Cuando la desesperanza te invade pueden soplar vientos de paz si encuentras el verdadero amor, esta verdad la comprobaron Estrella y Samuel, dos jóvenes que tienen un huracán de problemas pasados y presentes encima, pero con ayuda mutua logran salir adelante, aunque no se sabe si esten destinados a ser más que amigos.
Pese a que su padre ha sido acusado de un delito muy grave, entre ambos lucharán no solo para revelar la verdad, sino para curar todo el dolor que el mal tiempo dejó.
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El pasado de Samuel Varela
Dos días pasaron rápidamente, Estrella tenía hoy una entrevista de trabajo en una pequeña empresa, pero que estaba dando mucho de qué hablar en cuanto a su creatividad y responsabilidad.
Una vez que aprobó su primera entrevista con el presidente de la empresa la pasaron a una segunda entrevista con el gerente propietario.
Ingeniero Rubén Pellas: Buenos días, bienvenida señorita Vans, mi nombre es Rubén Pellas. Si está aquí es para aplicar y ser parte de nuestro equipo. Sus estudios y experiencia laboral son excelentes y ya aprobó nuestra primera entrevista por lo que está a un paso de ser contratada.
Estrella: Le agradezco la oportunidad que se me brinda.
Estrella aprobó la entrevista realizada por el ingeniero Pellas y se presentaría a trabajar dentro de tres días.
Ingeniero: Felicidades, señorita Vans, puede dirigirse a Recursos humanos para firmar su contrato y el primer día de su trabajo le explicarán en cuál departamento estará ubicada y quién será su jefe de departamento. Por lo pronto sea bienvenida a DECORUS.
Estrella: Gracias, ingeniero, con su permiso me retiro.
Inmediatamente, después de abandonar el edificio llamó a su mamá, estaba tan feliz, era una nueva oportunidad para ella y quería hacer lo mejor.
Estrella: ¡Mamá, adivina! Me contrataron en DECORUS, voy a iniciar en tres días, pero ya firmé mi contrato, aunque observarán mi desempeño por tres meses, creo que lo haré bien.
Daniela: Felicitaciones, hija, estoy muy feliz por tí. ¡No sabes cuánto me alegra!
Estrella: Sí, mamá, lo sé. Ahora te dejo haré otra llamada.
Una vez que le comunicó a su madre, también llamó a Samuel para darle la buena noticia.
Samuel estaba en medio de una reunión de estrategias de ventas junto a su padre y algunos ejecutivos cuando vibró su celular, todos dejaron de hablar y se hizo un silencio incómodo, pues por regla nadie debía interrumpir las reuniones con uso de celulares. Quién seguiría una regla tan absurda, cuando era la primera vez que Estrella tomaba la iniciativa de llamarlo. Inmediatamente, tomó su celular se disculpó y salió bajo el asombro de todos.
Don Luis se compuso la garganta y pidió continuar con la reunión, tenía una idea de quién lo había llamado, ya después se encargaría de ese empleado rebelde.
Samuel: Hola, señorita, ¡Qué sorpresa!
Estrella: Hola, Samuel, perdón si te interrumpí en tu trabajo.
Samuel: Para nada, tú nunca interrumpes.
Estrella: Solo quería compartirte una buena noticia que me dieron hoy. Fui contratada en la empresa DECORUS, ¿Recuerdas que apliqué para una oportunidad de empleo? Estoy saliendo de la entrevista y me aceptaron.
Samuel: Eso es genial. Felicitaciones por ese logro y porque vengan muchos éxitos. Pero, esto merece una celebración, te invito a cenar y así celebramos tu logro ¿Te parece?
Estrella: Está bien, veré qué le digo a mamá.
Samuel: Dile la verdad, que te invité a cenar para celebrar como un amigo.
Estrella: Sí, tienes razón le diré la verdad.
Samuel regresó a la reunión y su padre le llamó la atención fuertemente por su indisciplina, además tenía como sanción trabajar en una estrategia de venta para el producto que se estaba promocionando en ese momento, el cual consistía en un reloj digital que conectaba en tiempo real con la ubicación de sus seres queridos u otras personas que tuvieran vinculado cualquier dispositivo con el reloj. A Samuel no le afectó en nada el llamado de atención público o la sanción impuesta, tenía una sonrisa, que trataba de ocultar, al pensar en su cena de esta noche.
Llegada la noche pasó por Estrella en su auto y se dirigieron a un restaurante bastante sencillo, pero con un excelente servicio.
Estrella: Es un agradable lugar, el ambiente es tranquilo y privado.
Samuel: Y además, los platillos preparados son de alta cocina, por chef cinco estrellas.
Estrella: ¿Me ayudas a ordenar? Tú conoces mejor que yo este restaurante.
Samuel: Por supuesto, espero te guste mi elección tanto como a mí.
De este modo disfrutaron la deliciosa cena y el momento a solas fue más que placentero. Sin embargo, alguien que los observaba de largo no disfrutaba tanto, se trataba de Mario Fúnez, hijo de Esteban Ferrer. Sucede que Mario adoptó el apellido materno por convenio de ambos padres.
Como Mario había sufrido la última vez a mano de estas dos personas, hoy les pondría las cosas difíciles y les borraría esa sonrisa.
Se acercó hasta la mesa que compartían Samuel y Estrella.
Mario: Buenas noches, Samuel, qué sorpresa verte aquí hoy, el mundo es muy pequeño. Señorita, qué gusto verla.
Samuel: Mario, no molestes, recuerda el incidente que tuviste en esa ocasión.
Mario: Lo recuerdo muy bien por eso estoy aquí, para 'agradecerte'.
Samuel:(poniéndose de pie) ¿ Y de qué forma? Si se puede saber.
Mario: (Con una sonrisa torcida) Estrella, ¿Te contó Samuel sobre su pasado...? ¿Te contó que él mató a su hijo?
Samuel: (Muy alterado) Mario, ¿qué disparates dices? Cállate la boca.
Mario: No son disparates, es la verdad y tú lo sabes. Estrella, pregúntale, dile que te cuente.
Estrella estaba muy sorprendida por lo que acababa de escuchar, pero Samuel estaba en shock, no podía decir nada más, Estrella al notar que él no estaba bien se enfrentó a Mario.
Estrella: No tengo por qué dudar de él, ni exigir alguna explicación, así que tu cizaña no sirve conmigo.
Mario: Claro, lo único que te interesa es su dinero, espero que te haga lo mismo que le hizo a mi prima.
Mario salió del restaurante cuando vió que los agentes de seguridad venían por él, por el escándalo que estaba haciendo.
Estrella: Samuel, ¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo?
Samuel no respondió, seguía paralizado en el mismo lugar. Estrella lo tocó y volvió a llamar.
Estrella: Samuel, ¿Qué pasa?
Samuel (Volviendo en sí) Estrella yo... (con voz a penas audible)
El gerente se acercó para disculparse por lo sucedido.
Gerente: Ingeniero Varela, lamentamos lo sucedido, si le podemos ayudar en algo no dude en decirnos, estamos a sus órdenes.
Samuel: Deme un poco de agua por favor.
Al retirarse el gerente Estrella insistió.
Estrella: Samuel...
Samuel: (interrumpiéndola) Ya lo sabes.
Estrella: No, Samuel, eso no es verdad. No le creo nada a ese hombre.
El mesero llegó con el agua y Samuel tomó un poco, porque sentía que no podía respirar, sentía algo en la garganta que lo asfixiaba.
Estrella estaba preocupada por la condición de Samuel y triste por cómo terminó una cena que creyó sería perfecta y romántica.