El Legado Del Fénix

La luz anaranjada del amanecer iluminaba las Montañas Ardientes cuando el grupo emergió de la Forja del Fénix. Habían superado las pruebas que los desafiaron en cuerpo y alma, pero el peso de lo ocurrido aún colgaba sobre sus hombros. Elein sostenía la gema del Fénix en sus manos, su brillo cálido pareciendo una promesa de esperanza y, al mismo tiempo, una carga inmensa.

—¿Qué sigue ahora? —preguntó Flora, su voz reflejando tanto agotamiento como determinación.

—Volvemos al torneo, —respondió Elein con firmeza, su mirada fija en el horizonte. —Peter no descansará hasta conseguir lo que busca. Si esta gema es la clave de su plan, tenemos que mantenerla fuera de su alcance.

Daniel asintió, ajustando la empuñadura de su espada.

—Además, necesitamos saber qué tanto ha avanzado Peter en su conspiración. Nuestra ausencia será difícil de justificar, pero no podemos permitir que eso nos detenga.

El regreso al Reino del Norte

El viaje de regreso fue silencioso al principio, con cada miembro del grupo perdido en sus pensamientos. Las pruebas de la Forja habían dejado cicatrices que ninguno de ellos podía ignorar. Luna observaba las montañas a su alrededor, como si esperara que algo surgiera de entre las sombras. Lucas, por su parte, repasaba mentalmente los grabados que había visto en la Forja, buscando patrones o pistas que pudieran ayudarlos en el futuro.

—¿Creen que habrá consecuencias por nuestra ausencia? —preguntó Eric, rompiendo el silencio mientras cruzaban un estrecho puente de madera.

—Es posible, —respondió Daniel, su tono grave. —Pero utilizaremos esa ausencia como una ventaja. Diremos que estuvimos investigando los ataques previos al torneo. No será una mentira total, y desviaremos la atención de la gema.

Elein miró a Daniel, notando cómo había asumido un rol más activo en la estrategia del grupo. Había pasado de ser alguien reservado a un líder en formación, algo que ella no podía evitar admirar.

—Es un buen plan, —dijo ella, asintiendo. —Pero debemos ser cautelosos. Peter es astuto, y no subestimará nuestra presencia, especialmente después de lo que ha sucedido.

La bienvenida inesperada

Cuando llegaron a las puertas del Reino del Norte, notaron que la atmósfera había cambiado. Las festividades que alguna vez llenaron la ciudad ahora parecían apagadas. Había menos personas en las calles, y los guardias en la entrada los miraban con cautela.

—Esto no se siente bien, —murmuró Luna, observando el cambio en la ciudad.

—Algo ha pasado mientras estábamos fuera, —dijo Lucas, su tono más preocupado de lo habitual.

Al ingresar al palacio, la tensión se hizo aún más palpable. Los pasillos estaban custodiados por más soldados de lo habitual, y las miradas de los nobles eran furtivas, como si todos esperaran que algo estallara en cualquier momento. En la sala principal, la reina esperaba, rodeada por consejeros y nobles importantes.

—Habéis regresado, —dijo la reina, su voz cargada de una mezcla de alivio y curiosidad. —Vuestra ausencia ha despertado muchas preguntas. El torneo continuó sin interrupciones, pero vuestra desaparición ha sido un tema de conversación constante.

Elein inclinó la cabeza respetuosamente antes de hablar.

—Majestad, lamentamos nuestra ausencia, pero creímos necesario investigar los ataques que ocurrieron antes del torneo. Descubrimos que hay más enemigos trabajando en las sombras de lo que imaginamos.

La reina asintió lentamente, su mirada evaluando al grupo.

—Espero que lo que habéis descubierto sea suficiente para justificar vuestra ausencia. Los eventos en la corte han sido… complicados. Peter ha ganado más influencia, y no podemos subestimarlo.

El regreso de Peter

Mientras la reina hablaba, Peter entró en la sala principal, flanqueado por varios nobles. Su rostro estaba marcado por una sonrisa contenida, y sus ojos se fijaron en Elein con un destello de interés.

—Ah, los valientes aventureros han regresado, —dijo Peter, su tono lleno de falsa cordialidad. —Espero que su viaje haya sido fructífero. Estoy seguro de que todos aquí estamos ansiosos por escuchar lo que han descubierto.

Elein mantuvo la compostura, devolviendo su mirada con calma.

—Hemos aprendido mucho, Peter. Pero no todo puede discutirse en público. Algunas cosas son demasiado sensibles para compartirse sin precaución.

Las palabras de Elein provocaron un murmullo entre los nobles, y Peter frunció el ceño por un breve instante antes de recuperar su expresión neutral.

—Por supuesto, —dijo, inclinándose ligeramente. —Estoy seguro de que todo lo que tienen que decir será de gran interés para la corte.

Conspiraciones en marcha

Más tarde esa noche, Elein y su grupo se reunieron en sus aposentos privados, discutiendo lo que habían observado desde su regreso.

—Peter está más confiado de lo que esperaba, —dijo Flora, cruzando los brazos. —Eso no es una buena señal.

—Es porque está cerca de lo que quiere, —respondió Lucas. —Probablemente planea usar la ceremonia final del torneo para consolidar su posición y dar el siguiente paso en su plan.

—Entonces debemos actuar antes de que lo haga, —dijo Elein, mirando al grupo con determinación. —Tenemos que encontrar pruebas de sus conspiraciones y exponerlo antes de que sea demasiado tarde.

—No será fácil, —dijo Daniel, su tono serio. —Pero tenemos una ventaja: él no sabe exactamente qué sabemos. Podemos usar eso a nuestro favor.

El grupo asintió, sabiendo que los días siguientes serían cruciales para determinar el destino del Reino del Norte.