En la ciudad de Lunaris, donde los misterios y las sombras se entrelazan, vive Aurora Selene, una joven tímida y reservada que nunca ha sentido que pertenece al mundo ordinario. Cuando una noche de luna llena descubre un antiguo colgante en el ático de su casa, su vida cambia para siempre. El colgante la vincula a un antiguo linaje de magical girls, las “Fantomenas”, guerreras encargadas de proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Aurora, ahora conocida como Fantomena Luna Night, debe aprender a dominar sus nuevos poderes mientras enfrenta a los Nocturnos, criaturas sombrías que desean sumir al mundo en una eterna oscuridad. A medida que se adapta a su nueva identidad, descubre que no está sola. Otras chicas con destinos similares comienzan a despertar, formando un grupo unido por un vínculo ancestral. Entre ellas se encuentra Cassandra, una misteriosa joven con una conexión especial con la oscuridad, que podría ser tanto una aliada como una rival. Aurora siente una atracción creciente hacia Cassandra, lo que complica aún más sus decisiones. Mientras el amor y la magia florecen, las líneas entre el bien y el mal se desdibujan, y Aurora debe decidir si seguirá el camino de la luz o se adentrará en las sombras junto a Cassandra.
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Capítulo 21: El misterio de los Nocturnos
El amanecer despuntaba tímidamente, pintando el horizonte con tonos dorados y rosados, mientras el equipo de Fantomenas se preparaba para otro día de investigaciones y descubrimientos. Aurora, Selene, Luna, y Cassiopeia se reunieron en el gran salón del santuario, donde antiguos mapas y manuscritos cubrían la mesa central, formando un mosaico caótico pero repleto de posibilidades.
—Hemos encontrado algunas pistas sobre la ubicación de una antigua cripta en las afueras de Lunaris —anunció Selene, señalando un mapa de la ciudad y sus alrededores—. Según los textos, esta cripta podría contener información sobre los Nocturnos y su relación con la luna oscura.
Luna, inclinándose sobre el mapa, frunció el ceño.
—¿Crees que encontraremos algo útil allí? —preguntó, su tono cargado de escepticismo—. No es que haya mucha información sobre los Nocturnos disponible, y menos aún sobre la luna oscura.
Aurora, quien había estado contemplando silenciosamente el mapa, levantó la vista y asintió.
—Es nuestra mejor oportunidad de entender más sobre nuestros enemigos —dijo con firmeza—. No podemos permitirnos dejar ningún rincón sin explorar.
Cassiopeia, que había estado sentada un poco apartada del grupo, levantó la vista, sus ojos llenos de determinación.
—Estoy de acuerdo. Además, si hay algo que pueda ayudarnos a proteger a Cassandra de la oscuridad, debemos encontrarlo.
Aurora miró a Cassiopeia, notando la preocupación en su mirada. Todos sabían que Cassandra estaba luchando con una fuerza cada vez mayor, y el miedo a perderla se cernía sobre ellas como una sombra.
—Partiremos al mediodía —decidió Aurora—. Necesitamos prepararnos y asegurarnos de que estamos listas para cualquier cosa que podamos encontrar allí.
El viaje hacia la cripta fue largo y agotador. El paisaje que rodeaba Lunaris estaba salpicado de ruinas antiguas y caminos sinuosos que parecían conducir a ninguna parte. Sin embargo, las Fantomenas avanzaron con determinación, sus pasos guiados por la necesidad de desentrañar los misterios que amenazaban su mundo.
Cuando finalmente llegaron a la entrada de la cripta, el sol estaba en su punto más alto, iluminando la oscura entrada con una luz tenue que apenas penetraba las profundidades. Aurora y las demás se detuvieron por un momento, contemplando el umbral antes de aventurarse en la oscuridad.
—Aquí es donde comienza nuestro verdadero desafío —murmuró Aurora, mientras encendía una pequeña esfera de luz que colgaba de su colgante lunar.
Las paredes de la cripta estaban cubiertas de inscripciones antiguas y símbolos que parecían cobrar vida bajo la suave luz de la esfera. El grupo avanzó con cautela, examinando cada detalle en busca de pistas sobre los Nocturnos y la luna oscura.
