En "En las profundidades de este mar oscuro," la protagonista, una exitosa pianista y escritora, se despierta desorientada en una cama con un hombre mirándola con desprecio. Al intentar recordar cómo llegó allí, se desvela una cadena de eventos espantosos: huía de su prometido, Ian, quien planeaba asesinarla. Tras descubrir una conspiración entre Ian y su amante para sacrificarla, es apuñalada y apenas logra escapar del edificio donde sucedió el ataque. Durante su huida, llama a su madre para alertarla sobre la traición de Ian y pedirle que investigue. Finalmente, gravemente herida, es rescatada por paramédicos y se enfrenta a una enigmática figura de otro mundo, aceptando una nueva vida para proteger a sus seres queridos.
NovelToon tiene autorización de krimenovel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un Encuentro Inesperado
—Mi señor, ¿se encuentra bien? —preguntó Jack mientras me ofrecía la manta con una preocupación visible en su rostro—. Lo noto algo malhumorado.
—Para nada —respondí, forzando una sonrisa de cortesía—. Solo estoy un poco cansado, nada que no se solucione con un poco de sueño.
Sentí que la tensión de las últimas semanas había dejado su marca, pero no era algo que quisiera compartir. Ya dentro de la casa, me dirigí a mi habitación, ignorando la insistencia de Jack por acompañarme. "Necesito estar solo", pensé mientras cerraba la puerta detrás de mí. Me tumbé en la cama, todavía tibia por el calor del día, y pronto el sueño me venció. Sin embargo, la calma no duró mucho.
Apenas habían pasado cuatro horas cuando una sombra se deslizó en mi habitación. Lara, con su habitual ligereza, me despertó.
—Pesas —dije, empujándola suavemente hacia un lado—. ¿Qué manía tienes de molestar a la gente cuando está durmiendo?
—No seas cruel —respondió, recostándose sobre mí con una sonrisa traviesa—. Me acabo de despertar y no tengo con quién jugar.
—Puedes molestar a mi guardaespaldas —murmuré, abriendo los ojos con fingida molestia.
Lara hizo un puchero y murmuró algo sobre Jack siendo aburrido antes de quedarse dormida a mi lado. Intenté seguir su ejemplo, pero un ruido fuerte, como si algo hubiera aterrizado en mi ventana, me hizo saltar de la cama. Miré hacia la cortina que se movía suavemente, pero no vi nada fuera de lo normal. "Tal vez la ventana estuvo abierta todo el tiempo", me dije, tratando de calmarme.
Pero al girarme para regresar a la cama, mi corazón se detuvo por un segundo. Un par de ojos brillantes me observaban desde la penumbra, y antes de que pudiera reaccionar, una figura oscura se abalanzó sobre mí.
—No hagas ningún sonido o tu novia podría salir lastimada —susurró una voz áspera mientras una mano fuerte me cubría la boca.
Intenté luchar, pero el hombre era mucho más fuerte de lo que parecía. A pesar de la oscuridad, noté su corpulencia. No llevaba armas visibles, pero en sus manos había una amenaza silenciosa que no podía subestimar. Lo único que podía hacer era esperar el momento adecuado para contraatacar. Sin embargo, antes de que pudiera actuar, el atacante colapsó de repente. Me giré rápidamente, y para mi sorpresa, vi a otro hombre, de apariencia cuidada y mirada amable, arrastrando el cuerpo inerte de mi agresor.
—¿Señorita, se encuentra bien? —preguntó con una sonrisa amigable, como si lo que acababa de suceder no fuera nada fuera de lo común.
“¿Señorita?” Aunque podría haberme molestado por la confusión, mi complexión delicada podía llevar a ese error. Decidí no corregirlo y, en cambio, me levanté y agradecí al extraño antes de regresar a la casa. Su respuesta, sin embargo, me dejó inquieto.
—Espero volver a vernos —dijo mientras cargaba el cuerpo del atacante hacia un auto cercano—. Lamento las molestias.
Al cruzar la entrada de la casa, escuché un susurro en el viento: "Me alegro de volver a encontrarme contigo, Ansel." Me giré, pero no vi a nadie. ¿Había sido todo un sueño? La idea de que pudiera haber alucinado me hizo estremecer.
Amaneció, y el primer rayo de luz me sacó de mi ensueño. Me apresuré a regresar a mi habitación para despertar a Lara, pero en el pasillo, me encontré con Jack tirado en el suelo, inconsciente. Lo sacudí hasta que despertó, su rostro pálido por el golpe.
—¿Mi señor se encuentra bien? —preguntó preocupado—. Vi que lo arrastraban, pero alguien me golpeó por detrás… Lamento mi incompetencia.
"Entonces, no fue un sueño", pensé, con el corazón acelerado. Le pedí a Jack que no mencionara nada a Lara y me dirigí a despertarla. A pesar de mis intentos de actuar con normalidad, la pregunta persistía en mi mente: ¿Cómo sabía mi nombre ese extraño?
—Hey —dijo Lara, tocando mis mejillas—. ¿Por qué estás tan distraído?
—No es nada —respondí, mirando mi celular—. Solo que alguien me molestó en plena madrugada —dije, con un tono sarcástico mientras la miraba de reojo.
