Todo el mundo reconoce que existen diez mandamientos. Sin embargo, para Connor Fitzgerald, héroe de la CIA, el undécimo mandamiento es el que cuenta:
" No te dejaras atrapar"
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CAPITULO 21
-- Si eso te angustia tanto, mamá, estoy segura de que a papá no le molestaría que lo abrieras.
-- No antes del diecisiete de diciembre -- repitió Maggie --. Si él llegará a casa antes y descubrir a que lo abrí, se...
-- ¿Cuándo lo encontraste?
-- Está mañana. Estaba escondido entre su ropa deportiva, en un cajón que casi nunca abro.
-- Yo lo abriría enseguida -- aconsejó Tara.
-- Estoy segura de que sí -- repuso Maggie --; sin embargo, creo que será mejor que lo deje descansar unos cuantos días más antes de hacer nada.
-- Mamá, ¿Por qué no llamas a Joan y le pides consejo?
-- Ya le hablé.
-- Y, ¿qué dijo?
-- Que lo abriera.
Bolchenkov se sentó frente de la sala de operaciones y miró a los veinte hombres seleccionados cuidadosamente.
-- ¿Cuántas personas esperamos que se reúnan en la plaza esta tarde? -- preguntó.
-- Se trata solo de una conjetura, jefe -- repuso el uniformado de más alto rango que se hallaba presente --, pero podrían llegar a ser hasta cien mil.
-- ¿Cuántos agentes pueden poner a mi disposición?
-- Todos los hombres disponibles estarán en la plaza, jefe, y cancelé todos los permisos. Ya di a conocer la descripción de hombre, con la esperanza de atraparlo antes de que llegue siquiera a la Plaza de la Libertad. Sin embargo, no muchos de mis hombres tienen experiencia con algo así de gordo.
-- Si en verdad va a haber cien mil personas en la plaza -- replicó Bolchenkov --, también va a ser la primera vez para mí. ¿Alguien más ha recibido información adicional?
-- Sí, jefe -- respondió un joven que se encontraba apoyado en la pared del fondo --. Hay tres periodistas sudafricanos que oficialmente están cubriendo la elección. Por los detalles que nos dio nuestro informante, estoy seguro de que se trata del que dice llamarse Piet de Villiers.
-- ¿Hay algún dato en la computadora acerca de él?
-- No, ninguno -- informó el joven agente --. Pero la policía de Johannesburgo fue muy cooperativa. Mencionaron una conexión colombiana.
-- ¿Qué conexión colombiana? -- inquirió Bolchenkov.
-- Hace pocas semanas, la CIA hizo circular un memorándum confidencial en el que proporcionaba detalles acerca del homicidio de un candidato presidencial en Bogotá. Al parecer, siguieron la pista del asesino hasta Sudáfrica y después le perdieron el rastro. Llame a mi contacto en la CIA, pero todo lo que pudo decirme fue que sabían que el individuo había entrado en acción nuevamente, y la última vez que lo vieron estaba abordando un avión con destino a Ginebra.
-- Eso es todo lo que necesito -- concluyó el jefe --.¿Hay alguna duda?
Nadie respondió.
-- Si alguno de ustedes llega a enterarse de cualquier cosa, quiero que se me informe de inmediato. Pobre de aquel que después venga y me diga: "No lo mencioné, jefe, porque en ese momento no creí que tuviera importancia".
Connor dejó el televisor encendido mientras se afeitaba. Hillary Bowker, de CNN, ponía a los televidentes al día sobre los acontecimientos en Estados Unidos. El proyecto de ley para la reducción de armamento había sido aprobado en la cámara, y se había impuesto por apenas tres votos de diferencia. Los expertos pronosticaban que el proyecto de ley enfrentaría una discusión más reñida en el senado.
Connor dejó de afeitarse y miró fijamente la pantalla.
"Y, ahora, vamos con Clifford Symonds, nuestro corresponsal en San Petersburgo, quién tiene información acerca de las próximas elecciones en Rusia.
"Las encuestas de opinión muestran que los dos candidatos más importantes, el primer ministro Grigory Chernopov y Víctor Zerimski, líder del partido comunista, marchan a la par en estos momentos. El candidato comunista pronunciará un discurso en un mitin en la Plaza de la Libertad esta misma tarde, y la policía prevé que asistirán al mismo alrededor de cien mil personas. Está mañana, el señor Zerimski celebrará una reunión con el general Borodin, que se espera anuncie en breve su retiro de las contiendas, tras los resultados desfavorables que obtuvo en los últimos sondeos de opinión. No se sabe todavía a cuál de los dos candidatos más fuertes apoyará; de esa decisión podría depender el futuro de la elección".
Connor Fitzgerald apagó el televisor. Había decidido no ir al Hermitage esa mañana. Se Zerimski ese día. Ya había encontrado un restaurante conveniente en el segundo piso de un edificio que daba a la Plaza de la Libertad. Y, lo que era más importante, contaba con una puerta trasera, de modo que no tendría que entrar en la plaza antes de que fuera necesario.
Una ves que salió del hotel, llamó al restaurante desde un teléfono público y reservó una mesa apartada cerca de la ventana a las doce en punto. Luego caminó sin prisa al hotel más cercano y deslizó un billete de veinte dólares en la mano del portero principal, mientras le explicaba que necesitaba una habitación por una hora para tomar una ducha y cambiarse de ropa.
Cuando bajó por el ascensor pocos minutos antes de las doce, el portero no lo reconoció. Connor le encargó una bolsa de lona y le comentó que la recogería aproximadamente a las cuatro. Cuando el portero colocó la bolsa debajo del mostrador, vio el estuche por primera vez. Debido A qué tanto la bolsa como el estuche tenían etiquetas con el mismo nombre, los guardó juntos.
Connor caminó con lentitud hasta la calle lateral que desembocaba en la Plaza de la Libertad. Paso junto a dos policías que interrogaban a un extranjero alto, de cabello rubio rojizo. No Se volvieron a mirarlo cuando entró y tomó el ascensor al restaurante del segundo piso. Dio su nombre al capitán de camareros y fue conducido a una mesa apartada desde donde se apreciaba una vista abuelo de pájaro de la plaza.
Pensaba en Tom Lawrence; se preguntaba cuánto tiempo tardaría el presidente en tomar la decisión respecto al asesinato, cuando un camarero apareció a su lado y le entregó el menú.
-- ¿Puedo tomar su orden, señor, por favor? La policía nos dio instrucciones de cerrar el restaurante antes de las dos.
-- Entonces Será mejor que ordene un filete delgado -- repuso Connor Fitzgerald.