Anne Williams es una chica de 26 años amable, sencilla e inocente, cuida de su pequeña hermana Gracie de 9 años desde hace unos meses cuando murió su madre de cáncer... Ahora está perdida en su rutina trabajando en esa cafetería, hasta que la desgracia llama a su puerta, abusos, policías y contratos.
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CAPITULO 10
Toda la noche estuvo haciendo ventisca y el ruido del viento la dejo dormir muy poco, sin contar que Isaac dormía con el televisor encendido y ella jamás había dormido con un hombre, eran demasiados cambios en tan poco tiempo, se sentía sumamente abrumada.
Miro a Isaac al otro extremo de la cama quien descansaba como un bebé, después centro su vista en el reloj y recién daban las dos de la mañana, cansada se sentó en la cama cuando unos gritos llamaron su atención, sabía que se trataba de Gracie así que rápidamente fue a su habitación para encontrar a una niña llorando desconsoladamente mientras dormía.
-Ya princesa, solo en un sueño. -Murmuraba Anne mientras acariciaba su cabello y caía una lagrima de sus ojos, odiaba ver a su hermana sufriendo haría lo que fuera para que ya no estuviera pasando por esa situación.
Una mano tocó su hombro, encontrándose con un Isaac somnoliento. -¿Está todo bien?
-Es Gracie, tiene pesadillas desde que mamá murió. -Murmuro.
-Me quedaré aquí hasta que esté bien. -Anne negó. -Anny de verdad quiero hacerlo.
Isaac se sentó en el sillón blanco frente a la cama de Gracie mirando la situación, una hermana mayor comportándose como la madre de una niña de nueve años. Era extraño, cuando Isaac tenía su edad el ya estaba casado con Kate, muy diferente su contexto de vida.
La niña abrió los ojos y se apresuró a llegar a los brazos de su hermana. -Anne, mamá me dijo algo en mis sueños... Algo que me asusta. -dijo la niña entre sollozos.
-¿Qué te dijo? -Anne la miro a los ojos intrigada. -Que te vas a ir y me vas a abandonar.
-Eso jamás pasará yo jamás te volvería a dejar, lo sabes ¿cierto? -dijo Anny mientras limpiaba las lágrimas que resbalaban por su mejilla. La niña asintió. -Ven, vamos a dormir.
La niña miro a Isaac. -Isaac, ¿quieres dormir con nosotras?
Isaac abrió los ojos y Anne lo miró, el hombre asintió. -A la princesa de la casa, lo que pida.
Y así fue como los tres durmieron en aquella cama matrimonial, ajustados pero juntos, con Gracie en el medio y los dos adultos a sus costados.
A la mañana siguiente Gracie amaneció abrazada de Anne, mientras está sintió un peso en su mano, era la mano de Isaac, la quito rápidamente lo que hizo que este se despertara.
-Lo siento, me iba a ir apenas se durmió pero estaba cansado. -La chica solo lo miro sin decir una palabra.
Ambos se levantaron dejando descansar a Gracie pues había tenido una noche complicada, como siempre, el aroma a comida los invadió y el estómago de Anne gruñó. Isaac la miro.
-¿Tienes hambre? -La chica apenada asintió. Isaac levanto un teléfono que se encontraba en el pasillo y pidió servir la comida. -En cinco minutos está llsto.
Anne fue al baño a hacer sus necesidades y lavar su cara y dientes mientras que Isaac se cambiaba la pijama por unos pantalones de tela y una camisa manga corta.
El restante de la mañana y el medio día Anne no había visto a Isaac pues no trabajo en la oficina pero si en su despacho, caída la tarde Isaac cito a Anne pues quería arreglar todo para el evento de sus padres, la chica tocó la puerta y al no obtener respuesta entró encontrando a un Isaac en llamada, estaba de espaldas viendo el jardín nevado y parece que no la escuchó.
-Gracias por el favor Linda, eres la mejor trabajadora social de Chicago, me encargaré de recomendarte con el amigo de Joshua y como sabes, la transferencia ya está en curso. -Hizo una pausa. -Igualmente, adiós.
Anne sintió un balde de agua fría, pues empezó a conectar algunos cabos sueltos que había pasado por inadvertidos ¿cómo supo la trabajadora social quien era Isaac cuando llevo los documentos? Estaba claro que él había orquestado todo después de que ella no quiso firmar. No lo podía creer.
