preocupó por su rompimiento.
A pesar de que los últimos días Samantha estuvo de visita un par de veces en la oficina, claro, solo con el fin de atormentar a Sebastián o pelear más con él, se podía decir que fue una semana tranquila, cuando se liberaron de todo el trabajo, Sebastián invito a Roselin a un restaurante.
Si Sebastián deseaba enamorar a Roselin debía dedicarle más tiempo y pasar más tiempo a solas con ella, no le molestaba la presencia de su hijo, pero terminaba robando siempre toda la atención de Roselin.
Al llegar al restaurante fueron guiados a una mesa apartada de todas las demás, era agradable estar solo ellos dos, por más ocupados que estuvieran ambos pensaban en tener un momento a solas juntos.
—Hace mucho tiempo no salíamos solos.
—Tiene razón.
—Puedes dejar de ser tan formal conmigo, te he repetido en diversas ocasiones que puedes tratarme como igual, es extraño que sea el único hablando de forma informal.
—Es que ya me acostumbre a referirme a usted de forma formal, lo siento.
Sebastián desvió su mirada, sabía que Roselin no se estaba acostumbrando a él, era todo lo contrario, estaba comportándose de forma cada vez más formal, por más que dijera que eran «amigos», sus intensiones no eran esas, además, si realmente fueran amigos ella ya hablara informalmente.
Por suerte el mesero se acercó a ellos y pudieron pedir, mientras esperaban era inevitable que evitarán cruzar miradas, para evadir la mirada de Sebastián, Roselin observó todo el local, debía admitir que quedaba claro que era un lugar de primera.
Todo se veía en perfecto estado, todos sus trabajadores poseían uniformes iguales y en perfecto estado, el restaurante no dejaba nada que desear, sus acabados y decoración eran modernos y agraciados.
Sebastián pudo notar la mirada de Roselin sobre cada rincón del restaurante, no pudo evitar reír ante la dulce acción de esta, era más que obvio que estaba evitando su mirada.
—¿No has considerado tener pareja otra vez?.
Roselin dejo de curiosear a su rededor y puso su atención en Sebastián.
—Honestamente, por ahora no, apenas duras han pasado casi cuatro meses desde que terminé mi relación.
—Bueno, es cuestión de confianza, si no estás segura no debes presionar tus sentimientos.
—Hablando de anteriores relaciones, ¿Demandará a la señorita Samantha? La amenazó hace tiempo, sin embargo, no hizo nada.
—Ella no es tonta, estoy reuniendo más pruebas en su contra, quiero obtener sin problemas la custodia completa de Santiago.
—¿Has tenido muchos problemas con ella?
—Te sorprenderías, Cuando dijo que me haría la vida imposible no estaba mintiendo ni un poco, en parte puedo decir que es mi culpa, nunca la ame, me guarda mucho rencor por la gran falta de atención que obtuvo en nuestro matrimonio.
—Eres una mala persona, escuche en muchas ocasiones a varias personas decir las cosas que pasaron tus anteriores parejas.
—Me da mucha vergüenza que seas tú la que me dice esto, pero no puedo tapar el sol con un dedo, soy una basura, mis anteriores parejas sufrieron por mi culpa., estaba claro que todas fueron relaciones sin sentimientos, al menos de mi parte. Me arrepiento mucho de haberle hecho tanto daño a algunas personas que puedo decir que eran muy buenas personas.
—Si sabías que no las amabas ¿Por qué estabas con ellas?
—No lo sé, ellas me declaraban su amor y yo terminaba aceptando, admito que en muchas ocasiones solo decía que si porque eran lindas, aunque, jamás le he declarado mi amor a nadie.
—¿Jamás te has enamorado?
—Solo una vez, ella no lo sabe, no estoy seguro de si necesite saberlo.
Roselin se sintió un poco decepcionada, si Sebastián ya se había enamorado, aquella mujer debía ser hermosa, elegante y de buena familia, una mujer que llenará las expectativas de la señora Eva y fuese de su total agrado.
Roselin no podía hacer más que alentar a su jefe, por más que su corazón se negara a aceptar sus sentimientos, ella sabía que sus sentimientos en vez de pararse, estaban creciendo cada vez más y más.
—Debe ser una mujer maravillosa y agraciada, si está totalmente seguro de lo que siente, no importa si ha pasado mucho tiempo, estoy segura de que esa mujer apreciará sus sentimientos. También es malo guardar ese tipo de cosas, si alguien le gusta debería decirle.
—Estoy muy seguro de que esa mujer me va a rechazar.
Muy en el Roselin se alegró al saber que Sebastián sería rechazado, era muy egoísta de su parte, pero imposible evitar sentirse así.
—No debería tener miedo al rechazo, no pasaría de eso, un rechazo, usted es muy atractivo, ¿Qué mujer podría resistirse a sus encantos?
—Una que tiene a otro hombre en su corazón, aunque no puedo quejarme, yo la conocí después, enamorarme fue mi culpa.
El rostro de Sebastián mostraba cierta tristeza, más allá de su egoísmo, Roselin observo con tristeza el rostro de Sebastián, se había enamorado de tal manera, que inclusive una persona tan fría y seria como lo era él, podía hacer tales expresiones.
Antes de que Roselin respondiera llegó el mesero con su orden, puso delicadamente cada platillo frente a Sebastián y Roselin, cuando puso la botella de vino junto a las copas se despidió y se fue en dirección a otra mesa.
—Huele bien.
—Por supuesto, si te voy a envenenar lo haré con buena comida.
—¿Planeas darme veneno? Te aseguro que vale la pena, esto huele demasiado bien.
Sebastián sonrió y probó la comida, Roselin también comenzó a comer y Sebastián sirvió vino en dos copas, ambos conversaron y rieron juntos. Finalmente su relación estaba avanzando, poco a poco, pero lo estaba haciendo.