Oliver es un joven aventurero que quiere recuperar el alma de su hermana mayor, pero el mundo le recarcará lo difícil que será su deseo para alguien como él. ¿Podrá cumplir con su cometido? Acompáñalo junto a su grupo de compañeros: Evelyn, Richard, Ginna y Victoria, quienes a pesar de tener distintos motivos, comparten un mismo destino, el continente oscuro. Para ello, deberán unirse a la Unión de Asalto antes de su excursión hacia el continente oscuro.
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Regalo
El dia transcurría brillante por el sol, los nervios se notaban por el aire, muchos aventureros ya habían recibido sus resultados temprano, algunos con buenas noticias y otros no.
Oliver y sus amigos recibirían sus resultados esa misma noche o mañana temprano, lo cual los tenía mucho más nerviosos de lo normal, decidieron ir a comer algo mientras el tiempo pasaba.
algunas fiestas se veían por las calles de quienes fueron felizmente ascendidos a rango "S".
Los chicos se sentaron en un lugar de la plaza central, donde se dignaron a solamente tomar algo mientras miraban hacia arriba pensativos.
—Ah, aquí estás, una voz se escuchaba desde atrás donde se encontraban sentados, todos voltearon a ver, y era aurora la antigua amiga de Oliver, la cual pasó saludandolos a todos, para posteriormente preguntar; ¿Puedo sentarme un rato?.
—Por supuesto, respondieron.
—¿Y qué haces por aquí? ¿No deberías estar entregando los resultados?, pregunto Oliver mientras ella se sentaba.
—Sí, pero es triste entregarles los resultados a las personas que fallaron. No me gusta ver cómo su expresión cambia de repente. Suspiró profundamente, con una mirada de desconsuelo.
—Entiendo... un silencio incómodo empezó a llenar el lugar—. Por eso decidí tomarme un momento para despejar la mente. Los vi y pensé que ustedes también parecen algo intranquilos.
—Supongo que sí, respondió Evelyn, mirando al cielo con un gesto de cansancio.
—Bien, creo que es hora de irme, debería volver. Ah, por poco lo olvido, dijo sacando tres sobres de papel—, Richard, Evelyn y Ginna, aquí están sus resultados.
—¡Eh, no puede ser! ¿Tan rápido? A ver, a ver, comentó Evelyn con entusiasmo mientras recibía su sobre.
—Victoria y Oliver, al ser uno sin poder mágico y el otro con magia espiritual, serán evaluados de manera diferente; por eso sus resultados tardarán más, explicó mientras se alejaba.
......
Por su parte, Luna había salido casi a hurtadillas de la casa de Oliver, con la intención de emplear parte del dinero que él le había dado tiempo atrás. Quería comprarle un pequeño detalle como felicitación por haber pasado el examen.
Luego de un rato afuera, encontró un brazalete de colores. Lo guardó cuidadosamente en una cajita, añadiendo un toque de misterio al regalo.
Muy contenta con su compra, regresaba a casa casi dando saltos de alegría, cuando por descuido chocó con un aventurero que pasaba.
—¡L-lo siento mucho!, dijo, mientras se levantaba apresuradamente y ajustaba su bufanda, tratando de evitar el frío que le cortaba el rostro y el bochorno del momento.
El aventurero, tambaleante y con una risotada teñida de embriaguez, exclamó: —Ahhhh, ¿tienes algún problema conmigo o con... con quién estás habl... *hip*... hablando? ¡Soy un aventurero de rango... rango S! De... deberías alabarme por ser tan bondo... *hip*... bondadoso y no golpearte por... por chocarme.
Luna, frunciendo el ceño y conteniendo la respiración para no inhalar el fuerte olor a alcohol, contestó: —No, no tengo ningún problema. Ni siquiera te conozco, además, apestas demasiado a alcohol.
Los compañeros del aventurero soltaron una carcajada burlona. —Dice que no te conoce, parece que tu popularidad solo va en decadencia, comento uno de ellos, provocando una reacción airada en el aventurero.
