Amor De Manicomio

Capítulo 21

Visita inesperada

Keyler.

Hace algún tiempo...

Luego de dos horas pensando en mi adorada Monique, escribiendo acerca de que al fin pude verla recorer algunos de los rincones de su pequeña casa, sonrío feliz y aliviado, estoy listo para dar el siguiente paso, de eso no me cabe dudas. Enciendo un cigarrillo mientras me preparo para ir a darme un baño.

Definitivamente la casa parece otra —pienso mientras la observo y le doy una buena calada a mi cigarrillo—.

La doñita tenía razón, casi no reconozco esta casa. las cobijas están impecables y mi cama tendida. Esto parece un hotel de lujo, se siente agradable.

—Se asoma por debajo de la cama—

No hay una sola botella de licor ahí, ni siquiera rastros de polvo. Prometo no volver a tirar otra botella en ese lugar, creo que esto es por lejos lo mejor que le pudo pasar a esta decadente casa que sentía que se me iba a caer sobre mi cabeza en cualquier momento

—Entra al baño—

Debo conseguir la manera de obtener un justificativo médico o si no me echaran del trabajo. No puedo permitir que eso suceda. Debo pagar esas facturas, pero también necesito tiempo libre.

Cuanto quisiera llamarte, Patrick; pedirte que te hagas cargo de todo como siempre lo hacías, pero me dolió como me humillaste aquel día diciendo que yo no sería nadie sin ti y no me permitiré humillarme ante ti, preferiría vivir en las calles mendigando.

Me siento sobre el retrete un rato no más a pensar en que puedo hacer. Estoy abarrotado con las deudas y pensar en quedarme sin empleo a estas alturas es peor de lo que podría imaginar, a pesar de que ese miserable pago no me da más que para comprar la comida, aun así suple parte de mis gastos.

Debería dejar de fumar. Esto es costoso —comento mientras veo fijamente aquella colilla en mi mano—.

No, en definitiva podría dejar cualquier cosa menos esto. Antes prefiero saltarme el desayuno.

¿Será normal hablar solo? Debió ser por eso que Alicia me obligaba a ver a ese maldito psiquiatra. Porque no tenía amigos y hablaba solo, ya veo que no es de esas costumbres que suelen perderse con facilidad.

Supongo que si es normal hablar conmigo mismo —se encoge de hombros— Soy un monólogo. Creo.

Por supuesto que sí, si estoy solo sería raro no pronunciar ni una palabra

Me parece que debería conseguir una mascota. Por lo menos me entretendría un poco y me sentiría más normal al hablarle. Pero, ¿Qué podría ser? Odio los pelos en mi ropa, sea gato o perro queda descartado.

No, no puedes hacerlo —me respondo a mi mismo—. Mantener a un ser vivo implica gastos.

Pero es necesario, si no terminaré teniendo un amigo imaginario.

No necesitas uno cuando me tienes aquí para hablar.

 —Rasca su cabeza—

Al menos si es imaginario no tendré que darle de comer ni mucho menos limpiar su excremento.

—sonríe y pasa a la ducha abriendo el grifo con agua tibia—.

Cantando🎼

🎼

Keyler Toma la toalla, seca su cuerpo y su cabello, envuelve la toalla en su cintura y peina su cabello con sus dedos mientras va cantando camino a la puerta.

Se dirige a su habitación donde termina de secar su cuerpo, se coloca un par de calcetines y un bóxer, el mismo pantalón que traía puesto el día anterior y se da cuenta de que no están sus camisas tiradas sobre la gaveta donde solía arrojarla cada día.

Camina hacia el lavadero, el cual también está totalmente limpio y organizado, toda esa poca ropa que tenía en la canasta de la ropa sucia está tendida en ganchos bajo el patio de luz.

"Definitivamente esta doñita es la mejor".

Pensó mientras tomaba la ropa y la llevaba consigo a su habitación mientras seguía entonando aquella canción.

🎼

— Debiste haber apreciado más tu talento en vez de desperdiciar tu gran voz bebiendo tanto y fumando cigarrillos. ¿Cómo has estado, meloso?

—Keyler, ese es mi nombre —bufó— Ya no insistas en llamarme de esa manera, no soy un niño. Odio las visitas sorpresas y eso lo sabes mejor que nadie. Por cierto, he estado bien, aunque no precisamente gracias a ti, pero eso es algo que sabes muy bien, así que Ajá.

Responde sarcástico mientras le echa un vistazo de pies a cabeza al hombre frente a él y abre sus ojos como platos al darse cuenta de que tiene las facturas de la electricidad en su mano—.

—Tan orgulloso como Alicia, ¿Por qué no me llamaste para hablar respecto a esto? Sabes que no dudaría un segundo en ayudarte.

—Oye, dame eso —señala con su dedo índice— No es de tu incumbencia, Patrick. No me gusta que se entrometan en mis asuntos. Suéltalo ya.

Trata de quitarle el recibo y se acerca demasiado, mientras que Patrick lo toma al descuido por el cuello y le da un par de coscorrones.

—Tus problemas económicos son de mi incumbencia también, mocoso insolente, siempre lo ha sido. Oye, sé que no he sido un padre ejemplar, pero siempre he estado allí para ti y eso no tiene por qué cambiar. No vuelvas a ser tan malcriado con tu padre. ¿En que momento nos distanciamos tanto? Míranos, parecemos un par de extraños. Antes no era así.

