Serena estaba temblando en el altar, avergonzada y agobiada por las miradas y los susurros ¿que era aquella situación en la que la novia llegaba antes que él novio? Acaso se había arrepentido, no lo más probable era que estuviera borracho encamado con alguna de sus amantes, pensó Serena, porque sabía bien sobre la vida que llevaba su prometido. Pero entonces las puertas de la iglesia se abrieron con gran alboroto, los ojos de Serena dorados como rayos de luz cálida, se abrieron y temblaron al ver aquella escena. Quién entraba, no era su promedio, era su cuñado, alguien que no veía hacía muchos años, pero con tan solo verlo, Serena sabía que algo no estaba bien. Él, con una presencia arrolladora y dominante se paro frente a ella, empapado en sangre, extendió su mano y sonrió de manera casi retorcida. Que inicie la ceremonia. Anuncio, dejando a todos los presentes perplejos especialmente a Serena.
NovelToon tiene autorización de AMZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 3
El anexo resultó ser un lugar mucho más modesto que la casa principal. Aunque estaba dentro del mismo terreno, se encontraba lo suficientemente alejado para que el bullicio de la mansión no llegara hasta allí. Aun así, era mucho más digno que el sitio en el que Serena había vivido toda su vida. Era sencillo, luminoso y silencioso… más de lo que jamás se habría atrevido a pedir.
La doncella que la acompañaba le mostró las habitaciones, le indicó cuál sería la suya y le entregó algunas prendas limpias.
—Permanezca aquí hasta que la señora Condesa le dé nuevas indicaciones —ordenó, antes de retirarse.
Serena se sentó en el borde de la cama, mirando a su alrededor. No era un lugar lujoso, pero el calor de la luz que entraba por la ventana y el aroma a madera pulida le daban una sensación de paz desconocida para ella.
Mientras tanto, en la mansión principal, la Condesa Julia cruzaba uno de los pasillos alfombrados hasta llegar a una habitación amplia. Abrió la puerta sin hacer ruido y, al entrar, ordenó a la doncella que se encontraba allí.
—Retírate.
La joven hizo una reverencia y salió. Julia avanzó hasta la cama y se sentó en una silla junto a ella. En el lecho, un hombre de mediana edad yacía con los ojos cerrados, inmóvil.
—Ha pasado un año desde que estás así, querido esposo… —pronunció, aunque en sus palabras no había afecto ni angustia. Su mirada, helada y calculadora, solo transmitía rechazo y rencor—. Mis planes están funcionando. Pronto esta sociedad no tendrá para mí más que elogios… y tú ahí… ¿qué estás esperando para morirte?
El silencio se hizo denso, como si la habitación contuviera el peso de años de resentimiento. Julia se levantó con un movimiento lento y abandonó el lugar sin volver la vista atrás.
El Conde Brandon Volrhat llevaba un año inconsciente, desde que un accidente a caballo lo dejó postrado. El odio de su esposa no era un secreto bien guardado, al menos no dentro de aquellas paredes. Todos sabían —o murmuraban— la razón. Rhaziel Volrhat, una vieja herida que jamás había cicatrizado.
Doce años atrás, cuando Brandon aún no ostentaba el título de conde y era simplemente un rico comerciante que viajaba a menudo para traer mercancías exóticas, conoció en el sur de Nurdian a una bailarina de belleza poco común. Fascinado, la llevó consigo de regreso a su hogar, donde Julia y su hijo Roger lo esperaban.
La llegada de aquella mujer encendió la furia de Julia. Su marido, sin pudor alguno, instaló a su amante bajo el mismo techo que su esposa, y no hubo nada que ella pudiera hacer para impedirlo. Durante meses, Julia soportó la humillación en silencio. Hasta que ocurrió lo inevitable, la bailarina quedó embarazada. Dio a luz a un niño, pero murió en el parto. Brandon, destrozado por la pérdida, no culpó al bebé; peeo no pudo evitar resentido y debído a su gran parecido a la mujer que perdió, tuvo consideración hacia él y obligó a Julia a criarlo como propio, presentándolo ante la sociedad como su hijo legítimo. Algo que a leguas era evidente que no era, el niño se parecía a su madre biológica y lo único que tenía del Conde eran sus oscuros ojos violetas. Eso era algo que ella jamás le perdonaría.
