Akira un día despertó en el cuerpo de Mei, una princesa ignorada por su esposo el segundo príncipe, ahora Mei dejará de lado a ese esposo suyo y buscará liberarse de ese matrimonio y unirse al ejército de su padre.
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capítulo 22- petición
- majestad ¿se encuentra bien?
El general entró haciendo una reverencia ante el emperador, pero miro de reojo a Mei y sonríe levemente, al ver que no parece nada grave lo que ha pasado.
- lo estoy, gracias a este preciosa jovencita.
El general le hace una leve reverencia, es mejor fingir que no la conoce y evitar malo entendidos.
- ha sido muy valiente...señorita...
- Sakurai, Sakurai Mei, un gusto.
- ¿Sakurai? ¿Acaso usted es pariente del gran general?
El emperador ríe, al ver lo animosos que están ambos.
- la señorita, es hija del gran general y esposa del segundo príncipe.
- oh! Así que ya es casada, es una lástima, a una señorita tan valiente, sin duda la tomaría como mi esposa.
Mei solo mira al general con fastidio, su actuación es demasiado tonta, pero el emperador no puede evitar reír ante el comentario del general.
- sin duda, la señorita Sakurai haría una buena pareja para usted, es una pena.
- p-por favor, no sigan me harán sonrojar.
Mei ríe de manera forzada, no entiende como acabo en ese tipo de conversación. Cuando el médico acaba con su curación, le deja una pomada para aplicar todos los días durante la mañana y la noche, siendo para que le ayude a sanar.
- aunque me temo, que la cicatriz no desaparece por completo, lo lamento mucho.
- no se preocupe, además fue para salvar a su majestad.
El médico la mira con algo de lástima, ya que es una chica joven y como escucho que ya es casada, hay hombres que no les gusta ver una mujer con cicatrices en su cuerpo. El emperador que ya estaba mejor, se acerco a Mei.
- buscaré a los mejores médicos para que borren esa cicatriz.
- no majestad, no es necesario, con que la herida cierre es suficiente.
- pero eres una mujer casada ¿que dirá el segundo príncipe cuando te vea esa cicatriz?
- majestad, no tome en cuenta eso, si quiere darme una recompensa, entonces, concédame el divorcio del segundo príncipe.
El emperador se había quedado pasmado ante la petición de la chica, mientras que el general, deja ver una leve sonrisa, desde donde el estaba, pudo ver las habilidades de la chica, además de que estuvo entrenando en su campamento durante un mes, permanecer en ese matrimonio, solo sería un desperdicio. Fuera de la sala, Sumi se había quedado parada frente a la puerta y también Jiro se detuvo, ambos escucharon la petición de Mei hacia el emperador, Sumi no quería, porque si la princesa se va, ella quedará sola en esa mansión con el príncipe, por otro lado, Jiro no sabía que sentir, pues por una parte, quizás de ese modo podría casarse finalmente con Sumi, aunque significaría que Mei sería libre para irse con otro hombre o ¿ya tiene uno? Tal vez por eso, perdió su interés en él, apretó los puños, pero evito entrar, mejor se dio la vuelta y se fue de ahí, esperara a Sumi en el carruaje.
- pero princesa, lo que usted pide, es demasiado ¿sabe como la verá la sociedad siendo una mujer divorciada?
- lo se y no me importa, porque yo tengo un sueño que realizar y ese es, ser una gran general como mi padre.
Al general se le hace muy honorable que la chica tenga ese sueño, pese a ser mujer.
- pensaré sobre su petición.
Dicho esto, el general es quien escolta al emperador fuera de la sala, mientras que Sumi aprovecha para entrar con Mei y no duda en abrazarla llorando de felicidad al ver que la chica esta bien.