Novela en emisión! No está terminada... No se impacienten.
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Cap 19
—Te quiero, Cassie. No vuelvas a hacerme esto porque te juro que me volveré loco, no me apartes por favor. — volvió a besarme y yo simplemente me deje llevar.
Te quiero… era la primera vez que lo decía y el tirón que sentí en el corazón fue tan agradable, tan único.
— También te quiero, Jace. Pero, vas a tener que dejar de ser tan celoso y posesivo, porque también necesito espacio para respirar, hacer amigos, asistir a las fiestas. No quiero perderme nada de esto —me di vuelta para observar la enorme estructura del frente de la universidad. — y quiero que los dos estemos bien con eso.
—Lo intentare, no es fácil para mí. — Me bajo al suelo y abrió la puerta de su auto para mí. — Pero, es justo que vivas lo que yo ya viví hace mucho tiempo, solo estaré tranquilo si mi hermano está contigo porque es claro que a mí no vas a quererme ahí.
—Jasper, Ethan es un profesor, no invitan a los profesores a las fiestas. —Sonreí mientras me sentaba y buscaba el cinturón.
Jasper subió y condujo las tres escasas calles hasta mi edificio. No respondió nada con respecto a las fiestas ni toco el tema de lo que había pasado hace unos días. Solo llegamos, dejo su auto estacionado junto al mío —Todavía no lo había sacado a pasear.— y tomo mi mano para subir al ascensor del estacionamiento.
—¿Por qué vinimos aquí? — Pensé que me llevaría a comer o a dar un paseo.
Solo me dedico una de sus sonrisas encantadoras y demoniacas.
—Oh…
Saco las llaves de su bolsillo y abrió la puerta sin perder tiempo y al entrar, mi bolso termino a mis pies porque me lo había quitado de un movimiento ágil y rápido, me volvió a levantar y cerró la puerta detrás de él. Un beso intenso, hambriento cargado de deseo, su lengua abriéndose paso en mi boca y sus manos recorriendo mis muslos, mi espalda. No sé en qué momento termine sobre mi cama, con la respiración agitada y el corazón golpeando duro mis costillas.
— Ya no puedo más, bebé, te necesito.
Recordé ese día cuando entre a su habitación para pedirle su perfume, pero no se le comparaba a lo que sentía esta vez. No se había tirado sobre mí, no. Tenía esa mirada endemoniada tan jodidamente sensual, los ojos oscurecidos varios tonos, pero mostraba una tranquilidad infinita cuando el, aun de pie se quitaba la camisa, despacio, botón por botón hasta que termino en el piso. Yo no hacía nada más que observar, tragar duro y morder mi labio inferior por la escena que estaba viendo.
Se estaba desnudando para mí, me demostraba el control que podía tener en un momento tan íntimo como este. Despacio, se deshizo de su pantalón y zapatos, solo se había quedado con sus bóxer blancos y sonrió con cierta malicia.
—Esto quiero que me los quites tú, bebé. — Asentí extasiada.
Hice un puchero y subió a la cama para besarme con la misma intensidad que cuando atravesamos la puerta de mi apartamento. Se deshizo de mis vaqueros, de mi blusa y de mi sostén.
—No nos alanzara la noche para llevar a cabo todo lo que te quiero hacer, Cassandra. —Su voz se escuchaba tan gruesa, ronca y sexi que no pude emitir ni una triste palabra, estaba nerviosa, pero dispuesta a que Jasper haga conmigo lo que quisiera. — Apuesto que ya estás tan húmeda que…
Metió su mano dentro de mis bragas y rozo con sus dedos mi intimidad, si, estaba en lo cierto, ya estaba lista para recibirlo.
—Joder, bebé. — La voz le había salido casi como un gruñido, gutural, masculino y excitado. — Estas empapada.
Volvió a mis labios, acaricio cada centímetro de mi piel con la punta de sus dedos, su boca se trasladó a mi cuello, recorrió mis clavículas dejando un camino de besos húmedos hasta que llego a la separación de mis pechos, alcanzo uno con su mano y le dio atención a la otra son su boca.
¿Escucharon jadear a un hombre cuando disfruta lo que está haciendo? Era jodidamente excitante, sensual. Él lo hizo, y me estremeció, porque prenderse de ellas, para Jasper, fue como si estuviera descubriendo su nuevo sabor favorito.
—Tan deliciosas como las imagine, pero quiero más bebé, — Siguió con su camino hacia abajo. — sé que puedes enloquecerme mucho más.
Al fin había llegado adonde él quería y donde yo ansiaba ser tocada, pero se tomó su tiempo, mas tortura para mí, y la sonrisa que me dedicaba cada vez que besaba las caras internas de mis muslos lo demostraba cuando sus ojos y los míos se encontraban. Estaba al borde, al límite de pedirle por favor que deje de torturarme de esa manera, pero su aliento tibio en esa zona específica que pedía a gritos ser atendida con dedicación, había atascado las palabras en mi garganta.
—Jasper…
Un suave y delicado roce de su lengua me tenso por completo.
— Bebé… — estaba disfrutando la tortura. — Dime que quieres y te lo daré.
Levanté mi pelvis, pero él no quería que lo insinuara, quería que se lo dijera. Suspire y…
—Hazlo Jasper, haz lo que quieras pero por favor, deja de torturarme.
Una risita cargada de malicia salió de su boca.
—Buena chica.
Sin más preámbulos, disgusto delicadamente cada zona, llevándose mis jugos mientras lo hacía. Yo al fin pude relajarme y tensarme las veces que quise mientras Jasper me daba el mejor oral de mi vida, gemí, me retorcí y lo estaba disfrutando como nunca antes, pero en un momento dejo de ser suficiente, quería más, exigía más y estaba tan cerca.
—Jace… Más — Tenía la cara ardiendo, la piel quemándome poco a poco — Cariño, tócame.
—Mmmh — se detuvo y odie que lo hiciera. — ¿Mas que, mi amor?
Maldito, sabía exactamente lo que necesitaba pero me estaba haciendo hablar, quería que le pidiera cada cosa y yo, todavía no me sentía tan confiada para hacerlo, me avergonzaba pedirle cada cosa, era nuestra primera vez en la cama.
—¿Quieres esto? —Joder, arquee mi espalda en cuanto deslizo un dedo y luego otro en mi interior y fue tan delicioso, porque no los sacaba, los movía dentro de mí, acariciando lento y duro ese punto que lo conectaba todo. — Eso bebé, dámelo todo porque si esto es delicioso no quiero pensar cómo será lo demás.
—Dios, Jace…