Almas Cruzadas
Podía sentir mi cuerpo siendo arrastrado por las corrientes de este mar; sentía que mi cuerpo poco a poco fue cediendo hasta que algo me jalo hacia las profundidades. Ya estaba cansado, así que no luché demasiado.
En las profundidades de este mar oscuro, una figura iluminaba mi entorno. Espera, ¿qué está pasando? Apenas podía recordar nada, cuando me encontré acostada en una cama y vi a un hombre mirándome con desprecio y ojos fríos.
“No puedo creer que me tuve que acostar contigo”, dijo con veneno en su voz.
Ese hombre que aparentaba tener 30 años que llevaba una bata semi puesta, lo que más destacaba era su cabello castaño rojizo y su lunar cerca de su labio.
“¿Qué?“, fue lo único que alcancé a decir antes de que una fuerte punzada atravesara mi cabeza, trayéndome recuerdos de cómo llegué a este extraño escenario.
Era un día lluvioso. Estaba huyendo de alguien, sintiendo un horrible dolor en mi vientre y sangrando por la frente. Horas antes, yo era una exitosa pianista y escritora. Mi vida no podía ir mejor. Fui al médico porque llevaba meses sintiéndome fatal. El diagnóstico fue devastador: anemia severa. Tenía una cita con mi prometido en una hora, así que decidí ir a su trabajo un poco antes. Eran las nueve de la mañana y el personal de recepción no estaba. Subí por las escaleras en lugar de usar el elevador, y lo que encontré en su oficina fue aterrador.
“Vamos, cariño, ¿por qué no la usas como sacrificio?”, oí decir a lo que pensaba era la voz de una mujer.
“Déjalo, Bell. Bien sabes que ella no se toca, y más te vale no hacerlo”, respondió mi prometido, Ian.
¿Bell? Ese nombre me suena, pero no sé de donde, solo me limité a seguir escuchando con mis labios temblorosos.
Hubo un silencio incómodo.
“Sería un problema... sus amistades y su familia son personas con las que no te debes meter...”
“¿Agentes secretos? ¿Mafiosos?” Comento con burla esa horrenda voz.
Ian trató de evadir el tema. No podía creer lo que estaba escuchando. Con manos temblorosas y lágrimas en mis ojos, intenté huir hasta que oí:
“Ian, vamos a mi casa hoy, ¿vale?”
La curiosidad me venció y los vi besándose. Lo que me sorprendió no fue el beso, sino el charco de sangre sobre el escritorio. Mi celular sonó: era mi doctor. Intenté huir, pero ya era tarde. Alguien me apuñaló en la oscuridad. Antes de que pudiera gritar, Ian y su amante me observaban en silencio.
“Oh querida, ¿sigues viva? Parece que mi envenenamiento no funcionó”, dijo Ian sonriendo perversamente.
Di un paso atrás por reflejo. ¿De qué demonios hablaba? Entonces lo reconocí: era el chef del restaurante donde mi prometido me pidió matrimonio. ¡Qué tonta! Incluso íbamos allí cada fin de semana con mis padres.
“No te preocupes, solo quería eliminarte a ti de mi camino”, añadió Ian.
Sentí alivio, pero no podía confiar en él. Con la luz de mi teléfono, vi algo abultado cerca del pasillo. Me acerqué rápidamente al interruptor y al encenderlo quedé horrorizada. ¿Quién pudo haber hecho esto? Los únicos con una mente tan enferma eran Ian y su amante. Mi prometido me miraba con lástima. ¿Quién necesita su lástima?
Los tacones no ayudaban ahora, si parecía una escena de terror, cada sonido de mi tacón me daban escalofríos porque ese tipo de personas terminaban muertas o eran heroínas y yo no era la segunda.
Corrí con el dolor en mi vientre, bajando las escaleras lo más rápido posible. Las paredes estaban llenas de marcas de manos. No solo intentaron asesinarme, sino que mataron a todo un edificio. Al llegar al primer piso, llamé a mis padres.
“¿Cariño? ¿Qué pasa? Te he estado llamando por tu cumpleaños, pero no contestabas ni tú ni tu asistente.”
¡Maldición, lo había olvidado! Hoy es mi cumpleaños.
Trataba que mi voz sonara lo más tranquila, pero mis labios no dejaban de temblar, era la primera vez que sentía tanto dolor, no solo físicamente, sino emocionalmente, literalmente sentí una apuñalada cuando descubrí su engaño.
“Mamá, escucha primero. Investiga a mi prometido y saca a relucir todos sus secretos. Contacta a Mónica, ella sabrá qué hacer.”