—La gente crece Patrick, no te quedes a vivir en el pasado. Tú te fuiste del país y yo seguí mi vida como tenía que ser. Bien, ahora deja las facturas en su sitio y márchate. Necesito dormir.

Le dice sin siquiera sentir una pizca de remordimiento, camina a su habitación y se encierra a terminar de vestirse. Ya es tarde así que se tumba en la cama y se duerme.

A la mañana siguiente, se despierta con el sonido de la tetera, la tostadora de pan, los trastes golpeando el fregadero y el pitido del microondas.

Abre sus ojos y coloca sus manos en su pecho.

"Esto no puede ser cierto".

Sintió que aún estaba en un sueño en donde había regresado el tiempo atrás, antes, cuando tenía dieciséis, solía despertarse cada día con estos mismos sonidos que hacía su madre en la cocina.

Voltea a su alrededor y las botellas de licor no están y todo sigue en orden.

Cree que todo fue producto de su subconsciente y se sienta en su cama, estruja sus ojos con sus puños y mira la hora en su celular... Ve que faltan 5 minutos para que suene su alarma. La desactiva y se levanta de su cama, estira sus brazos y escucha el golpeteo en su puerta, cosa que le hace dar un sobresalto.

—Meloso despiértate ya, llegarás tarde, he preparado tu desayuno.

—¡Por Dios, Patrick! No vuelvas a hacer eso, me matarás de un infarto —le grita refunfuñando mientras camina al baño y lo mira fijamente—.

—¿No estás usando los lentes?

—Lo hago. Pero no cuando estoy en casa, aprendí a quererme tal cual soy.

—Me alegra oírlo.

— (Resopló) Gracias por el desayuno.

Responde antes de adentrarse al baño, con la esperanza de que cuando saliera, su padre ya no estaría en casa, pero para su mala suerte estaba sentado en el comedor esperándolo para desayunar juntos.

—Pensé que tenías cosas por hacer —comentó al ver a Patrick muy entretenido leyendo el diario.

—Tengo, pero ya las haré en un momento. Meloso sabes que cuentas conmigo, soy tu padre. Ya he pagado las facturas de la casa. No debes ser tan cerrado con estas cosas recuerda que ahora solo somos tu y yo.

—¿Tanto te cuesta llamarme por mi nombre? Ya no tengo cinco años ¡Estoy cansado de decírtelo!

—Mantienes la casa limpia —mira a su alrededor—.

–Digamos que recibí una gran ayuda —comenta y se encoge de hombros—.

—Es tan agradable, como cuando ella estaba aquí.

—Ya supéralo, Alicia no te quería solo estaba contigo por tu dinero y se quedó conmigo por la misma razón, no fuimos importantes en su vida de mierda así que pasa la página —vira sus ojos—.

—¿Cómo puedo ayudarte?

—A menos que tengas como conseguir un justificativo médico para no perder mi trabajo, ¿O no tendrías como hacerlo? Da igual que estés aquí. Buscaré un nuevo empleo.

Keyler ve que el hombre se levanta de la mesa, toma su celular y realiza un par de llamadas, escucha un poco acerca de lo que dice y sonríe.

« Es tan ingenuo y fácil de manipular que yo diría que lo tengo en mis manos, definitivamente las emociones son lo peor que pueden tener los seres humanos, te hacen sentir débil y vulnerable. He aprendido a lidiar con eso, como también a sacar provecho de situaciones como éstas. »

—Ya está, tienes reposo médico por tres días, ahora mismo tienes faringitis. El clima frío es detonante de muchos virus así que es una buena coartada —sonríe—

—Cuando te dije lo que necesitaba, no lo hacía para que actuaras en consecuencia. Solo bromeaba.

—Lo que sea para ayudarte.

(Tocan la puerta)

Se levanta Patrick y sostiene su pedido del MakerPlazas y un sobre.

—Han llegado los alimentos. Vi que no tenías nada en la despensa. Deja de comer comida chatarra. Aquí está lo que necesitas —entrega el sobre– Hazlo llegar a tu trabajo. Vendré en un par de días.

—Bieeeen —ladea sus ojos—.

Este día no pudo salir mejor. Tendría además tres días libres a partir de hoy y el justificativo del día anterior, tantos días para estar con ella, para vigilarla de cerca, no podía evitar sentir emoción.

Se viste, como siempre para llamar la atención, aunque es contradictorio si lo ven escondiéndose de aquella chica. Usa sus lentes de contacto, su bisutería y un buen perfume.

Sale a la cocina y toma un poco de pan, algunas galletas y frutas, luego camina en dirección de la casa de Sandra; quien se encuentra regando las plantas del antejardín.

—Buenos días, pensé en traerle un pequeño detalle. Gracias por sacarme de aprietos el día de ayer.

—No tenías por qué molestarte, haré lo que sea para ayudarte, muchacho.

—¿Lo que sea? —sonríe con malicia—.

—Así es, mi muchacho.

—De pronto pensé que podría ayudarme, debido al clima me he enfermado mucho, necesito que me ayude a entregar un justificativo médico en mi lugar de trabajo, no quiero ser despedido, las facturas y las deudas están ahogándome.

—Claro. Iré a cambiarme.

—Veré si puedo encender el viejo Cadillac de papá para llevarla. No quiero hacer que camine tanto.

—En la cochera está mi vehículo, no es un Cadillac, pero estoy segura de que prende. Iremos ahí. Bajaré con la llave, toma asiento.

« Esto no pudo salir mejor, definitivamente me estoy volviendo un experto en el arte de manipular a las personas »