Mi Hermanastro

"Siento mucho que hayas tenido que vivir esta situación", dijo Diego apenas su hijo y la estúpida de su novia salieron de mi oficina.

"No fue tu culpa, pero quiero que sepas que esta situación fue muy bochornosa y que no estoy acostumbrada a que me traten así", respondí sinceramente.

"Lo sé hija y no sabes como lamento todo esto, hablaré con Lían y le pediré que te deje tranquila, por esa mujer no te preocupes ahora mismo ordenaré que no la vuelvan a dejar entrar", aseguro Diego.

"Tampoco quiero que Lían se ande metiendo en mi vida personal, él no tiene ningún derecho de estar reclamando absolutamente nada, ya que ese derecho lo perdió hace mucho tiempo", estaba molesta y mi tono de voz no era el más sutil.

"Entiendo tu posición, pero creo que Lían solo está celoso y como es un inmaduro no sabe como reaccionar ante lo que siente", explicó Diego con mucha calma.

"Él no siente nada por mí y por ende no puede estar celoso, más bien pienso que tiene miedo de que yo le quite algo", manifesté mi punto de vista sin guardarme nada.

"No creo que sea eso, hija. Lían siempre ha sido muy inmaduro y ni el mismo sabe lo que siente, no lo juzgues tan rápido y deja que las cosas caigan por su propio peso". Diego era muy ingenuo al pensar que su adorado hijo podía sentir algo por mí, estaba segura de que su temor era que me quedara con la empresa y su puesto como hijo de la familia De La Fuente, pero lo único que yo quería era terminar este asunto y regresar a mi vida.

Diego se quedó conmigo un rato más hablando de lo que había conseguido y de nuestro próximo paso. El resto del día estuve sumergida en una montaña de papeles, estaba tan distraída que no me fije que en la oficina no quedaba nadie. Al salir al pasillo pude notar que todo estaba a oscuras, entonces recordé que mi asistente me había dicho que era hora de retirarse, pero como estaba tan absorta en mi mundo no le preste atención, me dispuse a caminar por el largo camino que daba al ascensor en medio de las penumbras.

Las puertas se abrieron dejándome ver una figura masculina en su interior, su rostro se veía cansado y sus ojos mostraban un atisbo de decepción. "¿Vas a subir o te quedarás ahí como una tonta?", dijo Lían tan antipático como siempre.

Rodé los ojos y subí al elevador estábamos casi en el último piso, así que el viaje sería algo largo. "Es muy tarde para que sigas aquí", comentó Lían más relajado.

"No me fije en la hora y se me paso el tiempo", respondí indiferente.

"Deberías prestar más atención, sabes que no podemos andar solos tan tarde", comentó Lían preocupado.

"Lo sé, solo espero llegar a casa sana y salva", respondí bajando la guardia.

El ascensor volvió a quedar en silencio y cuando íbamos a medio camino este se detuvo de un tirón. Las luces empezaron a parpadear haciendo que el lugar se viera aterrador, aunado a mi castrofobia sentía que el corazón se me saldría por la boca. "¿Qué está pasando?", pregunté aterrada.

"Tranquila en unos segundos se activará el generador de emergencia", dijo Lían sonando calmado.

"Se supone que esto debería pasar", dije impaciente.

"Voy a llamar a mantenimiento para que sepan que estamos aquí", Lían saco su móvil y hablo con una persona al otro lado de la línea, las luces de emergía del ascensor se encendieron, pero este no se movía dejando claro que algo más estaba pasando, mientras tanto estaba sintiendo como mis pulmones se quedaban sin oxígeno y a mi alrededor las cosas empezaban a girar, el miedo se estaba apoderando de mí haciendo que mí mente imaginara cosas. "¿Estás bien?", lían sonaba preocupado.

"Necesito salir de aquí", respondí en un hilo de voz.

"El señor de mantenimiento dice que tardara un poco porque fue un fallo en el mecanismo del ascensor, pero que ya está trabajando para solucionarlo", su explicación hizo que me sintiera peor, pues no creía soportar estar más tiempo ahí encerrada.

"Tengo que salir lo antes posible de aquí", la desesperación se estaba apoderando de mi así que empecé a marcar los botones del elevador con desesperación.

Lían me tomo entre sus brazos y pego a su cuerpo ¿Qué haces?", pregunté confundida.

"Tienes un ataque de pánico, debes tranquilizarte o podrías entrar en shock", explicó Lían mientras acariciaba mi espalda, acto que me relajo un poco.

Poco a poco me fui olvidando de que estaba encerrada en aquel lugar, mi cuerpo se fue relajando con el aroma de Lían, se sentía bien, se sentía relajante estar entre sus brazos, me sentí como en el pasado cuando me acurrucaba entre sus brazos cerrando los ojos para escuchar los latidos de su corazón. "¿Estás más tranquila?" Preguntó con suavidad.

"Sí", respondí apartándome de él. "Perdón por mi reacción", dije apenada.

"No tienes que disculparte, es normal sentir miedo en una situación así", respondió levantando mi rostro con delicadeza.

Nuestras miradas conectaron inmediatamente haciendo que el deseo de sentir sus labios sobre los míos revivirá, Lían se acercó despacio hasta quedar a centímetros de mis labios "perdón por esto, pero no puedo seguir resistiendo", susurró chocando su aliento con el mío y sin decir nada más se adueñó de mis labios besándome con ternura, como si tuviera miedo de lastimarme.

Por otro lado, me estaba sintiendo en un sueño, sin pensarlo mis brazos se enredaron entre su cuello atrayéndolo más hacia mí, atrapándolo para que este momento nunca terminara. "Deseaba tanto esto", susurró Lían con la respiración entre cortada.

"Esto es una locura", respondí queriendo alejarme de él.

"Sé que aún sientes algo por mí y voy a luchar para que esto renazca", dijo atrayéndome nuevamente a sus brazos.

Después de algunos besos nos sentamos en el piso del ascensor, pues la reparación del aparato tardaría un poco, Lían me tomo entre sus brazos, mientras apoyaba mi cabeza en su pecho. "Tenemos muchas cosas que aclarar", comentó rompiendo el silencio.

"Lo sé, pero por ahora mantengamos la ilusión del momento", dije cerrando los ojos.

No se cuanto tiempo había pasado desde que quedamos encerrados en este lugar y la verdad ya ni me importaba, así que cerré los ojos quedándome dormida entre los brazos de Lían.