Laura, una mujer de 30 años, lucha contra una enfermedad terminal. Su mayor preocupación es el futuro de su hermana menor, Alma, de 15 años, y su pequeña hija, Sofía. Laura decide que su esposo, Máximo, debe hacerse cargo de Alma y Sofía para garantizar su bienestar. En sus últimos días, le pide a Máximo que se case con Alma cuando ella cumpla la mayoría de edad y que adopte legalmente a Sofía para cuidarla como si fuera su propia hija.
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Capítulo 21: Invitación a cenar
Era una tarde tranquila cuando el teléfono de Alma sonó. Al ver el nombre de Konstantin en la pantalla, dudó un momento antes de contestar. A pesar de los roces anteriores entre él y Máximo, Alma sentía que debía ser cortés.—Hola, Konstantin —saludó, tratando de sonar neutral.—Hola, Alma. Estaba pensando... ¿Te gustaría cenar conmigo esta noche? —preguntó Konstantin con su característico acento ruso.Alma se sorprendió por la invitación, pero después de la tensa conversación con Máximo, sentía que una cena fuera podría ser un buen respiro.—Bueno, sí, podría ser. ¿A qué hora? —respondió Alma, intentando no parecer demasiado ansiosa.—¿A las ocho está bien? Conozco un restaurante encantador. Estoy seguro de que te gustará —dijo Konstantin, con un tono de entusiasmo en su voz.—Perfecto. Nos vemos a las ocho entonces —confirmó Alma antes de colgar.A las ocho en punto, Alma llegó al restaurante que Konstantin le había indicado. Era un lugar elegante, con luces tenues y un ambiente acogedor. Konstantin ya la esperaba en la entrada, con una sonrisa en el rostro.—Alma, qué bueno verte. Estás hermosa esta noche —dijo, ofreciéndole su brazo.—Gracias, Konstantin. El lugar es encantador —respondió ella, aceptando el brazo que él le ofrecía.Mientras los conducían a su mesa, Alma no pudo evitar notar una figura familiar en una mesa cercana. Su corazón se detuvo por un momento cuando reconoció a Máximo, sentado con una mujer rubia y sofisticada que claramente no era una simple amiga.—¿Máximo? —murmuró Alma, tratando de ocultar su sorpresa.Konstantin siguió su mirada y también reconoció a Máximo. Su rostro se endureció un poco, pero trató de mantener la calma.—Alma, lo siento. No sabía que él estaría aquí —dijo Konstantin, sinceramente.—No te preocupes, Konstantin. Creo que es mejor que te explique algunas cosas —respondió Alma, sentándose en la mesa.Durante la cena, Alma le contó a Konstantin sobre su acuerdo con Máximo. Le explicó que su matrimonio era solo un arreglo para cuidar de Sofía, la hija de Laura y Máximo, y que no había amor romántico entre ellos.—Así que, en realidad, no hay nada entre nosotros más allá de un compromiso por Sofía. Máximo y yo solo estamos juntos por ella —concluyó Alma, mirando a Konstantin a los ojos.Konstantin sintió una mezcla de alivio y esperanza al escuchar las palabras de Alma. La admiraba desde la primera vez que la había visto y saber que no había una relación amorosa real entre ella y Máximo le daba una nueva oportunidad.—Gracias por confiar en mí, Alma. Ahora entiendo mejor la situación. Y, debo decir, mi respeto por ti solo ha crecido. Eres una mujer increíblemente fuerte y dedicada —dijo Konstantin, con sinceridad.Alma sonrió, agradecida por su comprensión. La cena continuó en un ambiente más relajado, con ambos disfrutando de la conversación y de la comida. Sin embargo, Alma no podía dejar de pensar en Máximo y la mujer con la que estaba.Después de la cena, Konstantin acompañó a Alma a su coche. Antes de que se despidieran, la miró con seriedad.—Alma, sé que esto puede sonar apresurado, pero quiero que sepas que estaré aquí para ti y para Sofía. Si alguna vez necesitas algo, no dudes en llamarme. Y, si en algún momento decides que quieres algo más en tu vida, estaré esperando —dijo Konstantin, con una sonrisa esperanzada.Alma se sintió conmovida por sus palabras. Aunque no estaba segura de sus propios sentimientos, era bueno saber que tenía a alguien más en quien podía confiar.—Gracias, Konstantin. Aprecio mucho tu apoyo y tu amistad. Nos vemos pronto —respondió ella, entrando en su coche.Mientras conducía de regreso a casa, Alma pensó en la noche y en todo lo que había pasado. La presencia de Konstantin en su vida era un nuevo elemento que no había anticipado, pero no podía negar que se sentía bien tener a alguien que la valorara y la apoyara sin condiciones.Al llegar a casa, encontró a Máximo esperándola en la sala. Su expresión era indescifrable, pero sus ojos mostraban una mezcla de preocupación y curiosidad.—¿Cómo fue la cena? —preguntó Máximo, tratando de sonar casual.—Bien, gracias. Konstantin y yo hablamos de muchas cosas. Creo que es una buena persona —respondió Alma, mirándolo con franqueza.Máximo asintió lentamente, como si estuviera procesando la información. Después de un momento, se acercó a ella.—Alma, solo quiero que sepas que, pase lo que pase, siempre seremos una familia para Sofía. No importa quién esté en nuestras vidas, lo más importante es que ella esté feliz y segura —dijo, con una voz suave.—Lo sé, Máximo. Y agradezco que siempre pienses en Sofía primero. Eso es lo más importante para mí también —respondió Alma, sintiendo una extraña paz al escuchar sus palabras.Mientras la noche avanzaba, Alma se dio cuenta de que, aunque las cosas eran complicadas, tenía personas a su alrededor que se preocupaban por ella y por Sofía. Con esa certeza, se fue a dormir, sintiéndose un poco más segura sobre el futuro.