Ambos creían haber encontrado su final feliz, pero les rompieron el corazón de la forma más cruel.
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Capítulo 3
Luego de haber bebido tanto, nos echaron del bar.
Comenzamos a caminar por la ciudad, gritando y riendo por estar tan ebrios. Nos cruzamos a muchas personas que se iban a trabajar, mientras que nosotros nos metíamos a un hotel ya que ninguno quería regresar a su propia casa.
Tal vez fue el alcohol en nuestro sistema, o el dolor en nuestro corazón, pero ambos decidimos tener sexo. Lo hicimos y luego acabamos profundamente dormidos.
Despertamos al día siguiente, con una jaqueca insoportable y muchas náuseas por tanto alcohol.
—Mierda... –Se quejó Helio, mientras corría al baño a vomitar–.
Me senté en la cama, mientras buscaba una píldora en mí bolso. Encendí mí teléfono, viendo que tenía varios mensajes de algunos de mis familiares.
«Supimos que la boda de canceló, ¿Cómo te sientes?»
«Irina nos contó que tu relación con Kaleus se acabó, ¿Quieres hablar de eso?»
Y un mensaje de Kaleus, lo había enviado ésta mañana, luego de haberme dejado plantada la noche anterior.
«Lo siento».
¿En serio? ¿Rompió mí corazón y sólo puede decir eso? Imbécil.
Ví a Helios salir del baño, sintiéndose mejor, se sentó en la cama y ocultó su rostro en sus manos.
—Escucha, sobre anoche... –Comenzó, sabía lo que iba a decir y no me importaba, ambos estábamos vulnerables y simplemente pasó–.
—No necesitas decir nada. –Sonreí y me observó confundido–. Ambos pasamos por desilusiones amorosas, fue un momento de vulnerabilidad. –Expliqué y suspiró aliviado–.
—Gracias por comprender... –Susurró, regalándome una sonrisa. Negué y apoyé mí mano sobre su hombro–. –Fue un placer conocerte, realmente lamento lo de tu esposa...
Él negó, mientras apoyaba su mano sobre la mía, acariciando el dorso con su pulgar.
—Yo lamento lo de tu boda. –Me observó con simpatía–.
Realmente no puedo entender el porque nos ocurrió ésto a nosotros. Fuí una buena novia con Kaleus, hice todo por él, lo amé... ¿Acaso no fue suficiente para él?
Helios no quería tener hijos, y su esposa en lugar de dejarlo, decidió serle infiel. ¿Cómo alguien puede ser tan cruel?
—Escucha... Ya debo irme. –Informé y él asintió–. Te daré mí número. –Anoté mí contacto en un papel y él lo aceptó–. Sin compromisos, sólo... Llámame cuando sientas que todo se derrumba. –Sonreí y salí de la habitación–.
Al llegar a casa, fue como si una pila de ladrillos hubiera caído sobre mí. Me había topado nuevamente con la realidad, mí prometido, el amor de mí vida, me había abandonado para regresar con su ex-novia, mí propia prima.
No me duele el hecho de que sea específicamente ella, me duele que todos éstos años juntos no hayan significado nada para él.
Comencé a juntar todas sus pertenencias, los metí en bolsas de basura y llamé a unos amigos para que se lo entregaran a Kaleus ya que no quería verlo por nada en el mundo.
Al terminar, me senté en el sofá y comencé a beber nuevamente. Estaba destrozada, mí felicidad se había destruido en cuestión de segundos.
Caí en una profunda depresión, muchos de mis familiares intentaron contactarse conmigo, hasta Irina, pero yo no quería hablar con nadie. Tampoco quería ver a nadie, me sentía demasiado avergonzada y la humillación en mí corazón no desaparecía.
Kaleus me dejó un tres de Abril, a dos días de nuestra boda.
Debido a mí profunda tristeza, me encerré en mí casa, ahogándome en mí miseria. Estuve encerrada por ocho meses, no salía, comía muy mal, bajé muchísimo de peso y, finalmente la víspera navideña había llegado.
La nieve caía, cubriendo la ciudad con una hermosa capa blanca.
Mí madre llamó ese día y, aunque estuve evitando a todos, pensé que ya era momento de volver a enfrentar el mundo real.
—Hola mamá... –Dije sin emoción alguna–.
—Cariño, por fin puedo hablar contigo. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? –Preguntó con genuina preocupación, suspiré mientras me sentaba en la cama–.
—Me siento... Bien, supongo. –Respondí vagamente–. Al menos ya no quiero morir. –Bromeé, pero no había diversión en aquélla broma, lo cierto es que no había superado nada, todavía me dolía demasiado mí ruptura con Kaleus–.
El silencio llenó la línea, hasta que mamá se aclaró la garganta.
—Cariño, ven ésta noche a la cena de navidad, tu papá te extraña mucho y tus hermanos también. –Habló de forma cariñosa–.
—Mamá... No me siento cómoda viendo a mí ex-prometido con mí propia prima. Además, aún siento mucha vergüenza por lo que me ocurrió. Yo... Mejor no iré... –Intenté negarme, pero ella insistió–.
—Ellos no están invitados, cariño. Sólo seremos tu padre, hermanos y yo... Te extrañamos, hija, no te cierres. Sabes que te apoyaremos en éste momento tan difícil. –Sus palabras causaban que mí corazón se derritiera y, a pesar de mí negativa, acepté–.
—Está bien... Iré... –Murmuré–.
Ese día regresé a casa de mis padres, para pasar noche buena con mí familia. Debo decir, que se siente bien saber que al menos mí familia me apoya.
Al entrar, fuí recibida por el aroma a galletas y chocolate caliente. Me quité el abrigo y caminé a la sala, dónde mis padres y hermanos estaban charlando. Me notaron al instante.
—Ey... –Dije, forzando una sonrisa–.
Papá rápidamente se puso de pié, caminó hacia mí y me abrazó con fuerza. Era la primera vez que me veía luego de estar ocho meses oculta, sentía como mí cuerpo comenzaba a temblar y, sin darme cuenta, las lágrimas comenzaron a caer.
—Shh... Está bien, cariño, papá está aquí... –Susurró, mientras acariciaba mí cabello y yo lloraba en su pecho, me sentí como una niña pequeña–.
Luego de haber llorado por quién sabe cuánto tiempo, finalmente me calmé. Aún me dolía, pero me sentía más calmada ahora estaba rodeada de mí familia.
—Escuchen... Sé que quieren hablar sobre el tema, pero... No me siento cómoda hablando sobre ésto, así que ¿Podemos fingir que todo está bien y tener una noche buena agradable? –Sonreí levemente, ellos sabían cuánto me había afectado la ruptura y asintieron de forma comprensiva–.
—Claro que si, Ori. –Habló Raider, mí hermano mayor, mientras acariciaba mí cabello–. –Sí, no te preocupes por nosotros. –Intervino Sky, mí segundo hermano–.
Asentí agradecida, ciertamente era la noche buena perfecta, simplemente mí familia y yo; asando malvaviscos y viendo fotografías de cuando éramos niños. Era la noche perfecta, hasta que la puerta se abrió revelando a mí tía, seguida de Irina con su hijo y, por último... Kaleus.
cómo estas
cuentame