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Otra Manera De Ser Un Ángel

Otra Manera De Ser Un Ángel

Status: En proceso
Genre:Romance
Popularitas:1.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Anaeli Rios

Ángel de la Luna, es la mujer más hermosa que he visto en mi vida; es una niña de alta sociedad y yo solo soy su escolta personal.

NovelToon tiene autorización de Anaeli Rios para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

AUNQUE AÚN NO LO SEPAS... ERES IMPORTANTE

"Esta es una de las universidades más prestigiosas de todo el país y aun así, nosotros tres estamos parados en la puerta dispuestos a ingresar, ¿saben por qué?, porque somos increíbles. Falta poco para que finalice el semestre. ¡Vamos a darle con todo!". La amplia y genuina sonrisa de Alejandro llenaba de entusiasmo y orgullo a sus dos compañeros, quienes con paso firme avanzaban para retomar su historia que no podía finalizar tan pronto.

Contrario a lo que Alejandro creía, muchos estudiantes de su facultad a los cuales les había enseñado, se entusiasmaron con su llegada, esa señal indicaba que tal vez sus conocimientos dejaban pequeñas huellas en otros. Marcos y Daniel no ocultaban su felicidad al verlo tan maltrecho, imagino que también estaban decepcionados por verlo regresar.

Luna al enterarse de que Alejandro volvía a estudiar, emocionada lo busco en el auditorio; su saludo cargado de una innegable felicidad, pareciese al de aquella persona que por mucho tiempo ha estado esperando un reencuentro. El brillo de sus ojos azules irradiaba una luz tan intensa, capaz de penetrar hasta en el alma más oscura.

Los demás estudiantes empezaron a murmurar sobre la relación que existía entre la señorita Beaumont y Alejandro, ¿por qué ella lo buscaba?, ¿por qué parecía tan feliz de verlo?; con un enérgico golpe al escritorio, Daniel ponía un alto a los comentarios, "Alejandro trabaja para Luna, ella en su inmensa bondad contrato a este pobre sujeto para que su vida no fuera tan miserable"

Las risas no se hicieron esperar, Alejandro en silencio quiso dejar pasar por alto la funesta observación, sin embargo, Luna más valiente que ninguna miró a Daniel, quien pensaría que esos ojitos color cielo podrían manifestar tal cantidad de odio.

- No sea irrespetuoso Daniel, Alejandro trabaja para mí, pero no por las razones que usted mencionó.

Olvidándose de Daniel, Luna sostuvo la mano de Alejandro y lo sacó fuera del aula, sin darle ninguna importancia a la interpretación subjetiva de los demás estudiantes. Prendado de su excepcional belleza, se dejaba cautivar por la joven, sus manos cálidas lo reconfortaban y un revoltijo de emociones atravesaban su pecho. Ella era todo lo que él quería...lo demás...bueno, lo demás no tenía relevancia en ese instante.

Portándose como una chiquilla traviesa, daba vueltas a su alrededor, examinando con meticulosidad cada golpe visible, sus dedos largos y aterciopelados recorrían con cautela las lesiones coloreadas de un amarillo verdoso. El corazón de Alejandro latía demasiado rápido, ella estaba tan cerca que podía escuchar su respiración, sus manos acariciaban su piel y esta se crispaba por el contacto físico.

Unos ojos de cielo picarescos, contemplaban la tez del chico, soltando una risita encantadora, le mencionaba su horripilante aspecto, a la vez que él en absoluta seriedad, declaraba que ella estaba más hermosa que nunca. Después de pronunciar la frase, la vergüenza brotó para ambos e inmediatamente se alejaron un poco y desviaron la vista. Con la intención de superar el bochornoso momento, Luna lo invitaba a probar un pastelito de chocolate cerca de la universidad. Aunque al principio algo indeciso, termino aceptando cuando le explico que se lo ofrecía como bienvenida por regresar a estudiar.

Encontrándose con ellos en el pasillo, apreciaba abstraída a la risueña pareja, intento pasar desapercibida, aun así, Alejandro inclinó su cabeza para saludarla. La culpabilidad por participar en el infame plan, sumado a su malestar por verlo alegre con otra persona, agobió su insensible corazón. ¿Me saludaría si conociera la verdad detrás de su ataque? ¡Claro que no María Fernanda!, se aseguraba a sí misma, caminando decepcionada por los vastos corredores.

