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Pasiones Ocultas.

Pasiones Ocultas.

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / Completas / Posesivo / Arrogante / Mujeriego enamorado
Popularitas:147.4k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Wang Chao

Samuel odia a Dereck, y Dereck disfruta molestar a Samuel. La razón detrás del odio de Samuel es un misterio para Dereck, quien no entiende por qué su antiguo amigo de repente se distanció y lo mira con desprecio. Sin embargo, el destino parece empeñado en reunirlos, y constantemente se encuentran forzados a pasar tiempo juntos. A medida que pasan más tiempo juntos, sus sentimientos comienzan a cambiar, aunque la desconfianza de uno y el miedo del otro complican las cosas.

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Capítulo 20. Estoy aquí.

Habían pasado más de dos horas hasta que aquella luz roja cambió a un brillante tono verde, anunciando que la operación había terminado. Derek se paró de inmediato y se acercó al médico, quien comenzó a quitarse el cubrebocas. Por su rostro tranquilo, supo que todo había salido en orden.

—¿Cómo está mi padre? —preguntó aún con el corazón en la mano.

—Él está bien. Tuvimos algunas dificultades en el proceso, pero nada de qué preocuparse —informó. Derek soltó un sonoro suspiro de alivio—. Ahora mismo lo van a trasladar al URPA para mantenerlo vigilado. Una vez que esté completamente fuera de peligro, será trasladado a una habitación.

—Muchas gracias, doctor. De verdad, gracias —dijo casi con la voz entrecortada. El médico asintió con una sonrisa.

—Puedes ir a descansar, muchacho. Mañana podrás verlo. —El doctor palmeó el hombro de Derek y añadió—: Si ocurre algo, el hospital se comunicará contigo.

Aunque estaba indeciso, terminó asintiendo. Después de todo, aunque estuviera ahí, nada podía hacer por él.

Con el ánimo por el suelo, Derek llegó a su departamento y se tumbó en el sofá. Pasó uno de sus brazos sobre sus ojos con tristeza. La última conversación que había tenido con su padre había sido hace más de dos meses y las palabras que había dicho no eran de enorgullecerse.

Desde los doce años estaba disgustado con él y, en cualquier ocasión, le recordaba cuánto lo detestaba. Pero, saber que estaba entre la vida y la muerte le removió un poco los sentimientos. No quería perder a su padre, no de esa manera.

El celular que había dejado sobre el suelo vibró, trayéndolo de regreso a la realidad. Con pereza, lo recogió del suelo y miró la llamada entrante: era Lily. No quería responder, así que lo puso en modo avión y lo dejó en total silencio. Quién sabe cuándo comenzó, pero su rostro se llenó de lágrimas silenciosas que no planeaba detener.

Al día siguiente, Derek estaba frente a la habitación donde su padre había sido trasladado a primera hora del día. Tomó el pomo en sus manos, pero no se atrevió a abrir. Aún no estaba listo para enfrentarse a su padre. Habían pasado por una larga guerra fría. Tragó en seco y abrió la puerta. El hombre estaba acostado con el rostro pálido y sus labios resecos. Estaba más delgado de lo que recordaba.

—Derek —dijo apenas con ganas. Él se sobresaltó y se acercó lentamente, cerrando la puerta tras de sí—. Hijo, qué bueno es verte.

Derek sintió un nudo en la garganta. No iba a negarlo, extrañaba mucho a su padre. No obstante, el resentimiento era mayor. También la culpa lo mantenía alejado.

—¿Duele mucho? —preguntó sin saber muy bien qué decir. Su padre sonrió.

—Aún tengo anestesia. Supongo que después me sentiré como la mierda.

Derek asintió y el silencio que se formó parecía tragarse a padre e hijo. Derek se sentó recto en el sofá y revisó su celular sin notar la mirada triste de su padre.

La relación padre e hijo se había fracturado tanto que, a pesar de estar en la misma habitación, eran peor que dos extraños.

...----------------...

Habían pasado dos semanas desde que Derek desapareció de su vista, igual que cuando se había ido hace dos años. Su padre dijo que tuvo que ausentarse por problemas personales, no asistía a la universidad e incluso había perdido el contacto con Lily y Jenn.