-¿Me llamaron para presionarme con la documentación porque tú lo ordenaste? -Murmuro Anne, Isaac dió vuelta a su silla encontrándose a una chica a punto del llanto.
-Bueno, el plan no era que te enterarás, pero si ya lo hiciste mucho mejor. -el chico se levantó y la miro. -Si, fui yo porque a mí nadie me dice que no.
-¡¿Me estás diciendo que por un capricho tuyo casi pierdo a mi hermana?! -Anne se acercó y dió una bofetada, la mejilla de Isaac quedó roja pero este ni se inmutó. -No te quiero volver a ver en mi vida, ¡desgraciado!
-Lastima, tenemos un contrato querida y como te lo dije ayer y te lo repetiré las veces que sean necesarias. -Isaac la tomo de la cintura y se acercó lo suficiente como para sentir su respiración. -Tu harás lo que a mí se me antoje que hagas, si te digo bailes o que comas sobras ¡Lo harás! ¿Te quedó claro, mi amor? -Isaac le sonrió falsamente, le dió un beso apretado en la frente y la soltó. -Ahora siéntate que tenemos que ponernos de acuerdo para montar este circo.
La chica sin opciones se sentó, ¿que había hecho? ¿porque las cosas tenían que ser así? Rogaba para que esos dieciocho meses pasarán volando. Isaac era como una montaña rusa si bien era verdad que a Gracie la trataba muy bien, era otro estando con ella pero ¿y Anne? solamente la veía como una incubadora.
La siguiente hora con una Anne derramando lágrimas, Isaac le explicó el contexto de la historia, desde que su padre estaba enfermo hasta la idea de la historia de como se conocieron y desde cuándo son pareja, Isaac pidió que Anne le repitiera la historia por lo menos cinco veces hasta que ella se la aprendió como un guión y fue cuando la dejo ir recién a las cuatro de la tarde, tenía hora y media para estar preparada que era más que suficiente pues ella no se arreglaba mucho.
Isaac se quedó trabajando en su despacho y ella se retiró sin siquiera decir adiós, no quería tener contacto alguno con ese mal y aprovechado hombre, realmente no lo conocía y llegó a pensar que era bueno por la acción que había tenido con Gracie la noche anterior pero no, está era la verdadera cara de Isaac Harris, un hombre despiadado y capaz de hacer lo que le plaza con tal de salirse con la suya, así sea dejar a una niña en una casa de acogida.
Anne estaba parada frente al gran armario descifrando que utilizar, no conocía mucho de esas fiestas, hasta que la puerta sonó. -Adelante. -grito.
La señora Sofía entro a la habitación y la miro perdida observando el armario. -¿Sabe una cosa? Tengo casi cuarenta años en esta familia y sé cómo son este tipo de eventos, puedo ayudarle si gusta. -le sonrió, Anne suspiró aliviada.
-¡Muchas gracias Señora Sofía, me encantaría! -la señora aplaudió contenta y comenzó a ver los vestidos.
-Tambien se hacer unos cuantos peinados, lo que no sé es el maquillaje. -Anne sonrió.
-No se preocupe, agradeceré su ayuda y por favor hábleme de tu. -Sofia asintió y continuo la búsqueda del vestido.
Una hora y veinte minutos después Anne ya estaba preparada al igual que Isaac, cuando la miro salir de la habitación no podía creer lo que miraba, Anne se veía preciosa con ese color verde y si, había vuelto a utilizar su gabardina. Pero se trago todas sus emociones y solo se limito a decir. -Vamonos, mi Nana cuidara de Gracie.
La chica se despidió de su hermana y de Sofía y se alejaron en el coche en aquella fría tarde.
Una vez llegada a aquella casona, Isaac habló. -Quita esa cara, parece que secuestraste a alguien.
-Aqui el que secuestra y amenaza eres tú. -dijo la chica y sin esperar a que Broddy le abriera la puerta ella salió del coche cubriéndose del frío con la famosa gabardina negra.
Al entrar se topo con aproximadamente treinta personas quienes la miraban con curiosidad pues no sabían quién era ella, cuando detrás apareció Isaac tomándola de la cintura y acercándose a su oído. -A mi nadie me deja hablando sólo, tendré que castigarte.
Anne quedó confundida, ¿castigarla? ¡Puaj, no tenía cinco años!
gracias por esta novela.