En un mundo donde los humanos temen a los lobos y los lobos temen a su propia naturaleza, Rachel Montemayor despierta en un calabozo, atrapada entre dos identidades. A lo largo de su vida, ha luchado por controlar su lobo interior, pero ahora, en la víspera de ser vendida como esclava en la ceremonia de ascenso de Desmond, su destino parece sellado. Mientras las ofertas se lanzan como dagas en el aire, Rachel debe decidir: ¿se someterá a la vida de un objeto, o encontrará la fuerza para reclamar su libertad y desatar el poder que siempre ha llevado dentro?
¿Es Ethan un Villano o un Héroe Trágico?
¿Puede la cercanía sanar las heridas del pasado?
¿Es posible cambiar el corazón de un hombre frío como Ethan?
En un juego de traiciones, poder y autodescubrimiento, Rachel se embarcará en una lucha que podría redefinir no solo su vida, sino el equilibrio entre humanos y lobos.
Podrá Rachel descubrir: ¿Qué hay detrás de la fachada del 'hombre de corazón frío'?
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El Llamado del Rey
...|| Ethan Blackwood ||...
Salí de la habitación, sintiendo una carga abrumadora de deber sobre mis hombros. Cada paso que daba resonaba en el pasillo, mientras mi mente se agitaba con pensamientos pesados. Caminé hacia la sala del trono, sintiendo la tensión en mi interior, y en ese trayecto reflexionaba profundamente sobre cómo podría equilibrar ambas responsabilidades que pesaban sobre mí. Era crucial encontrar la forma más adecuada de abordar cada una, sin descuidar a la otra, y la incertidumbre me acompañaba en cada pensamiento.
Al entrar en el salón del castillo, sentí cómo todas las miradas se posaban sobre mí, cargadas de una mezcla de curiosidad y preocupación. El ambiente estaba impregnado de una tensión visible, casi como si el aire estuviera electrificado. En el centro del espacio, el rey se encontraba sentado en su imponente trono, con una postura erguida que reflejaba su autoridad. A su alrededor estaban sus consejeros, con rostros serios y atentos, así como varios guardias, que vigilaban con semblante firme. La expresión del rey, marcada por la gravedad, dejaba entrever la importancia del momento y la urgencia que todos parecían sentir.
—Ethan, gracias por venir tan rápido —dijo el rey, su voz firme.
—Majestad, ¿qué sucede en la frontera? —pregunté, con la esperanza de recopilar la mayor cantidad de información posible antes de analizar nuestro próximo movimiento.
Sus respuestas fueron rápidas y directas, abordando de inmediato el tema de las crecientes tensiones con las manadas rivales. Hizo hincapié en las amenazas inminentes que se perfilaban en el horizonte y subrayó la imperiosa necesidad de proteger nuestro territorio de cualquier incursión ajena. Mientras él comunicaba sus ideas, me concentraba con máxima atención en cada una de sus palabras. Mi mente, sin embargo, no podía evitar un frenesí de actividad; recorría cada posible escenario, ansioso por encontrar una solución efectiva que pudiese ayudar a aliviar las tensiones y asegurar nuestra seguridad en el entorno que nos rodeaba.
—Entiendo, majestad. Mis hombres y yo estaremos listos para defender nuestras fronteras —respondí, mi voz llena de determinación. Sabía que esto significaría una nueva batalla, pero no había ninguna otra opción.
Mientras me dirigía a preparar a mis hombres, mis pensamientos volvían una y otra vez a Rachel. Por más que intentara concentrarme en la misión, la idea de dejarla sola me atormentaba.
Me repetí una y otra vez que todo saldría bien. Sin embargo, la incertidumbre continuaba acechándome, como una sombra persistente que no se desvanecía. Solo el paso del tiempo podría revelarnos si las decisiones que habíamos tomado resultarían ser las correctas.
Decidí asegurarme de que Rachel estuviera completamente protegida y tuviera los recursos necesarios en mi ausencia. Antes de dirigirme a la misión, reuní a mis hombres de confianza y les di instrucciones precisas.
—Escuchen con atención. Rachel necesita una habitación segura y adecuada para establecer su laboratorio. Cedan una de las habitaciones más grandes de la mansión para su uso exclusivo. Además, asegúrense de conseguir todo tipo de hierbas raras y piedras preciosas que puedan necesitar para sus experimentos. Deben estar a su disposición en cuanto ella lo necesite.
Mis hombres asintieron con la cabeza, reconociendo la seriedad y la importancia de las órdenes que les había dado. Tenía plena confianza en que cumplirían mis instrucciones de manera exacta, sin desviaciones. Sin embargo, no podía evitar sentir que la carga de la responsabilidad seguía recayendo sobre mí, una presión constante que se instalaba en mis hombros y que no podía ignorar.
Mientras me preparaba para partir hacia la frontera, una mezcla de determinación y preocupación llenaba mi corazón. Sabía que cada acción contaba, cada decisión podía marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero con Rachel luchando a mi lado, tenía una razón más para enfrentar cualquier desafío.
La batalla que se avecinaba sería feroz, pero estaba dispuesto a hacer lo necesario para proteger nuestro territorio y asegurar un futuro en el que Rachel y yo pudiéramos continuar nuestros trabajos y sueños juntos. Mientras me unía a mis hombres para marchar hacia la guerra, sabía que el vínculo que habíamos forjado era inquebrantable, y eso nos daría la fuerza para prevalecer.