Samuel estaba intrigado, pero no le había llamado ni enviado un mensaje; no obstante, aún preguntaba regularmente por él. No se había dado de baja, pero sí pidió un permiso por enfermedad en la universidad. La mente de Samuel voló al instante con los peores pensamientos. Dudó mucho; no obstante, su preocupación lo llevó hasta donde se encontraba en ese momento, sí, delante del departamento de Derek.

Estuvo más de quince minutos ahí, tratando de pensar en una excusa para ir a verlo, pero no tenía ninguna. ¿Qué iba a decirle? Le dejó muy claro que no eran amigos. ¿Por qué alguien que no era su amigo estaba preocupado por él? Era ridículo.

—¿Príncipe? —la voz de Derek lo sobresaltó y lo hizo voltear lentamente hacia la izquierda. Derek, con su habitual ropa negra, lo miró confundido y con el ceño arrugado. De todas las personas que pensó lo irían a buscar, Samuel no estaba incluido.

—Hola —saludó con timidez y nerviosismo. Dio un paso atrás y evitó la mirada de Derek.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —Derek sacó las llaves y se apresuró a abrir el departamento—. Pasa.

—Permiso —dijo Samuel sin responder la pregunta. Si contaba el tiempo que permaneció en el auto de Elbert antes de animarse a subir, había pasado una hora en total. Por supuesto, no estaba dispuesto a decirlo.

Derek le dio un vaso de agua y le pidió que se sentara. Él ocupó un sillón individual. Samuel bebió toda el agua tan rápido que casi se ahoga. Derek se apresuró a darle palmaditas en la espalda para tratar de calmarlo.

—¿Mejor? —preguntó y Samuel asintió—. Bueno, ¿qué haces aquí?

—Umm yo, bueno pues... —Samuel tartamudeaba un poco al hablar. Sus palabras eran torpes y no pudo formular una oración correcta. Suspiró y miró a Derek. Los hematomas en su rostro estaban desapareciendo casi por completo, pero su pómulo derecho tenía una nueva herida—. ¿Volviste a pelear?

Samuel levantó la mano para tocarlo, pero se arrepintió, sabía que Derek odiaría su toque. Derek, por su parte, ansiaba que las suaves manos de Samuel ahuecaran sus mejillas. Solo entonces tendría la oportunidad de fundirse en un abrazo y enterrar su rostro en el cuello ajeno, aspirando el aroma único de Samuel. No obstante, ese toque nunca llegó.

—No... no fue una pelea —aclaró. Samuel arrugó las cejas, pero no se atrevió a preguntar más—. ¿Podemos ir a otro lado para hablar?

—¿A dónde?

—Al muelle —Samuel asintió.

El camino al muelle fue silencioso, ambos sumidos en sus pensamientos. Derek llevaba las manos en los bolsillos, mirando al suelo mientras caminaban después de estacionarse. Samuel observaba el cielo, intentando encontrar las palabras adecuadas para romper el hielo.

Al llegar, se sentaron en el borde del muelle, dejando que el suave balanceo del agua y el sonido de las olas los envolviera.

—Gracias por venir —dijo Derek finalmente, rompiendo el silencio.

—Jenn y Lily se preocuparon cuando dejaste de aparecer —respondió Samuel, sin mirarlo directamente. Era una excusa estúpida, pero no iba a admitir que era él quien ni siquiera podía dormir bien por su ausencia—. No sabían si estabas bien y me ofrecí para visitarte.

Derek suspiró, mirando el agua. Aunque las palabras de Samuel eran convincentes, él sabía que no eran reales.

—Lo siento por haber desaparecido así. Mi padre tuvo un accidente y... fue un momento difícil.

Samuel giró la cabeza hacia él, con expresión de sorpresa y preocupación.

—¿Tu padre? ¿Está bien?

Derek asintió lentamente.

—Está recuperándose. Hubo momentos en que pensé que no lo lograría. No sabía a quién acudir, así que me encerré en mí mismo. —Fue una verdad a medias. Sabía perfectamente a quien acudir, pero no sabía si Samuel estaba dispuesto a escucharlo en ese momento.

Samuel dejó escapar un suspiro aliviado.

—Me alegra saber que está mejor. Siento no haber sabido antes. Podría haber ayudado de alguna manera.

Derek sonrió débilmente, apreciando las palabras de Samuel.

—Lo importante es que estás aquí ahora.

