En Amor en la Sombra de la Mafia, Dante Lucchesi, un despiadado jefe de la mafia, ha aprendido a mantener su corazón frío y sus emociones bajo llave. Nada en su mundo es más importante que el poder y el control... hasta que conoce a Isabella, una mujer que, por accidente, se cruza en su peligroso camino. Atrapada entre deudas y enemigos, Isabella no tiene otra opción más que aceptar la protección de Dante, aunque pronto descubre que bajo su fachada de acero se oculta un hombre atormentado por su pasado. A medida que sus vidas se entrelazan, la pasión y el peligro crecen a la par, llevándolos a enfrentar enemigos implacables y sentimientos que ninguno de los dos esperaba. Pero, ¿podrá Dante realmente proteger a Isabella sin perderse a sí mismo en el proceso? El amor verdadero no será fácil de conquistar en este oscuro mundo de traiciones y sombras.
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Capítulo 1: Sombras del Pasado
Las luces de la ciudad brillaban como estrellas distantes desde el balcón de la lujosa mansión de Dante Lucchesi. Desde allí, lo controlaba todo. Su vida había sido construida sobre poder, dinero y miedo. Ninguna emoción lo afectaba, ni ningún error lo doblegaba. Todo funcionaba según sus reglas. Sin embargo, esa noche era diferente. El silencio era perturbador, y algo en el aire parecía distinto. Una llamada rompió esa calma inquietante.
—Señor, tenemos un problema, —la voz de uno de sus hombres sonaba tensa al otro lado del teléfono.
Dante no respondió de inmediato. Giró lentamente hacia la ventana, sus ojos negros como la noche, observando la ciudad que se extendía bajo sus pies.
—Habla, —ordenó.
—Es Moretti. Tiene a una mujer... Isabella. Está atrapada en una deuda que no puede pagar. Él planea usarla contra usted.
Dante apretó la mandíbula. Luca Moretti, su rival desde hacía años, siempre encontraba nuevas formas de desafiarlo. Pero usar a una inocente era un movimiento bajo, incluso para él. Una parte de Dante quería ignorar la situación. No había espacio para la piedad en su mundo. Sin embargo, algo lo detuvo.
—Tráiganla a mí, —dijo finalmente. Era una orden sin emoción, como si fuera otro negocio cualquiera. Pero en el fondo, sabía que estaba tomando una decisión que cambiaría todo.
Horas más tarde, Isabella fue traída a su mansión. Los hombres de Dante la condujeron al gran salón, donde él la esperaba. Estaba asustada, eso era evidente. Su cuerpo temblaba bajo una chaqueta que le quedaba grande, y sus ojos, llenos de miedo y confusión, lo escudriñaban con desconfianza.
Dante se acercó, sus pasos firmes resonaban en la sala. Ella lo miró, intentando entender quién era ese hombre que parecía tener el control de todo. La luz suave de las lámparas destacaba sus rasgos duros y su mirada impenetrable.
—¿Quién eres? —preguntó ella, su voz apenas un susurro.
Dante no apartó la mirada. Sabía que su presencia la intimidaba, pero no podía permitirse ser de otra forma. Había pasado demasiado tiempo construyendo esa fachada impenetrable.
—Soy el hombre que te salvará, —respondió él con frialdad— pero no sin un precio.
Isabella lo observó, claramente desconcertada. No comprendía lo que él quería de ella, ni por qué se encontraba allí. Todo había pasado demasiado rápido. Hace unas horas, estaba a merced de Luca Moretti y su ejército de matones, y ahora estaba en la mansión del hombre más peligroso de la ciudad.
—¿Por qué me ayudarías? —preguntó con una mezcla de desafío y temor.
Dante esbozó una ligera sonrisa, una sonrisa que no alcanzó sus ojos oscuros.
—Porque ahora tienes una deuda conmigo. Y en este mundo, las deudas no se perdonan, se pagan. —Hizo una pausa, acercándose un paso más—. Y tú, Isabella, me debes más de lo que imaginas.
Isabella retrocedió ligeramente, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que, en ese momento, su vida ya no le pertenecía. Pero no era solo la amenaza lo que la mantenía en tensión. Había algo en la presencia de Dante que la atraía, algo oscuro, pero irresistiblemente fascinante.
—Entonces... ¿estoy atrapada aquí? —preguntó ella, intentando mantener la calma.
Dante la observó en silencio por un largo momento antes de responder.
—Estás bajo mi protección. Eso significa que harás lo que te diga, cuando te lo diga. —Su voz era fría, pero había algo más profundo, algo que él mismo intentaba reprimir.
Isabella asintió lentamente, aunque en su interior luchaba por encontrar una salida. Sabía que enfrentarse a Dante no sería prudente, pero tampoco estaba dispuesta a dejarse dominar tan fácilmente.
—Quiero escuchar la verdad sobre este mundo, —dijo ella de repente, su voz más firme de lo que esperaba.
Dante arqueó una ceja, sorprendido por su osadía.
—¿La verdad? —repitió, dando un paso hacia ella, lo suficientemente cerca como para que sintiera su presencia intimidante—. Muy bien, —continuó, con una sonrisa oscura— pero con una condición.
Isabella lo miró, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sabía que cualquier trato con él sería peligroso, pero algo en su interior le decía que debía seguir adelante.
—¿Qué condición? —preguntó, con un tono de desafío en la voz.
Dante la observó, su expresión indescifrable, pero con un aire enigmático.
—A cambio de cada verdad que te diga, tendrás que darme algo a cambio. Algo que nunca le has dado a nadie.
Isabella no dijo nada. El silencio entre ellos se hizo denso, lleno de tensión. Sabía que ese pacto cambiaría todo, pero en ese momento, sentía que no tenía opción. Había entrado en el mundo de Dante Lucchesi, y no había vuelta atrás.
y el fin no puede quedar así
escritora si es la primera vez va enrutada pero falta ese algo que inquieta