En un rincón de la ciudad, en una de las llamadas "casas de los placeres"—lugares poco legales pero muy concurridos por hombres adinerados e inmorales—, Roger Volrhat se dejaba caer en una silla con gesto sombrío. Saludó con un breve movimiento de cabeza a Jerry, su amigo, y pidió una copa.
—Tienes cara de perro rabioso —comentó Jerry, con media sonrisa.
—Mi madre apareció con una niña, diciendo que es mi prometida —gruñó Roger.
Jerry soltó una carcajada.
—No me digas… —Al ver pasar a una de las damas de compañía del lugar, le tomó la mano y la guió hasta el regazo de Roger—. No hay mejor remedio para el mal humor que una mujer de verdad.
Roger dejó que una sonrisa ladeada se dibujara en su rostro. Su mano se deslizó sin pudor bajo el vestido de la cortesana.
—Tienes razón —murmuró, dejando que el resto de la noche se perdiera en humo, licor y risas ajenas.
Esa noche, una doncella llevó la cena a Serena y, al dejar la bandeja sobre la mesa del comedor y le dijo.
—A la mañana siguiente comenzarán sus clases, señorita.
Serena asintió en silencio.
Conciliar el sueño de inmediato le resultó imposible. Había demasiado en qué pensar, pero lo que más la inquietaba era el recuerdo de lo fácil que le había resultado a su padre desprenderse de ella. La escena se repetía en su mente y eso le golpeaba una y otra vez en el pecho llenandola de dolor. Intentó distraerse, pero las lágrimas comenzaron a brotar sin que pudiera detenerlas. Lloró durante largo rato, ahogando los sollozos contra la almohada para que nadie la escuchara. Finalmente, el cansancio la fue calmando.
Entonces, un leve ruido en el pasillo la hizo abrir los ojos. Al principio no le dio importancia, pero volvió a oírlo… y después otra vez. Serena dudó.
— ¿Debía ir a ver qué es?
Tras un momento de vacilación, se incorporó y, con cautela, abrió la puerta. Asomó la cabeza, mirando hacia ambos lados del pasillo. No había nadie. El sonido, además, se había detenido. Suspiró y regresó a la cama, convencida de que solo había sido su imaginación.
A la mañana siguiente, las clases comenzaron. Una mujer de porte rígido y voz afilada se presentó ante ella.
—Soy la institutriz Lilian Gazel —anunció con frialdad.
La jornada fue agotadora. La señora Lilian no toleraba errores y, cuando Serena se equivocaba, golpeaba sus manos con una varilla de cuero. Al final de la mañana, las manos de la niña estaban rojas y doloridas.
Por la tarde no tenía actividades programadas, aprovechó ese tiempo para algo sencillo pero agradable: tomó un libro y lo leyó bajo la sombra de un árbol en el pequeño jardín del anexo. El silencio y el aroma de la hierba la ayudaron a olvidar, aunque fuera un poco, la severidad de la mañana.
Por la noche, mientras dormía, volvió a despertarla un ruido. Igual que la vez anterior, se levantó para investigar, pero al abrir la puerta, el pasillo estaba vacío y el sonido se había detenido.
— Tal vez es un pequeño animal... — Murmuró y regresó a la cama.
La rutina se repitió al día siguiente: clases estrictas por la mañana, un poco de libertad por la tarde… y ruidos extraños por la noche. Sin embargo, esta vez decidió no quedarse en el pasillo. Siguió el origen del sonido, caminando descalza para no hacer ruido. Las sombras se alargaban en las paredes mientras avanzaba hasta llegar a la pequeña cocina del anexo. Allí todo parecía en orden.
—Qué raro… —susurró para sí misma.
Se giró, dispuesta a regresar, cuando un estrépito detrás de ella la hizo volverse de inmediato.
Y entonces lo vio.
Un niño estaba arrodillado en el suelo, con un trozo de pan en las manos. Tenía la piel oscura, como Serena nunca había visto antes, el cabello negro y los ojos… unos ojos de un morado profundo, fijos en ella, llenos de sorpresa y temor.
Ambos permanecieron inmóviles, mirándose en silencio.
que pasará 🤔 todavía falta mucho por qué regrese su salvador.
y este loco pervertido autoritario y con una madre loca y permisiva. no podra salvarse de lo que quiera hacer este loco.😭😭😭😭😭😭😭😭
Todos sus planes acaban de esfumarse como un débil suspiro.
Espero que Roger no logre hacerle nada antes de la ceremonia de bodas (la cual, según la sinopsis, es interrumpida por un guerrero de ojos violeta).