Un lapicero se posaba en su espalda y estaba seguro de que se trataba de Isabel, tan hermosa y sensual lo hacía sonrojar con su coqueta mirada y sus atrevidas palabras, "Me has hecho mucha falta Emiliano". Haciéndole cumplir con su promesa buscaron a Emma; resignada a disculparse por su impertinente conducta, utilizó sus oraciones más respetuosas y refinadas, aunque en verdad, sus expresiones faciales distaban mucho de las palabras pronunciadas. Emma respiró lentamente, la sinceridad de Isabel parecía dudosa, aun así, la pesadez de la opresión disminuía gradualmente, toda su energía se concentraría en resolver su asquerosa relación con Alberto.

Detallaba pacientemente a un Emiliano jubiloso, despidiéndose de su amiga, su semblante decaído iba transformándose para dar paso a una imagen radiante y positiva. Una pregunta retórica rondaba por la cabeza de Isabel ¿Desde cuándo me he vuelto tan benévola?, todo es culpa de él, lo único te anhelo es verlo feliz, odio cuando su linda carita se entristece; me asusta demasiado los cambios que está teniendo mi vida. ¡Rayos en que tipo de persona me estoy convirtiendo!.

En horas de la tarde, estudiando juntos en la inmensa biblioteca que se hallaba bastante solitaria, Alejandro recogía algunos libros de los estantes, Luna distraída no se percató de la proximidad de Alberto, quién desde la parte posterior la sujetaba por la cintura para colocar sus caderas en sus pelvis, ¿quieres hacerlo conmigo? Le susurraba sicalíptico al oído de la abismada muchachita.

Con inmediatez, se retiró atemorizada, adicionando algo de enfado le reclamaba por su proceder. Alejandro se ubicó adelante de Luna, lo veía con tal indignación que le hubiese roto los dientes si no estuvieran en la biblioteca.

-¿Por qué no deja de acosarla mal nacido?

- Cuidado con sus palabras señor Alejandro, recién acaba de regresar a estudiar, no querrá que faltando tan poco para finalizar el semestre se vea envuelto en otro conflicto. Sé que eres un estudiante becado y en esta universidad, ustedes importan menos que nada. Mejor absténgase de discutir conmigo.

Le hervía la sangre de la cólera, pero se contuvo de realizar alguna afrenta, porque Luna suplicante le solicitaba controlarse, el único perjudicado sería él. Alberto victorioso se alejaba de la biblioteca, saludaba a otros estudiantes sin mostrar ningún ápice de culpa. Sus pensamientos divagaban en Ángel de la Luna, en las noches se convertía en la protagonista de sus pasiones, su ardiente sexo la reclamaba y las imágenes lascivas de su mente le servían para masturbarse a placer, al menos en la intimidad de sus fantasías, ella era suya, su cuerpo, sus gemidos, su sonrisa, sus ojos azules. La extrañaría demasiado en el periodo de vacaciones, pero ilusionado, tenía la certeza de que algún día, sus perversiones sexuales las efectuaría junto a ella.

Alejandro altamente ofuscado le hablaba con rigurosidad a Luna, su molestia demasiado notoria ante el evento acontecido, le obligaba a buscar una solución para evitar un posible daño.

-Ángel, ¿Cuándo piensa exponer su caso con los directivos? O al menos dígaselo a su familia. Esto no puede seguir así, es demasiado peligroso para usted... Yo... yo, no quiero que nadie la lastime.

-Alejo, déjeme meditarlo por favor, en este tiempo de receso hablaré con mi padre. Se lo pido, por ahora no diga nada.

-Me preocupo por usted, por eso mi intensidad con el tema.

Los días posteriores pasaron sin mayores percances, entre tanto el profe Nicolás les había puesto como tarea a Emiliano y Alejandro, diseñar una protesta de negocio para exponerla en el segundo semestre, era hora de mostrar sus habilidades y empezar a crecer en el mundo laboral.

El último día de clases, los cuatro chicos decidieron almorzar juntos para despedirse del primer periodo estudiantil. Recordaron con nostalgia cada uno de los momentos tristes y dolorosos, alegres y vergonzosos que vivieron y que contribuyó a construir una parte de su biografía; no había sido fácil, aun así, la satisfacción de culminar un proceso, valía mucho más que las penurias recibidas.

Bajo el opaco sol de la tarde, Alejandro partía con Emiliano, mientras las chicas les decían adiós con las manos, no se despedían para siempre; sin embargo, una sensación de melancolía teñía con una sombra el corazón de Luna e Isabel.

-¡Alejandro!.., gritaba Luna desde la distancia, todavía trabaja para mi, por favor no lo olvide.

-Como podría olvidarla... digo, olvidarlo señorita Ángel de la Luna.

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ˢⁱᵐᵖ 2ᴅ
😍 Cada capítulo me deja con ganas de más, eres increíble.
Anaeli Rios: Gracias por tus palabras, las apreció mucho
total 1 replies
Thảo nguyên đỏ
Interesante historia
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