—*Ahsk*, bufó él, enojado por las risas.
—Cállense, ordenó con un ademán brusco—. Vamos, agárrenla, parece que una disculpa no será lo suficien... *hip*... suficientemente buena para salirte de esta.
Los amigos del aventurero sujetaron a Luna por los brazos mientras él dirigía su mirada a la caja que ella intentaba proteger con tanto celo.
—Esa caja... esa caja es algo valiosa, ¿eh? La agarras con mucha fuer... *hip*... fuerza... dámela. La tomaré como paga a tú... a tu indolencia, dijo, mientras arrebata la caja de sus manos. Luna, en un acto de reflejo, lanzó un manotazo con intención de recuperar la caja, el cual solo logró arañar al aventurero.
Con un gesto de ira, él le propinó un fuerte golpe en el rostro, haciendo que la bufanda de Luna cayera al suelo. Luego, con una sonrisa de satisfacción cruel, alzó la caja y la dejó caer, aplastándola con el pie. Los trozos esparcidos eran lo único que quedaba del regalo que había sido pensado para Oliver, dejando a Luna en silencio y con lágrimas asomando en sus ojos por lo que hizo y por el dolor físico y emocional.
—Ah... un leve sonido escapó de Luna, como un suspiro rasgado por la desesperación que rápidamente se transformó en furia—. ¿Qué crees que haces? ¡Nada te da el derecho de dañar las cosas ajenas!, gritó, mientras forcejeaba desesperadamente, intentando golpear al aventurero que tenía delante.
El aventurero la agarró con fuerza de la mandíbula y la levantó, mientras decía con desdén entre tartamudeos ebrios—: Cállate... solo eres una mocosa que no sabe nada de nada. No conoces tu lugar. Estoy por encima de cualquier otro aventurero o persona; mi palabra tiene poder. Si usara eso para mentir y decir que eres una ladrona, no durarías ni un día sin ser arrestada. Así que lárgate, estúpida niña.
En ese instante, sus colmillos quedaron a la vista.
El aventurero se echó hacia atrás un paso, soltando a Luna con expresión de asombro—: ¿Q-qué eres tú?, balbuceó, observando con detenimiento sus colmillos, mientras su rostro pasaba de la ira a la confusión total y miedo.
Los compañeros del aventurero, al percatarse de lo que ocurría, exclamaron aterrados—: ¡Miren, tiene colmillos! ¿S-Será un vampiro?, la alarma en sus voces era evidente.
El aventurero, tambaleándose mientras trataba de asimilar la situación, balbuceaba nervioso—: ¡V-vampiro! No... no puede ser... dijo, retrocediendo otro paso y tropezando ligeramente, presa del pánico.
Aterrorizados, los compañeros del aventurero comenzaron a retroceder, y luego a correr, sus rostros reflejando puro terror.
Luna aprovechó el momento para alejarse un poco, luchando por mantener la calma. —N-no soy lo que piensas, susurró con voz temblorosa. A pesar de su edad, comprendía perfectamente la gravedad de la situación y sabía que tenía que huir de inmediato.
Comenzó a correr tan rápido como pudo, sintiendo el aire frío contra su piel, mientras oía la voz de alguien gritar tras ella: —¡Vampiro!
Sin atreverse a mirar atrás, Luna continuó su carrera hacia la casa de Oliver, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sin embargo, no avanzó mucho antes de que un impacto repentino en su costado la azotara contra una pared.
Con lágrimas brotando de sus ojos, Luna intentó levantarse, pero al intentarlo, el dolor la atravesó; se dio cuenta de que tenía el tobillo izquierdo roto.
—Así que ahora nos muestras tu verdadera cara. ¡Maldita hipócrita!, La voz provenía del frente, cargada de una mezcla de furia y desprecio.
Luna levantó la mirada hacia el origen de aquella voz, sus ojos reflejando sorpresa y dolor al ver la figura que tenía delante.
—E-¿Evelyn?, murmuró con voz entrecortada, sintiendo una pequeña punzada.