Ella hizo un puchero adorable, y pronto nos dirigimos al parque natural que ella tanto deseaba visitar. El lugar era hermoso, pero mi mente no estaba en paz. Los insectos que revoloteaban a nuestro alrededor solo servían para aumentar mi incomodidad. Lara tomó a Jack para un paseo, y aunque sospechaba que le gustaba, no me importaba. Necesitaba tiempo para pensar.
Me quedé en un rincón tranquilo, observando a una ardilla corretear entre las ramas cuando sentí un toque en mi hombro.
—Hola —dijo una voz conocida con un tono amable—. Nos volvemos a ver.
Me giré lentamente, y la confusión me invadió al ver al hombre que me había salvado la noche anterior. Se veía con una expresión melancólica que no lograba descifrar.
—¿Te conozco? —pregunté, frunciendo el ceño mientras intentaba recordar su rostro.
El hombre parecía familiar, pero no lograba identificar de dónde. Sin responder, colocó una flor frente a mí, dejándome aún más desconcertado.
—¿Qué pretendes? —pregunté, con una mezcla de curiosidad y desconfianza.
El hombre que había captado mi atención en el parque me observaba con una intensidad que me hacía sentir expuesto. Antes de que pudiera alejarme, extendió un sobre con un anillo dentro. Sin decir una palabra, se desvaneció entre los árboles, dejándome solo con más preguntas.
—¿Qué es esto? —me pregunté en voz alta mientras sostenía el anillo. Al examinarlo bajo la luz del sol, noté un grabado en su interior: "Le soleil de mon matin". Curioso, usé mi celular para traducir la frase: "el sol de mis mañanas". Las palabras resonaron en mi mente, despertando una oleada de emociones y recuerdos enterrados.
Abrí el sobre y encontré una pequeña tarjeta acompañada de algunas fotos antiguas. En ellas, aparecía un Ansel más joven, pero ninguna de esas imágenes me resultaba familiar. "¿Son estas fotos reales o un montaje?" me pregunté, mientras la duda se apoderaba de mí. ¿Quién era este hombre y qué quería de mí?
Sumido en mis pensamientos, no me di cuenta cuando Jack y Lara regresaron. Guardé el sobre en uno de mis bolsillos instintivamente, pero Lara, siempre curiosa, lo tomó y leyó su contenido antes de devolvérmelo.
—Sé lo que estás pensando, pero es justo que él tenga la oportunidad de ver a su Ansel por última vez —susurró Lara, dejando sus palabras flotando en el aire, llenándome de incertidumbre.
De regreso al coche, mis pensamientos eran un torbellino de preguntas y suposiciones. Finalmente, tomé una decisión. Necesitaba respuestas. Pedí a Jack que nos llevara al lugar indicado en la tarjeta, un hotel cercano. Jack y Lara insistieron en acompañarme, y aunque hubiera preferido estar solo, su presencia me brindaba una sensación de seguridad.
Al llegar al hotel, el dueño confirmó la información de la tarjeta y nos condujo al ascensor. Jack, siempre alerta, se aseguró de que no hubiera peligro antes de dejarme entrar.
Cuando las puertas de la habitación se abrieron, fui recibido por el hombre del parque. Su sonrisa triste me hizo estremecer. Al fondo de la habitación, una figura familiar estaba sentada en un sofá, y al verlo, sentí un nudo en el estómago. Era el hombre de las fotos. Cuando intentó abrazarme, mi cuerpo reaccionó por sí solo, apartándome instintivamente.
—¿Sigues molesto por lo que pasó en ese entonces? —preguntó, manteniendo una distancia respetuosa, con una mirada que denotaba dolor.
—Vine a saber más sobre esto —respondí, mostrando el anillo que había traído conmigo.
—No sé de qué se trata esto, pero debo decir que no te recuerdo. Sufrí un accidente antes de mi compromiso, y hay partes de mi vida que nunca recuperé. Quiero saber sobre nuestra antigua relación —expliqué, dejando el anillo sobre una mesa cercana, intentando mantener la compostura.
El hombre me miró con una mezcla de tristeza y resignación, antes de pedirme que me sentara. El sujeto que nos había recibido tomó el anillo y lo devolvió.
—Entonces… ¿En serio perdiste nuestros recuerdos? —dijo, con una sonrisa amarga que rompió un poco mi corazón.
—Sí, lo siento. Hasta hoy no sabía de la existencia de esta relación —admití, evitando su mirada.
El hombre comenzó a contar su historia, su voz teñida de nostalgia. Me contó cómo nos conocimos hace cinco años, en un cálido otoño. Recordó cómo me vio solo en un parque, con tristeza en los ojos, y cómo, poco a poco, nos volvimos cercanos. Habló de una relación que floreció hasta que, un día, todo se derrumbó por un malentendido, alimentado por fotos comprometedoras que alguien le había entregado.
Cuando terminó de hablar, me sentí abrumado. No recordaba nada de aquello, pero su relato despertó una sensación de pérdida. Me levanté, decidido a dejar el pasado atrás.
—Lo siento, pero no puedo recordar lo que pasó. Es mejor que sigas tu camino —dije, dirigiéndome a la salida. Sin embargo, alguien se interpuso en mi camino.
—¿Qué haces? —pregunté, sintiendo la tensión en el aire. Jack se colocó frente a mí, protegiéndome.