VENDIDA AL JEQUE ÁRABE

...CASTIGO POR MI DESOBEDIENCIA...

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 —Espérame en el helicóptero. No tardaré. —Dejó que Mahra lo guiara hacia la casa.

Los seguí con la mirada y una extraña sensación se instaló en mi estómago. Mi mirada se dirigió a los dedos delgados y bien cuidados de la mujer en el bíceps de Malek. ¿Eran amantes?

Ciertamente actuó muy familiarmente con él.

Los imaginé juntos en la cama, ambos altos y de extremidades largas, la forma musculosa de Malek encima de su cuerpo suave y flexible, sus músculos flexionándose mientras empujaba con fuerza en...

Bien.

Aparte la mirada, con las mejillas cálidas y sintiéndome asfixiada por el momento.

En realidad, no era de las que fantaseaba con personas reales teniendo sexø. Nunca había sido lo mío. No tenía idea de por qué me había imaginado tan vívidamente a Malek y Mahra teniendo sexo. Era una mujer atractiva, pero le doblaba la edad, joder. Era un poco extraño. Tacha eso, era muy extraño.

¿Y por qué diablos estaba haciendo lo que dijo Malek? Podría haber aceptado cooperar, pero no era su esclava. Malek no era mi puto dueño.

Tomada la decisión, caminé hacia la casa en la que la pareja había desaparecido. La puerta del bungalow no estaba cerrada con llave. La abrí en silencio.

En la habitación sonaba una música suave y relajante. Las luces se atenuaron, contribuyendo a la atmósfera de intimidad y relajación.

Malek estaba tumbado en el sillón. Mahra estaba detrás de él, con las manos en su cuello. Estaba masajeando el cuello y sus hombros, hablando suavemente en árabe. Su voz era baja, amable y amigable.

Su toque era muy familiar, como si lo hubiera hecho cientos de veces.

Observé la escena desde la puerta, hipnotizada por lo que estaba viendo. Nunca había visto a Malek tan relajado. Siempre parecía llevar consigo cierta tensión, una energía fuertemente enrollada, como si estuviera a punto de entrar en acción.

Esta vez la tensión estuvo ausente.

Los ojos de Malek tenían los párpados pesados y pronto se cerraron por completo cuando sus dedos se movieron en su cabello oscuro, masajeando su cuero cabelludo. Parecía...

Mahra dijo algo y Malek murmuró lo que sonó como un asentimiento. Sus delgados dedos le desabrocharon la túnica y ayudaron a que él se la quitará, dejándolo con el torso desnudo, la piel suave ondeando sobre sus músculos mientras se recostaba en la silla.

Cuando levanté los ojos, me encontré con la mirada de Mahra. Había algo parecido a curiosidad en sus ojos.

—Tu chica está aquí, cariño —dijo en inglés, mientras sus dedos seguían haciendo su magia.

Los párpados de Malek se levantaron. Sus ojos oscuros me miraban con una expresión que no podía identificar.

De repente, sentí que era yo quien estaba media desnuda y vulnerable.

—No soy su chica—conteste tardíamente. —No me llames así, suena asqueroso.

—Bueno, perdóname por no elegir una palabra más apropiada— Respondió Mahra con una sonrisa divertida. —Lo habría hecho, si Malek se hubiera molestado en presentarte en lugar de tratarte como si fuera su posesión.

Mi estómago se apretó y la sensación empeoró cuando volví a mirar al hombre a los ojos.

—Se te ordenó que te quedaras quieta. —Hablo Malek, mientras la tensión regresaba a su cuerpo. Los músculos de sus brazos se flexionaron ligeramente, como si hubiera abortado un movimiento para levantarse pero se lo hubiera pensado mejor.

—No soy alguien para recibir órdenes —Aclare. —No voy a esperarte como una buena niña mientras te masajean y te miman como un rey. Menos mal era una cita importante.Vamos. Tenemos lugares donde estar. Algo que si es importante.

Mahra se rió.

