En un mundo donde el dolor y la traición se entrelazan, Gabriel ha vivido toda su vida con un solo propósito: vengar la muerte de sus padres, asesinados por una poderosa familia que se mueve en las sombras. Con un corazón marcado por la pérdida, Gabriel traza un plan meticuloso para infiltrarse en su enemigo. Pero lo que no anticipa es la conexión inesperada que formará con Valeria, una joven valiente y llena de vida, que se convierte en su cómplice involuntaria. Mientras Gabriel utiliza a Valeria como un peón en su juego de venganza, ambos se ven atrapados en una red de secretos y mentiras. La línea entre el amor y el odio se difumina, y Gabriel debe enfrentarse a la pregunta más difícil de todas: ¿puede el amor nacer del deseo de venganza? En un desenlace lleno de giros inesperados, “La mentira” te llevará a través de un viaje emocional donde la redención podría ser la única salida.
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Capítulo XVIII Anclado al pasado
Por su parte, Gabriel había regresado al apartamento con una determinación renovada. Sabía que debía aclarar las cosas con Valeria. En los últimos días, sus sentimientos habían estado enredados en un torbellino de confusión, pero finalmente había llegado a la conclusión de que su corazón pertenecía a su esposa y que era hora de reparar la relación.
Al llegar, buscó a Valeria por cada rincón del hogar, pero no había rastro de ella. Con el corazón latiendo desbocado, entró en la habitación y se encontró con una nota cuidadosamente doblada sobre la mesa de noche. Un dolor agudo lo atravesó al ver aquel papel; el miedo y la incertidumbre lo invadieron mientras se armaba de valor para desentrañar el mensaje.
“Mi querido Gabriel,
Si estás leyendo esto, significa que ya no estoy aquí. No quise que las cosas llegaran a este punto, pero a veces el amor no es suficiente para sanar las heridas que nos hacemos. Quiero que sepas que siempre serás una parte de mí, una parte hermosa y dolorosa, y atesoraré cada recuerdo que compartimos.
Estos últimos días han sido un tormento para mí. He luchado con mis sentimientos, tratando de entender si había algo que pudiera hacer para recuperar la conexión que alguna vez tuvimos. Pero la verdad es que me he sentido sola en esta lucha. Sola mientras tú buscabas respuestas en otros lugares, en otras personas. Y aunque te amo con cada fibra de mi ser, no puedo seguir esperando a que regreses a mí.
Recuerda los momentos felices, Gabriel. Las risas compartidas, las promesas susurradas bajo las estrellas. Esos instantes son los que me han dado fuerza y me han permitido seguir adelante, aunque ahora me duela tanto dejarlo todo atrás. Mi amor por ti no ha desaparecido; simplemente ha cambiado de forma. Me duele saber que nuestras vidas tomarán rumbos diferentes, pero creo que es lo mejor para ambos.
Quiero que encuentres la felicidad, incluso si eso significa estar sin mí. Mereces amar y ser amado plenamente, sin dudas ni sombras. Nunca olvides lo especial que eres y todo lo que has aportado a mi vida.
Adiós, mi amor. Espero que un día podamos recordar juntos sin lágrimas en los ojos.
Con todo mi cariño,
Valeria”.
Las lágrimas se acumularon en los ojos de Gabriel, amenazando con salir en cualquier momento, “no me pudiste haber dejado, no ahora que por fin entiendo lo que siento por ti”, susurro Gabriel apretando la carta contra su pecho.
Agarró su teléfono y empezó a llamarla, pero para su sorpresa el sonido del teléfono de Valeria se escuchaba en la sala. Con la ilusión de que ella había vuelto salió corriendo de la habitación para encontrarse con una sala vacía, buscó de donde provenía el sonido y encontró el celular de su esposa tirado en el suelo bajo uno de los sillones. Al ver la pantalla del móvil observó que lo tenía registrado como *mi amor*, nunca se detuvo a ver más de cerca a su esposa, sus sueños y anhelos y solo por estar pensando en un amor que ya no era, solo por estar anclado al pasado.
Algo no andaba bien, Irene no había salido a hablar con él, así que se dispuso a ir por ella. Fue hasta su habitación para descubrir que ella Irene tampoco estaba en la casa, “¿estará con Valeria?, pensó Gabriel tomando su teléfono y marcando el número de Irene.
“¿Estás con Valeria?”, pregunto Gabriel inmediatamente después que se conectó la llamada.
“Así es hijo, pero no puedo decirte donde estamos. Lo siento”, respondió Irene con dolor.
“Por favor nana, necesito hablar con ella, se que fui un estúpido, pero necesito que ella me escuche”, Gabriel rogaba como nunca, él solo quería saber de su esposa y que ella se encontrara bien.
Irene luchaba internamente por la lealtad que le tenía a Gabriel, pero también había una promesa de por medio, la promesa que le hizo a Valeria de no revelar lo que estaba pasando.
Mientras ella se debatía entre decirle a Gabriel lo que estaba pasando o no, el doctor salió para dar información de Valeria. “Familiares de Valeria Arismendi”, al escuchar al doctor que había realizado la cirugía a Valeria, Irene corrió a su encuentro olvidándose de colgar la llamada.
“Soy la mamá de Valeria doctor, ¿dígame cómo está ella?”, pregunto Irene con nudo en el estómago.
“Hicimos todo lo posible para salvar la vida de la paciente, pero las cosas se complicaron, ella sufrió un ataque cardiaco, aunque aplicamos reanimación no pudimos hacer nada por ella”, el doctor se fue con la mirada perdida dejando a Irene desconsolada.
Por otro lado, Gabriel había escuchado todo lo que el doctor había explicado, no podía creer que eso fuera cierto, su esposa no podía estar muerta, llamando a gritos a Irene entendió de que ella estaba en una posición difícil, así que decidió colgar la llamada para volver a marcar. Después de varios intentos, finalmente a llamada se conectó.
“¿Qué está pasando?, ¿donde está mi esposa?”, pregunto Gabriel angustiado.
“Lo siento hijo, Valeria ya no está, mi niña se fue y no volverá jamás”, Irene lloraba desconsolada, mientras que Salvador la veía con dolor.
“Eso no es cierto nana, mi esposa no se pudo haber ido, dime dónde estás voy a buscar a mi Valeria y ella volverá a mi”, suplico Gabriel desconsolado.
Irene le dio la dirección de la clínica a Gabriel quien en menos de diez minutos llego a la clínica, sin mediar palabras exigió que lo llevaran a ver a su esposa, él no creía que Valeria ya no estuviera.
Salvador lo condujo hasta donde yacía el cuerpo inerte de Valeria, cuando Gabriel vio a su esposa pálida acostada en esa camilla no pudo soportarlo más, rompió en llanto, su pecho dolía con dolor profundo, el amor que estaba sintiendo se mezclaba con la esperanza de que todo era una pesadilla, él remordimiento por dejarla sola le calcomanía el alma y la desesperanza finalmente se adueñó de él.
Que Aurora no es culpable? acaso el agua no moja? acaso no llegó a entrometerse en la relación y seducir al tonto de Gabriel? intrigante y venenosa es lo que es Aurora. 🤔🤨🇨🇴