SIEMPRE FUISTE TÚ

CAPÍTULO 20.

Durante la semana, Alina comenzó felizmente con su curso de cocina. Le encantaba asistir y cada vez aprendía algo nuevo y mejor. Al restaurante fue cada día con la esperanza de ver a Joseph, pero él no se apareció.

Según Carol, iba por la mañana, pero en las noches solía quedarse en casa. En algunas oportunidades, Alina quiso ir a verlo y hablar con él sobre lo sucedido, pero no tuvo el valor suficiente para hacerlo.

La fiesta de compromiso de Christian y Miranda se acercaba y Alina dudaba de si debía ir o no. Pero finalmente, compro un lindo y delicado vestido de color rosa palo, ya que esa noche se presentaría. Era hora de que Christian entienda de que ya no siente nada por él. Que lo suyo quedo enterrado el día de la muerte de Samantha.

Por lo que, cuando el día llego, Alina se duchó, se peinó el cabello en una cola de caballo alta y se colocó aquel vestido que le quedaba pegado al cuerpo, el cual era abierto hasta la mitad de la espalda y tenía un tajo pronunciado a la altura del muslo, era la combinación perfecta entre lo sexy y lo delicado, lo elegante y la sencillez. Se veía perfecta.

Tanto así, que apenas entro al lobby del hotel en el cual se hacía la fiesta, los ojos de todos los hombres, pero en especial los de Joseph Dawson se clavaron en ella. Alina se percató de aquello y se ruborizó. Él también se veía perfecto, camisa blanca y pantalón negro. Su cabello como siempre algo alborotado y sus ojos verdes que resaltaban en su bello rostro.

Alina siguió hacia el interior del salón y se acercó para felicitar a la pareja de novios, quienes estaban en ese momento, hablando con nada más y nada menos que con Richard Paddington.

—Hola. —exclamo Ali. —Quería felicitarlos por el compromiso.

—Ali, te ves tan… hermosa. —exclamo Miranda.

—¿Qué dices? —Dijo Ali. —Tú eres quien destaca hoy.

—Gracias. —Respondió Miranda, sonriendo. —Me alegra que hayas decidido venir, de verdad.

—No me lo perdería. —exclamo Ali. —Estoy muy feliz por ambos.

Christian no habló en ningún momento, pero la observo con un brillo especial en sus ojos. Algunos recuerdos del pasado comenzaron a removerse en el interior del chico. Desde que se comprometió con Miranda, se ha sentido nostálgico. Siempre creyó que se casaría con Ali, con la mujer de su vida. Pero aquí estaba ahora, anunciando la boda con Miranda Harrington, mientras que Ali, su Ali, estaba sola, frente a ambos, felicitándolos.

—Ali. —exclamo Christian, ante la atenta mirada del empresario, quien comenzó a sentirse incómodo. —Te presento a Richard Paddington, un amigo de la familia.

—Señor Paddington. —exclamo Ali. —Qué gusto conocerlo, he escuchado mucho sobre usted. —Respondió apretando fuertemente la mano del hombre.

—Espero que cosas buenas solamente. —exclamo el hombre, simulando ante la feliz pareja.

—Claro. —Dijo ella, sarcástica. —¿Qué cosas malas podría tener un señor tan importante como usted?

El momento era incómodo, Richard estaba rojo y Christian comenzaba a percatarse de eso. Sin embargo, el momento fue interrumpido por los gritos de la niña más hermosa del mundo.

—¡Ali! —Grito la pequeña quien corría a los brazos de la chica.

—Princesa. —exclamo Ali, recibiéndola en brazos y alzándola.

—Ali, pareces una de mis muñecas. —Dijo sonriendo, mientras con sus manitas acariciaba el cabello de la chica.

—Y tú también, luces preciosa. —exclamo Ali. —Y elegimos el mismo color.

Nirvana sonrió. Ella tenía un vestido estilo princesa que se ataba con un moño en su cintura de color rosa.

—Papa lo compro porque así sería como mi muñeca favorita. —exclamo. —La que tú me regalaste.

—Mi amor, eres más hermosa que cualquier muñeca. —Dijo Ali. —¿Ya saludaste a Chris y a Miri?

—Sí. —exclamo Nirv. —El tío Chris y la tía Miri van a casarse y pronto tendrán bebes.

Ali rio, ante la ocurrencia de la niña y eso a Chris lo puso aún más triste, ¿acaso no le importaba en absoluto que él se case y haga su vida con otra mujer?