Cada paso que daba sentía un dolor inmenso, sentía que mi respiración se cortaba, pero no iba a dejar que ellos me eliminen tan fácilmente, así que como pude acelere mi paso
“¿Cariño, qué pasa? Me estás asustando.”
Ya había salido del edificio, escuchaba disparos, pero no volteé. Corrí por las calles hasta un parque y me senté en una banca.
“Escúchame... no sé qué secretos tengan ustedes conmigo, pero solo quiero decirles que los amo. Ian no es quien creemos. Cometió un crimen imperdonable. Tienes que creerme.”
Mi negro y largo cabello sentía como se movía con el aire frío, podía ver que era un adiós pero contuve mis lágrimas para empezar preparar todo.
“Siempre te creo, hija.”
Grabé la llamada y la envié a mis tres mejores amigas del FBI. Sentía que no me quedaba mucho tiempo. Una señora llamó a una ambulancia y llegaron los paramédicos.
“Mamá, no sé si sobreviviré, pero por favor descubre la verdad y no te compadezcas de él.”
Sentía que la banca del parque estaba empapada de mi sangre, ya casi sentía que me desvanecía, ya sabia porque sangraba más de lo normal, al parecer algunas balas me dieron…
“¿Qué pasó? ¿Dónde estás?”, su voz se escuchaba preocupada
Hice mi último esfuerzo, ya sentía mis ojos cerrarse y la voz casi no me salía, me daba rabia haber perdido toda mi vida, mis sueños y mi familia por esos descarados.
“Madre, investiga al chef del restaurante. Y no llores demasiado.”
Perdiendo el conocimiento, escuché la voz de mi madre en el teléfono, quería decirle un te amo por lo menos a mi mamá, pero que injusta es la vida, morí joven y en mi punto más alto de mi carrera sentía tanta tristeza e impotencia.
El lugar era oscuro y poco a poco fue haciéndose blanco. No había horizonte ni suelo, solo un vacío cegador. Cuando abrí los ojos, un niño de cabello despeinado y ojos como cristales rotos me miraba fijamente. Vestía ropas simples, como si hubiera salido de otro tiempo, otro mundo.
—Finalmente despiertas. —Su voz era suave, pero cargada de algo antiguo, algo que no debía pertenecer a un niño.
Intenté hablar, pero mi garganta estaba seca. Sentía el peso de sus palabras incluso antes de que las dijera.
—No hay mucho tiempo —continuó, inclinándose hacia mí—. Tengo una propuesta para ti.
Una propuesta. La palabra resonó en mi mente como un eco infinito.
—¿Quién eres? —murmuré al fin, forzando las palabras.
—Alguien que ya no puede quedarse. —El niño sonrió, pero sus ojos traicionaban una tristeza insondable—. He venido de otro lugar... otro mundo. Pero mi tiempo aquí terminó. Ahora tú decides.
Decidir qué.
—¿Quieres quedarte aquí, dormido para siempre, o tomar mi lugar? Vivir una nueva vida.
Mi respiración se detuvo. En el reflejo de sus ojos vi imágenes: un mundo que no era el mío, paisajes desconocidos, colores que nunca había visto. Pero también vi rostros familiares... mis padres. Los vi llorar, gritar, sostener mi cuerpo inerte.
No quería verlos sufrir.
—¿Qué pasa si acepto? —pregunté, con un nudo en la garganta.
—Vivirás mi vida. Tendrás mi lugar. Pero hay reglas. —El niño inclinó la cabeza, como si esperara que eso me detuviera.
Lo miré fijamente. Reglas. Siempre había reglas. Siempre cadenas que me ataban.
—Acepto —dije finalmente, pero añadí con firmeza—: Con una condición.
El niño alzó una ceja, sorprendido.
—Viviré tu vida... pero sin restricciones. Haré lo que quiera, cuando quiera.
Un destello de algo, ¿admiración? ¿Alivio?, cruzó su rostro. Entonces sonrió.
—Hecho. Solo te pido una cosa a cambio.
—¿Qué cosa? —susurré, sintiendo que algo en mi pecho se agitaba como una tormenta.
—Sé feliz. Sé todo lo feliz que yo nunca pude ser.
Quise preguntar qué significaba eso, pero no tuve tiempo. El niño dio un paso hacia mí y, al hacerlo, su figura comenzó a desvanecerse, como si el viento lo llevara.
—Gracias —fue lo último que dijo.
No sabía si era una imaginación, pero justo antes que se desvaneciera por completo pude ver un bebe mirándome fijamente.
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Updated 30 Episodes
Comments
Mary (Lupis❤️🌹)
ok interesante comienzo
2024-08-12
1
Johana Cordova
me gustó como empezó. la sigo..
2024-07-31
3