Las palabras de Derek hicieron que el corazón de Samuel palpitara mucho más rápido. Él tuvo que convencerse, inútilmente, de que solamente eran palabras amables de alguien que acaba de pasar por un momento difícil. No eran especiales.

—Quise llamarte —admitió Derek, rompiendo el silencio incómodo que se había formado. Samuel miró el agua atentamente antes de hablar.

—¿Por qué no lo hiciste? —Aunque era una pregunta, sonaba más como un reproche.

Ambos habían compartido una hermosa amistad antes de aquel día, y aunque sus sentimientos no fueran recíprocos, aún esperaba ser un buen amigo ante los ojos de Derek.

Había decidido rendirse; después de todo, aún eran jóvenes y él podía enamorarse de otra persona. Derek también haría lo mismo y, en algún punto, podrían llegar a verse como buenos amigos.

Pero en el fondo, él sabía que se estaba mintiendo. No obstante, se negaba rotundamente a aceptarlo.

—El día del accidente yo... quise pedirte perdón —Derek bajó la mirada y Samuel se volvió a él con sorpresa—. Me curaste y, en cambio, te lastimé la muñeca y te alejé de mí de una manera brusca.

Inconscientemente, los labios de Samuel se curvaron hacia arriba.

—Pero, antes de hablarte, te fuiste con... con Elbert —Samuel no lo vio, pero los puños de Derek se apretaron con fuerza. Recordar cómo aquel hombre lo abrazaba le hacía hervir la sangre—. Cuando estaba solo en la fría sala de espera del hospital, agarré el celular y busqué tu número, pero no me atreví a marcarte. De alguna manera, sentía que eras la única persona a la que podía recurrir, pero estaba seguro de que sería ignorado.

El silencio se presentó entre ellos y solamente el suave sonido de las pequeñas olas podía escucharse de fondo.

Samuel se sentía un poco mal por Derek. En el momento en que sintió que su padre iba a morir, él sería el apoyo que necesitaba; no obstante, aunque Derek le hubiese llamado ese día, él no iba a responder. Estaba un poco feliz porque Derek se arrepintió. Si le hubiera llamado y él no respondía, seguramente no volvería a hablarle en su vida.

Samuel pasó saliva y, con miedo y precaución, posó su mano sobre la de Derek, la cual estaba apoyada en el muelle. Para su sorpresa, Derek no se apartó, sino que se atrevió a entrelazar sus dedos con los de él.

—Está bien, ahora estoy aquí —murmuró Samuel mientras sentía como Derek se apoyaba en su hombro—. ¿Me vas a decir cómo te hiciste esa herida? —preguntó después de un breve momento de silencio.

—Sí —dijo—. Pero, es una larga historia, ¿estás dispuesto a escucharla?

Samuel asintió—. Estoy dispuesto.

Derek suspiró y comenzó a hablar.

...****************...

Una disculpa por la tardanza, comenten si les gustó 🙏🏻

1
SILVIA HERNANDEZ
Excelente
Flor Romero
tampoco has puesto la de Dereck y la de Samuel, no los conozco
Wang Chao: Ellos son los primeros en salir, en el prólogo y personajes 🫠
total 1 replies
Graciela Mauchiere
no juegues con nuestros sentimiento autora!!!!!
Micaela Zevada
Excelente
Cupida San-soshi UwU
Una gran meta /Smile/
pero todas a el
Maritza
ya me cae mal Samuel, se pasa de tonto, a 😏aparte nadie le pidio ayuda, ya aburre su actitud, que se busque una vida
Maritza
no existe locomoción colectiva, porqué no se puede movilizar solo, lo encuentro tonto,😏
Mily
Muy malo
Mily
Malo
paty hdz
Excelente
María Monica Rueda Rosas
te felicito super super buena
Ileyan Garcia
dios!!!! que papis!!! 🥰🥰😍😍😍😍 lástima que sean descerebrados!
Ileyan Garcia
yyyyyy! se pone emocionante
Ileyan Garcia
me gusta, me gusta, me gusta!!!!
Krasivy
sigo sin entender porque no va a la policía 😔
Krasivy
pero porque va a hablar con ella????? tiene que ir a la policía de frente 🤡
liliana maria almanza
Bueno
Monica Barros
aburrida está la trama
Teresa Castillo
gracias por tan maravillosa historia realmente me encantó disfruté reí lloré y me emocioné con estos chicos que lucharon por ese inmenso amor que sentían ❤️🥰
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