—Nirvana, hija, aquí estabas. —exclamo Joseph preocupado.

—Papá, solo vine a saludar a Ali.

—Claro. —Dijo pasando su mano por su cabello. —Hola Ali.

—Hola Joseph. —Dijo ella, sonriéndole con ternura.

—Ven hija. —exclamo Joey. —Deja a Ali hablar con las personas.

—No, está bien. —Dijo Ali. —La cuidaré, no te preocupes.

—¿Segura?, es que…

—Joseph, no me alejes de ella. —Interrumpió, hablando en un susurro apenas audible para que la niña no entienda.

—Está bien, me avisas cualquier cosa, ¿sí?

Para cuando se giraron, Richard ya había desaparecido. Nirvana pasó a los brazos de Chris, el mejor amigo de su padre. Christian también era su padrino.

—Joseph, me alegra que vinieras. —exclamo Miranda. —Es una pena que no puedas estar en la boda.

—Sí, pero regresaré en unos meses. —Dijo Joseph.

—¿Regresar?, ¿a dónde vas? —pregunto Ali.

—Tomaré un año sabático —exclamo. —Necesito despejar la mente, así que Nirvana y yo nos iremos de vacaciones.

—Pero… —exclamo Ali.

Joseph la observo, elevando una ceja. Alina se sintió triste, él no podía irse. No así.

—¿Querías decir algo, Ali? —pregunto Miranda.

—No… Si… —exclamo. —Iré al baño, luego regresaré con Nirv. Permiso.

Sin embargo, Ali sentía que le faltaba el aire. Se dirigió al patio del hotel, junto a una piscina, y allí dejo salir sus lágrimas. No podía permitir que Joseph se vaya. Debía hacer algo para impedirlo. ¿Pero qué?, ella sabía que lo ama, pero no quiere perderlo en caso de que su relación no funcione. ¿Querrá Joseph una relación? ¿O solo quería tener sexo aquella noche?

—Alina. —exclamo una voz gruesa a sus espaldas. Alina se giró y vio allí al Señor Paddington.

—¿Qué quiere? —exclamo secando sus lágrimas.

—¿Qué fue lo de allá adentro? —preguntó enojado. —Casi arruinas todo frente al hermano de Samantha. ¿Era lo que querías?

—Yo lo único que quiero es justicia. —Exclamo ella. —Por mí y por mi amiga.

—Estás loca. —exclamo el hombre. —Yo nunca, escúchame bien, nunca confesaré lo mío con Samantha.

—¿Qué tenía usted con mi hermana? —interrumpió Christian.

—Solo…

—No, dígale. —exclamo Alina. —Solo quiero que diga la verdad, que Christian sepa quién eres y que paso con Samantha.

—La chica está loca. —exclamo Paddington.

—Alina, habla. —exclamo Chris.

—No soy yo quien tiene que hablar.

—¡HABLEN! ¡MALDITA SEA! —Grito.

—¿Querías saber por qué se suicidó tu hermana? —pregunto Ali. —Aquí lo tienes. El señor Paddington es la razón.

—¡¿QUÉ?!

—Así es. Sam estaba saliendo con este señor, quien la dejo embarazada y la boto. Y como no le basto con romperle el corazón, publico las fotos de ella, desnuda.

—Estás diciendo locuras. —exclamo Paddington.

—Estoy diciendo la verdad. —exclamo Ali. —No me importa una mierda nada, solo quiero que sepas. —Dijo dirigiéndose a Christian. —Que siempre te dije la verdad, apenas salí de la cárcel, busque a este hombre y lo encare en su oficina. ¿Querías saber que hacíamos Joseph y yo ese día fuera de su oficina?, pues esa es la razón.

Paddington se acercó y agarro a Ali por el cuello.

—Eres una perra maldita. —exclamo Paddington.

—Suéltala ya. —exclamo Joseph, acercándose corriendo frente al hombre. —Richard, suéltala ahora porque te prometo que si algo le pasa acabaré contigo.

Richard la soltó finalmente y Ali, asustada, se lanzó a los brazos de Joseph, quien la recibió inmediatamente.

—Vete de aquí, Richard. —exclamo Christian. —No quiero verte. Pero esto no acaba aquí. Estaré pendiente a lo que haces, y atente a las consecuencias si decides huir.

El hombre se fue, el escándalo ya había sido más grande de lo esperado para él. Sin embargo, lo que ninguno se imaginaba era que un paparazzi haya filmado el escándalo desde las sombras y que la noticia, explotaría en todos los medios de comunicación en la semana.