Con un gran y doloroso problema sobre sus hombros, Flavia es acorralada de nuevo, sin embargo, la gran confusión la sumergirá en un mar de sensaciones y dolor. El amor no siempre es claro, el amor es solo amor.
Como toda madre, su principal deseo es velar por el bienestar de su hijo, aun si tiene que hacer cosas que la degradarían a más no poder. Como aquel contrato que firmó, donde a cambio de salvar a su hijo, tendría que darse como pago. Volviéndose así en la amante de su benefactor.
Una vez acabado aquel acuerdo, ya no tendría nada que hacer como aquel hombre que devoró sin piedad todo su ser; sin embargo, la vida caprichosa tenía preparado otros planes.
¿Podrá su herido corazón tener espacio para volver a creer en el amor?
¿Podrá el destino apiadarse de aquella madre abnegada?
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Cap. 21 ¿Por qué vienes a este piso?
Más tarde, después de que Flavia se aseguró de que los niños estén dormidos, cenaría algo ligero con Fabricio, sin embargo, no veía a Perla por ningún lado, aun así, está aliviada, no quiere miradas de resentimiento o desprecio en ese momento.
—Quería, estás cansada, ve a descansar, mañana veremos más detalles, si hay algo que quieras cambiar o modificar, quiero que te sientas en la libertad de pedirlo, por favor — dijo el hombre elegante mientras Flavia asiente con una sonrisa agradable, es realmente muy buena persona.
—Gracias, señor Fabricio, espero no molestar en este tiempo — dijo ella dejando en claro que no se quedarían por mucho tiempo, pero Fabricio no lo tomó bien, haciendo que Flavia se sienta muy angustiada.
—Quería, sé que no somos de tu agrado después de lo que pasó, yo me enteré cuando volví, pero mis bisnietos, ellos sé merecen tener el amor de su familia, porque somos su familia, y esperamos que en algún momento, tú también nos tomes como tu familia, solo no te cierres a dejar que veamos a los niños, no quiero que se alejen, al menos mientras estoy en este mundo, ya estoy viejo — dijo con angustia, su voz se quebraba, las lágrimas se asomaron mientras Flavia estaba perdida, su corazón se arrugó de inmediato, ella no había pensado que fueran a estar tan interesados en los Bebés.
—Señor Fabricio, no quise decir eso, solo dejemos ese tema para después — dijo ella tomando la mano del hombre como una amorosa nieta.
Fabricio asintió, realmente estaba muy feliz, Flavia, era amable, de buenos sentimientos, y después de tanto sufrir, no había perdido su esencia.
—Bien, bien, ahora ve a descansar, mañana debemos acomodarnos — dijo Fabricio mientras Flavia se despide, ella sube y siente que alguien va detrás de ella, cuando voltea, es Santiago quien la mira tranquilo, había estado escuchando la conversación en el comedor todo el tiempo, sabe que la perdió, que ella lo odia, pero no puede dejar de intentarlo, mientras se sumerge en sus pensamientos, escuchó de voz de Flavia quien lo interpela de inmediato.
—¿Por qué vienes a este piso?, aquí estamos los niños y yo — dijo ella mientras que Santiago asiente.
—Sí, lo sé, pero la habitación frente a la tuya es mi habitación, es para que te pueda ayudar con los bebés —dijo tranquilo mientras que Flavia abre los ojos como platos, eso no lo esperaba, además, que tendría que toparse con él más seguido.
—No…, no quiero, busca otra habitación, más lejos, no quiero eso — dijo apretando los puños mientras que Santiago asiente, pero no era para darle la razón.
—Recuerda que estaré con los niños en casa por solo un año, y quiero verlos, estar cerca de ellos la mayor parte del tiempo, así que esto no lo voy a cumplir, no estoy transgrediendo tu espacio, no te estoy acosando, solo quiero estar cerca de los niños, cerca de Saúl, cerca de ti —dijo tranquilo mientras Flavia lo mira despectivamente, aunque es un buen punto del hombre, él se ha dicho desde el principio, quiere estar cerca de los niños.
—Bien, pero no quiero tener mucho contacto contigo, solo hablemos esto de forma pacífica, los niños no tienen que sentir que tenemos una mala situación —dijo Flavia mientras se dirige a su puerta, está cansada, no va a discutir.
Flavia entró a la habitación, sin embargo, fue inmediatamente a ver a los bebés, quienes dormían como dos lindos lirones, mientras que cuando entró a la habitación de Saúl, su muñeco dormía como una piedra, antes de aterrizar, habían alimentado a los bebés y Saúl vomito un poco de macarrones con queso, sabía que se dormirían en el camino.
Más tranquila se fue a dormir, en ese momento recordó cómo había conocido a Santiago, al guapo hombre que le había movido el piso ni bien lo había visto, pero cuando él escuchó su nombre, el odio en sus ojos era notorio.
Pero eso ya no importaba tanto ahora, ella no podía olvidar cuan dolida estaba, cuánta humillación había pasado, y cuánto lo había amado en su momento, y no era síndrome de Estocolmo, él le mostraba que tenía sentimientos muy fuertes por ella y ninguno era odio en ese momento, pero ese mes, ese último mes…
Mientras tanto, Santiago se dio un baño y estaba muy cansado, verla ahí tan bella, tan cerca, y a la vez tan inalcanzable, realmente lo estaba volviendo loco, pero esa mirada de odio, de reproche y decepción con la que lo mira lo pone ansioso.
Al día siguiente, Flavia se despertó y fue a ver a los Bebés, ellos aún dormían como unos angelitos, así que se fue a ver a su gordito, su amor, pero cuando entró, ahí no había nadie, la cama estaba vacía, Flavia casi se desmaya, busco por todo lado, y se fue a buscar a Santiago, y sin saberlo había dado en el clavo. Ahí en la cama, acurrucado en la amplia espalda del hombre, Saúl dormía como una pequeña marmota, si Santiago se volteaba lo habría aplastado definitivamente.
Ella se acercó y tomó en sus brazos a ese pequeño bribón, no entiende cómo es que está ahí, le molesta un poco la cercanía que tiene con Santiago, parece obsesionado, algo en eso no le gusta, sin embargo, no sabe lo que pasa, no sabe lo que realmente quiere ese pequeño niño, y Santiago sé lo aclararía con el tiempo.
(autocorrector travieso)
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