—¡Oh, esto no tiene precio! Me gusta, Malek. Necesitas más personas a tu alrededor que no toleren tus maneras mandonas.

Lanzándole una mirada molesta, Malek se puso de pie, todo gracia suave y energía fuertemente contenida. Se vistió rápidamente, con los ojos fijos en mi de una manera ligeramente desconcertante. Levemente.

Diciendo algo en árabe por encima del hombro, Malek avanzó y puso una mano pesada en la superior de mi espalda.

—Camina.

Caminamos en silencio hasta el helicóptero. Me molestaba la forma arrogante y propietaria en que sentía su mano en mi espalda, y mis entrañas estaban retorcidas en un nudo apretado que era en parte anticipación, en parte temor y en

parte alegría.

Podría estar jodida, pero estaba... contenta de haber arruinado la diversión de Malek con su mujer, y ni siquiera me importaba mucho que él fuera a castigarme por eso y por mi desobediencia.

Valió la pena. Molesto e inconveniente, ese imbécil valía cualquier cosa.

Malek habló sólo cuando el helicóptero despegó.

—El masaje es una de las pocas cosas que me alivian los dolores de cabeza — Ladró. —Y gracias a ti, todavía tengo uno.

Le dí una mirada inocente y sonreí.

—¿Lo lamento? Me ofrecería a darte un masaje, pero no sé nada sobre ellos.

Él me miró por un momento.—Entonces tendrás que compensarlo de otra manera —dijo en voz baja.

Sentí como la boca se me seco la instante. Mi corazón empezó a latir en algún lugar de mi garganta. Lo miré, dolorosamente consciente de él (la distancia entre nuestros cuerpos) de una manera que nunca había sido consciente de otra persona en mi vida.

—¿Qué quieres decir? —Le pregunté.

¿Iba esto a donde estaba pensaba que iba? Estaba bastante segura de que no me estaba imaginando la espesa tensión en el aire, el brillo cruel en esos ojos oscuros. Malek quería castigarme.

Quería hacerme arrepentirme de mi insolencia. Iba a obligarme a hacer algo. Algo repugnante y humillante. Como... Como hacerle chuparle la pølla.

Chuparle la pølla.

La idea hizo que mi corazón se acelerara con... con indignación y disgusto. Ya estaba preparando mentalmente los argumentos cuando el hombre finalmente respondió.

—Cállate y guarda silencio será un comienzo.

Parpadeo casi incrédula, sonrojandome mientras trataba de recuperarme por la confrontación que no había sucedido.

Bien.

¿Por qué mi mente había saltado inmediatamente haberse obligado a chuparle la pølla? Había sido estúpido de mi parte esperar que él se comportara de esa manera. El tipo probablemente les gustan las mujeres con arda experiencia, por qué pude notar. No sé molestaría con una chiquilla como yo. No iba a querer de repente la mamada de una niña sin experiencia. Lo cual era genial. Fantástico. No tenía que preocuparme por ser abusada y obligada a chupar la su miembro.

Sentí como mi coño comenzaba a latir a través de mis bragas.

Respiré hondo, tratando de no asustarme.

Bueno. Era una chica sana con todas las hormonas de veintiún años. Lo poco mojada que estaba no tenía por qué significar nada.

Y definitivamente no significaba que encontrara excitante la idea de verme obligada a chupar la pølla de este imbécil. Eso sería raro. Siempre había tenido una mentalidad abierta, pero nunca me habían metido fantasías de viølación. Realmente no juzgaba a las personas que lo hacían, lo que fuera que les hiciera flotar, pero simplemente no era lo mío. En absoluto. Pero parecía que ahora iba a tener que reevaluar esa opinión.

A menos que fuera algo de Malek en lugar de sexo forzada.

De ninguna manera, me reprendo con vehemencia. En realidad, eso sería mucho peor que un problema cuestionable. Me negaba a creer que pudiera sentirme atraída por ese imbécil. Lo rechazó.

No. Simplemente no.