Finalmente, llegaron a una cámara central donde un gran sarcófago descansaba en el centro de la habitación. Las paredes estaban decoradas con frescos que representaban escenas de batallas antiguas y rituales oscuros.
—Miren esto —dijo Luna, señalando uno de los frescos—. Parece que los Nocturnos fueron alguna vez como nosotras, Fantomenas que se volvieron hacia la oscuridad.
Selene se acercó, sus ojos llenos de asombro y horror.
—Eso significa que la oscuridad no es solo una fuerza externa —murmuró—. Es algo que puede corromper incluso a los más puros de corazón.
Aurora sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras observaba las imágenes de Fantomenas luchando contra sus propias sombras, sus rostros distorsionados por el miedo y la desesperación.
—No podemos dejar que eso le pase a Cassandra —dijo con determinación—. Debemos encontrar una manera de detener la influencia de la luna oscura antes de que sea demasiado tarde.
Cassiopeia, quien había estado examinando el sarcófago, encontró un antiguo manuscrito escondido en un compartimento secreto. Lo abrió con cuidado, revelando páginas amarillentas cubiertas de texto y diagramas complejos.
—Este manuscrito habla sobre un ritual que puede romper la conexión entre la luna oscura y sus seguidores —dijo, pasando las páginas rápidamente—. Pero es arriesgado y requiere un gran sacrificio.
Aurora asintió, su mente trabajando rápidamente mientras trataba de comprender las implicaciones del ritual.
—Haremos lo que sea necesario —respondió—. No podemos permitir que la luna oscura alcance su máximo poder.
Selene se acercó al manuscrito, examinándolo detenidamente.
—Según esto, la luna oscura está a punto de alcanzar su apogeo —dijo, su voz teñida de preocupación—. Si no actuamos rápido, podría significar la destrucción total de Lunaris.
El peso de sus palabras cayó sobre el grupo como una losa, intensificando la urgencia de su misión. Sabían que el tiempo estaba en su contra, y cada momento que pasaban sin actuar acercaba a Cassandra y a Lunaris un paso más hacia la oscuridad.
De regreso en el santuario, Aurora y su equipo se reunieron para discutir sus hallazgos y planificar sus próximos pasos. El ambiente en la sala era tenso, con cada una de las Fantomenas consciente del peligro inminente que enfrentaban.
—Debemos realizar el ritual lo antes posible —dijo Cassiopeia, rompiendo el silencio—. Es nuestra mejor oportunidad de detener la luna oscura y proteger a Cassandra.
Luna, que había estado mirando fijamente al suelo, levantó la vista, sus ojos llenos de determinación.
—No será fácil —advirtió—. La oscuridad no se rendirá sin luchar, y el ritual en sí es peligroso. Pero debemos intentarlo.
Aurora asintió, su mirada firme mientras contemplaba a sus amigas.
—Hemos enfrentado muchos desafíos juntas, y este no será diferente. Puede que la oscuridad sea poderosa, pero nuestra luz es más fuerte. Juntas, podemos superar cualquier obstáculo.
El equipo asintió, renovando su determinación mientras se preparaban para enfrentar el mayor desafío de sus vidas. Sabían que la batalla que se avecinaba sería dura y peligrosa, pero estaban listas para luchar con todo lo que tenían para proteger a Cassandra y a su mundo.
Con el plan en marcha, las Fantomenas se dirigieron a sus habitaciones para descansar y prepararse para el ritual. Mientras caminaba por los pasillos del santuario, Aurora no pudo evitar sentir una punzada de miedo por lo que estaba por venir. Sabía que la luna oscura era una amenaza real y poderosa, y que su influencia estaba creciendo con cada día que pasaba.
Pero también sabía que no estaban solas en esta lucha. Con sus amigas a su lado, estaba segura de que podrían enfrentar cualquier desafío que la oscuridad les presentara.
Y así, con la determinación ardiendo en sus corazones, el equipo de Fantomenas se preparó para la batalla final contra la luna oscura, sabiendo que el destino de Lunaris y de Cassandra dependía de ellas.
Me recuerda a un título de Touhou