Elena es la primera princesa del imperio Viton, su padre la ama sobre el resto y le permite hacer cosas que se consideran de hombres así reciba quejas por esto.
Gracias a esto sus hermanas la envidian y la engañan una vez, permitiéndoles dañarla grandemente haciéndola desaparecer.
Elena no muere aunque era lo que querían pero su rostro fue destrozado y le impide regresar.
Vive con el médico que la salvo y a su cabaña llega la solución a sus problemas, un rostro nuevo, una vida nueva, pero tendrá que pagar por eso al ayudar a su nuevo esposo a completar también su propia venganza. Intentando en el camino de superar dejar atrás todo lo que vivió ¿podrán amar de nuevo?.
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Cap 19
Andrea y Max llegan al palacio calculando que ya estén llegando los invitados, al verlos entrar son muy pocos los que los miran, sin embargo, la familia de Keila y Soila los miran con molestia.
—Me imagino que ya saben que no me arrodille ante sus hijas.
—Eso es seguro —ambos sonríen y los ignoran por completo, Keila es hija de un conde que tiene cierta influencia en la corte y Soila la hija de un Marqués que representa a una de las mejores familias del imperio los Lenns, aunque para Andrea eso no es importante.
El matrimonio falso los ignora y continúa a su mesa donde está el resto de la familia a excepción de la duquesa que continúa con la emperatriz.
—Padre —saluda Andrea haciendo una reverencia al igual que Max antes de sentarse —¿Y madre?
—Está con la emperatriz, no olvides que son amigas —hace énfasis en lo último, al parecer intenta advertirles que se cuiden.
—Entiendo —dice Andrea sonriendo, espera que la emperatriz no se entrometa aún ya que no quería hacerla sufrir tan rápido.
La duquesa llegó un rato más tarde con una sonrisa en su rostro, miró a Andrea de arriba a abajo y se sentó.
“Creo que la emperatriz se involucró” pensó Andrea y miró a Max de reojo y este la miraba, ambos lograron entender que debían cuidarse.
La llegada de los emperadores se dio por lo que todos los nobles y funcionarios se levantaron para hacer su reverencia, tras el anuncio.
Andrea levantó su mirada y allí estaban, su padre y sus hermanos entrando al salón, lo que la llenó de ira fue ver a sus hermanas con una apariencia dulce caminando del brazo de Jacoob y Frederick, quien las ve no creería que tienen una mente tan asquerosa, apretó con fuerza sus puños intentando calmarse y volvió a bajar su cabeza.
Sentía mucha ira por lo que sus uñas terminaron clavadas en sus palmas.
Todos sonreían a excepción del emperador, se veía perdido como si tuviera muchas cosas en su cabeza.
—¡Pueden levantarse! —dijo el emperador permitiéndoles levantar su cabeza. —sientense.
Max mira a Andrea quien no puede disimular su molestia, tiene los labios tensos y no lograba conectar su mirada con ella.
Se sientan ambos pero Andrea se mantiene con la mirada en la mesa.
Llegó el momento de presentar los regalos a la emperatriz antes de iniciar el banquete.
Iniciaron con los visitantes de otros reinos e imperios con los que tienen acuerdos. Luego los funcionarios de la corte hasta que llegó el turno a la mansión del duque.
La duquesa junto a su esposo fueron los primeros, dieron una gran escultura de jade que dejó maravillada a la emperatriz y sonrió. Le tocaba el turno a Max y Andrea.
Max se levantó pero Andrea no quería hacerlo, tener que ver a la emperatriz a los ojos lo detestaba.
Se levantó y Marcos fue tras ellos con una caja un poco grande. El cuerpo de Andrea temblaba de ira, llegaron al frente del trono de los emperadores e hicieron una reverencia.
—Deseamos larga vida a la emperatriz luna del imperio, felicidades en su cumpleaños. —la emperatriz sonrió.
—Gracias, pueden levantarse
—Gracias su majestad —ambos levantaron sus cabezas pero la mirada de Andrea cargada de ira quedó fija en la emperatriz
—Por cierto, ¿tú eres la nuera de la duquesa, aquella que es hija de un comerciante?
—Por supuesto majestad, y no me avergüenzo de mis raíces, además tengo un grandioso esposo — Andrea miró a un lado a Martha. La emperatriz también volteo la mirada y saber que veía a Martha no le gustó
—¿Qué pasa?
—Nada su majestad, es solo que su hija es hermosa —dijo Andrea sonriendo.
Max interrumpió mostrándole el regalo a la emperatriz, esto sirvió para que el bajará la tensión que tenía Andrea y sabía que ella estaba a punto de estallar.
Después de presentar el regalo se despidieron y regresaron a la mesa, la emperatriz llamó a su doncella personal y le habló al oído.
Esto fue notado por Andrea que miró atrás un momento.
“Seguro ya fue envenenada con mentiras por la duquesa, aunque siento que ambas son de la misma calaña”
Trato de olvidarlo aunque su mirada seguía fija en Martha haciendo que está se irritará y era justo lo que Andrea quería, debía arruinar el futuro matrimonio a como diera lugar.
El único que no parecía querer estar en ese lugar era el emperador, se veía aburrido y desanimado.
Al terminar de dar los regalos dieron inicio al banquete dándoles los platillos.
Por ahora todo iba normal pero Andrea notaba miradas ocasionales entre la emperatriz y la duquesa, no era necesario ser adivina para saber que algo se traían entre manos.
Volteo a mirar a Silvia quien asintió, esto para que estuviera pendiente de todo.
Max también lo había notado así que miraba a sus hermanos y la duquesa, tratando de ver algo extraño.
La duquesa se levantó y levantó su copa de vino.
—Quisiera aprovechar esta oportunidad para brindar por nuestra emperatriz, deseo para ella larga vida. —las doncellas se acercaron a cada mesa y llenaron las copas. Andrea miró hacia arriba a la que le servía y está se puso nerviosa. Por lo que Andrea sonrió.
“No caeré en el mismo truco dos veces” — se hizo la desentendida y agarró la copa en su mano.
Todos alzaron sus copas y brindaron por la emperatriz incluida Andrea quien no bebió el vino sino que lo dejó caer en su manga.
“Vengo preparada para esto” —bajo su manga había un pañuelo amarrado en su mano que absorbería el líquido, esto ayudaría a evitar sospechas. Al mirar al frente sus cuñadas sonreían. —”Una de ustedes será quien caiga está noche”
Bajo su brazo y colocó la pequeña copa de nuevo en la mesa, miró a Max y asintió. Con su mano llamó a Silvia y le habló al oído, Silvia solo asintió regresando a su lugar.
Max la miró preocupado, no sabe exactamente a lo que se refiere pero se imagina que Andrea algo planea.
—Andrea ¿Te sientes bien? —preguntó la duquesa sonriendo —pareces ebria.
—Madre… la verdad si me siento mal, recuerda que no soy tolerante a la bebida.
—No creí que una copa hiciera eso.
—Duquesa ¿Sucede algo? —preguntó la emperatriz mirando a Andrea.